Por Christian Burgazzi, 28/08/2015
Se cuenta que Nerón, el tiránico emperador
romano, mandó a incendiar a Roma para reconstruirla según sus planes urbanos y
que tocaba la lira mientras el voraz incendio devoraba la ciudad eterna.
De forma similar nuestra dolida tierra ha
sido arrasada por los barbáricos tiranos rojos que controlan todos los poderes
y entre sus planes no está la reconstrucción de la patria, sino la permanencia
en el poder y la preservación de su botín, así cueste la destrucción de
Venezuela y afecte grave y peligrosamente las relaciones con países hermanos y
con otros países de la región y del mundo.
Por los vientos que soplan estamos siendo
espectadores de la quema de Roma, como intento final de evitar la caída del imperio
rojo.
Pretenden cosechar tempestades, sembrando
vientos.
A diferencia de Roma, aquí los aspirantes a
emperadores son más de uno, con la dupla Mad-dado a la cabeza (¿por ahora?)
Hasta el presente lucen una pareja compacta,
pero ¿será sólida? (suena igual, mas no es lo mismo…). Están pegados con el
chicle de la supervivencia mutua.
¿Qué pasaría si uno cae y el otro sobrevive?
¿Juntos hasta el final? ¿Quién tiene más poder y quién tiene más que perder?
¿Aparecerán terceros en disputa?
Uno de ellos ya tiene cantada su fecha de
vencimiento: el 6 de Diciembre la Asamblea Nacional quedará calva
(@ChuoTorrealba dixit).
No así la Presidencia (por ahora…)
¿Qué haría el número dos para evitar su caída
de primero?
Una de dos (o las dos).
Una: evitar a toda costa la medición
electoral el #6D, así le cueste al país el aislamiento internacional (total, él
ya está aislado, mejor dicho, asilado aquí).
Dos: cambiar el tablero para poner en juego
también la cabeza del otro.
O una combinación de ambas, como ya ha referido
@NelsonBocaranda en uno de sus recientes #Runrunes: Posponer las elecciones del
#6D hasta el 2016 y convocarlas junto a la elección presidencial.
De todas maneras ese cargo podría ser
revocado el año que viene; para eso es mejor que renuncie ahora, quiéralo o no,
y abrir el campo a un nuevo juego. Intentado crear confusión, apostando a la
división de la oposición ante la imperiosa necesidad de escoger a un candidato
presidencial unitario (con los presos políticos liberados previamente, como
parte de la jugada roja para aumentar el número de competidores entre los
opositores), buscando “ganar” tiempo a ver si se salvan, o si al menos logran
negociar su retirada (y proteger el botín, impunemente, como están
acostumbrados).
Cuando se evalúa qué le sale más caro al
régimen ¿suspender las elecciones del #6D o perderlas aparatosamente? hay que
hacer varias consideraciones.
Dentro del régimen coexisten varios
cabecillas, para los cuales los costos pueden ser apreciados de forma
diferente. A unos les interesa el poder y la posibilidad de volver a
conquistarlo en el futuro, mientras que a otros les interesa preservar su
inconmensurable botín, para disfrute de ellos y de todas sus generaciones
futuras.
Por otro lado, hay que definir qué significa
una derrota “aparatosa” el #6D, lo cual también varía dentro del régimen.
Obviamente sería desastroso para todos los jerarcas rojos quedar con 1/3 de los
diputados, incluso con 2/5 (el 40%).
Sin embargo para algunos, quedar en minoría
simple podría ser tolerable y trabajan para intentar matizar la inevitable
derrota, mientras que para otros perder así sea por un pelo de cabello podría
ser intolerable. La mayor cantidad de las decisiones de la AN requieren de la
mayoría simple (también llamada mayoría absoluta: 50%+1); entre otras
importantes, elegir a su Directiva…
De allí la paradoja: mientras tratan de
amortiguar la paliza electoral con la ayuda de su CNE, aceleran los daños
radicalizando controles, represión y atropellos, empujando la economía al
abismo más profundo, como parte de lo que parece una campaña para perder votos
a granel, quizás pensado en que nunca tendrán que contarse.
La cercanía de las elecciones del #6D
agudizará las contradicciones rojas y profundizará el caos nacional.
Está visto que estos pichones de Nerones
incendiarios son capaces de las peores perversidades; todas traerán más caos,
sudor y lágrimas, y esperemos que no más sangre.
El costo de jugadas extremas luce alto, sobre todo frente al mundo que ya tiene al régimen
en la mira. Las respuestas previsibles por parte de la comunidad
internacional serían el aislamiento político y sanciones económicas, que
afectarían dura y directamente a la ya muy sufrida población de Venezuela. Los
jerarcas del régimen seguirían tratando de sobrevivir el mayor tiempo posible
¿los respaldarían rusos y chinos si le dan una patada al tablero democrático?
¿o se quedarían solos con los impresentables tiranos de Zimbabwe y Corea del
Norte?
No habrá una invasión internacional para
venir a salvarnos, sino mayor presión externa para ayudarnos a salvarnos
nosotros mismos.
Ni hay tal cosa como un “mesías salvador”,
como muchos creyeron era el difunto, y ahora pagamos todos las nefastas
consecuencias.
Ni mucho menos existen “soluciones”
“cívico-militares o milico-cívicas”, que por lo demás son un oxímoron clásico,
clara contradicción de términos como la “docta ignorancia” de este régimen de
bastardos sin gloria y su “eterno muerto”.
Sin duda alguna los venezolanos junto a los
valiosos inmigrantes, siempre bienvenidos en esta tierra de gracia, volveremos
a “lanzar el yugo”, “la ley respetando, la virtud y honor”.
“¡Abajo Cadenas!”
“La fuerza es la unión”
Christian Burgazzi
@cburgazzi
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