Por Margarita López Maya
Hace poco el Centro Carter
informó sobre su retiro de Venezuela. La noticia llega junto con la enfermedad
del ex presidente Jimmy Carter, quien sobrepasa los 90 años, y la renuncia de
Jennifer McCoy, quien dirigió por muchos años el Programa para las Américas,
para concentrarse en su carrera académica.
Ya el Carter Center había
bajado mucho su perfil en nuestro país. Entre otros motivos, por la total indiferencia
del Gobierno ante este tipo de organizaciones dedicadas, como dice su portal, a
promover la paz, combatir enfermedades y brindar esperanza.
Su actuación en Venezuela
fue y sigue siendo muy polémica. Llegó poco después del golpe de Estado de 2002,
a petición de Chávez, junto con la OEA y el Pnud, para servir de mediadores
entre dos trenes corriendo a toda velocidad, que iban a colisionar: la
oposición liderada por medios privados, Fedecámaras, CTV, sectores militares y
otros, y el Gobierno bolivariano.
El representante del centro
en Caracas, Francisco Diez, llegó para estar un mes en el país, pero se quedó
dos años, pues la situación fue tornándose cada vez más complicada. Además de
la mediación entre los dos polos, contribuyeron a sentarlos alrededor de una
mesa de negociación antes del paro petrolero; también ejercieron, a solicitud
del Gobierno, observación electoral para el referendo revocatorio de 2004.
El chavismo les tuvo
desconfianza. Dieron por un hecho que simpatizarían con opositores. La
oposición pensó lo mismo. Las labores de mediación son siempre difíciles. Si se
hace bien nadie lo agradece. Eso le pasó al Centro Carter.
En la medida en que fueron
desarrollando sus actividades, la oposición supo que no podía contarlo como
aliado. El Gobierno jamás asumió eso, de modo que siempre recelaron de él. Diez
hasta tuvo una vez que salir del país con su familia, luego de un intercambio
de palabras muy agresivo con el Presidente.
Lo cierto fue que la sangre
en Venezuela no llegó al río. Hubo diálogo entre Chávez y Cisneros y el
referendo, accidentado y con demora, tuvo lugar.
Creo, sin embargo, que nadie
serio puede dudar de sus resultados. Poco después Diez dejaba el país sin
despedidas ni agradecimientos. Carter y McCoy fueron caceroleados en un
restaurante del Este. Cumplieron con su misión.
24-08-2015
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