Jesús Chúo Torrealba 06 de julio de 2015
@chuotorrealba
* Sólo “salir” del gobierno de Maduro no
es “el objetivo” de los demócratas venezolanos (…) En realidad, nuestro
objetivo es construir un camino venezolano al Primer Mundo, una Venezuela capaz
de brindar a TODOS sus hijos un muy alta calidad de vida
A mis hermanos de El Radar de los
Barrios, al cumplir este mes diez años de lucha, crecimiento y aprendizaje
Hoy, 5 de julio de 2015, faltan 154 días
para las cruciales elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Un tiempo
increíblemente corto para todo lo que hay que hacer, y que puede parecer una
eternidad por la cantidad de trampas que el pueblo venezolano tendrá que
desactivar y neutralizar para poder derrotar democráticamente a un régimen que
es cada vez mas dictatorial.
Salsa
para el spaghetti western
En 1966 se estrenó con gran éxito la
película “El Bueno, El Malo y El Feo”. Dirigida por Sergio Leone y con una
soberbia banda sonora compuesta por el legendario Ennio Morricone, la cinta se
afincaba en las actuaciones de Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach para
narrar una historia de robo y corrupción en la persecución de un tesoro, en el
convulso ambiente de la guerra civil estadounidense.
El
Bueno, El Malo, El Feo…
Casi diez años después, el maestro
Willie Colón rinde homenaje a este film poniendo su nombre al álbum que lanzó
en 1975, con portada alegórica: El Feo era, indiscutiblemente, Héctor Lavoe, el
Bueno era el virtuoso Yomo Toro y el Malo, por supuesto, el propio Colón.
Memorable por muchas razones (unos instrumentales de fábula, con regios
arreglos y orquestación perfecta, y la primera canción de Rubén Blades con la
banda de Colón, “El Lamento del Cazanguero”, serían ya motivos suficientes para
calificar así a este disco), presenta sin embargo otra adicional: El nombre de
una de las canciones viene como anillo al dedo a la situación de esta Venezuela
en crisis humanitaria y en plan preelectoral. Ese título es “Qué bien te ves…”
“Qué
bien te ves”
Aunque a usted no le guste el jazz
latino ni delire con las cadencias del montuno, el título de esa canción tiene
que ver directamente con su vida. Con la suya y la de su familia. Porque para
verse “bien” o “mal”, en principio hay que verse. Y frente a todo lo que hay
que hacer en los próximos 154 días bien cabe la pregunta: ¿Cómo “se ve” usted
ahí? ¿Cuál cree usted que puede ser su participación? ¿De qué manera considera
usted que puede pasar, en estos 154 días que restan, de la preocupación a la
ocupación, de la protesta a la propuesta, del “debieran hacer esto o lo otro”
al “vamos a hacer juntos esto o lo otro”?
La estrategia democrática no es un
discurso… ¡es un mapa!
Y para verse uno con claridad en el
conjunto, hay que ver el conjunto con claridad: Hay que tener claro que la
estrategia democrática no es un discurso, ni un librote, ni una suma de
consignas más o menos sonoras, mas o menos vacías, no: La estrategia
democrática es en realidad UN MAPA, un plano, en el cual se señala el camino
que debemos recorrer desde esta situación en la que actualmente nos encontramos
para llegar al sitio que hemos definido como “el objetivo”. Por eso es tan
importante no confundir “objetivo” con “metas”, ni “metas” con “actividades”,
ni “actividades” con estrategia. Por eso nos han escuchado y leído muchas veces
llamando a mantener “el foco” en el objetivo., a no desviarnos de la
estrategia, a no salirnos de NUESTRO mapa…
Definir
porqué se lucha aclara cómo hay que hacerlo
Sólo “salir” del gobierno de Maduro no
es “el objetivo” de los demócratas venezolanos. Eso, sólo eso, sería apenas un
“quítate tu pa’ ponerme yo”; la libertad de los presos políticos tampoco es el
objetivo central de nuestra lucha, pues eso es en rigor la consecuencia de
tener un gobierno respetuoso de los derechos humanos; resolver la agobiante
crisis económica y social no es un objetivo, sino una necesidad de
sobrevivencia. En realidad, nuestro objetivo es construir un camino venezolano
al Primer Mundo, una Venezuela capaz de brindar a TODOS sus hijos un muy alta
calidad de vida. Para lograr ese objetivo es indispensable lograr una meta
previa: Construir una economía libre, abierta, productiva, capaz de financiar
una sociedad inclusiva, justa solidaria, en el marco de una democracia
eficiente, transparente y funcional. Para eso a su vez es indispensable tener
un gobierno y un modelo económico distinto a esto que hoy padecemos y para ello
es clave derrotar al gobierno en las próximas elecciones parlamentarias.
¿Por qué así y no de otro modo?
Esto es así porque los objetivos no
justifican los medios. En realidad, los condicionan. Si su objetivo es
continuar la violencia, entonces puede y debe usar métodos violentos,
inconstitucionales, puede usted andar por la vida insultando como Maduro o amenazando
con el mazo como Cabello. Pero si su objetivo es construir un país con una alta
calidad de vida para todos (es decir, un país con una democracia avanzada,
política, social y económicamente hablando) entonces sus métodos tendrán que
ser democráticos, porque nadie da lo que no tiene, nadie construye con palabras
lo que niega con los hechos. Por eso, lograr la victoria electoral en las
venideras elecciones parlamentarias (y transformar esa victoria electoral en
triunfo político) es un paso clave hacia el objetivo común.
Cada
quien en lo suyo promoviendo lo que es de todos…
En la calle y en las encuestas se da por
segura la victoria democrática el próximo 6D. Nuestra responsabilidad como
ciudadanos, como pueblo democrático, es no dar nada por “seguro”. Es trabajar
día a día protestando por las millones de razones que hay para hacerlo, al
mismo tiempo que vamos organizando la maquinaria ciudadana, el dispositivo
social que el próximo 6D será capaz de derrotar al parapeto rojo que a punta de
violencia y dinero oficial intentará aferrarse al poder. Que cada quien vea en
su comunidad, en su trabajo, en su centro de estudio, donde puede y debe
colocar su grano de arena, para que la montaña crezca. El 6D “El Bueno” es el
pueblo democrático, “El Malo” es el régimen hambreador y prohamponil y “El Feo”
es el desinterés, la abstención. Vamos a ganar, sí, pero no por repetirlo, sino
por construirlo. ¡Palante!
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