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jueves, 27 de agosto de 2015

Querida Colombia, qué pena con usted, @yedzenia



Por Yedzenia Gainza, 26/08/2015

Llevo días viendo el maltrato, la humillación a la que están siendo sometidas innumerables personas en la frontera que desde niña nunca me pareció que nos separaba, sino todo lo contrario.

Durante estos días he estado pensando en la cantidad de colombianos que forman parte de la vida de los venezolanos –por lo menos los de mi generación–. Pensé en las señoras que ayudaban en nuestras casas, en el taxista que durante años me llevó al trabajo, en los padres de algunos de mis amigos, en la señora que pasaba vendiendo papas rellenas por los negocios del centro, en las secretarias que recibían con un guayoyo a todas las visitas, en el mecánico del taller, en el ejecutivo de la empresa de persianas, en la Gerente de Relaciones Públicas del hotel más importante de mi ciudad, y en la dueña de la tienda de ropa interior. Todos gente agradable, trabajadora y sumamente educada que un día decidió venir a nuestro país para construirse un futuro mejor. Sí, porque hubo una época en la que Venezuela era un lugar próspero que recibía con los brazos abiertos a gente de todo el mundo dispuesta a luchar como nosotros para conseguir eso que se nos ha ido de las manos no sabemos muy bien cómo. Hubo una época en la que los venezolanos no sabíamos lo duro que es dejarlo todo para empezar de nuevo, solos y con el alma en nuestra tierra.

Siento una profunda vergüenza con usted querida Colombia, porque su gente se ha portado muy bien en mi casa. Y porque ahora que aquí ya no estamos tan bien, usted en una de las muchas vueltas que da la vida le sirve de cobijo a decenas de miles de venezolanos que nunca imaginaron ver el bolívar valer menos que una servilleta.

Siento una impotencia enorme al ver que un indecente que no merece ser de los suyos ni de los míos agarra un alambre de púas para decirnos que no podemos vivir unidos como siempre ha sido. Me da mucha pena con usted, porque ese alambre de púas en la frontera, esas deportaciones en masa me hacen pensar en desgracias que a nosotros siempre nos fueron muy lejanas. Me da vergüenza ver a esos muchachitos que llevan en la sangre vallenato y joropo, cargando a cuestas con sus macundales en fila india y siendo tratados peor que animales de circo. Ese impresentable y los aduladores que le siguen han decidido que no podemos ir buscar la comida o las medicinas que aquí no hay, y que tampoco nadie puede venir a traernos.

Esos ignorantes que se creen por encima de toda ley se llenan la boca hablando de la patria, pero sin aclararle al mundo que para ellos la única patria que existe es la de la plata que han despilfarrado durante los últimos dieciséis años. Patriotas del dinero, del mercado negro y la corrupción que ellos mismos han sembrado y hecho crecer durante el tiempo que llevan en el poder. Lacras que ya no pueden controlar porque habían olvidado que los malandros no tienen bandera ni cobran a crédito. Por eso mientras se desarrollan sus guerras internas nos están utilizando para intentar esconder una ineptitud que no conoce límites, con un cinismo tan escandoloso, que hablan de expulsar delincuentes mientras guardan un silencio cómplice ante la presencia en el país de terroristas con decenas de muertos encima.

Usted mi querida Colombia, y nosotros somos víctimas de los mismos violadores, pero sobre todo, somos hijos del mismo Libertador, el mismo que al ver este desastre debe estar revolcándose en la tumba. Por eso, no me queda otra cosa que pedirle perdón a cada uno de mis hermanos habitantes de los dos lados de esa maltratada frontera, esperando que las semillas de la xenofobia y la infinita ignorancia del NACIONALsocialismo del siglo XXI no germinen en nuestra fértil tierra, pues ese sí que será uno de los daños más difíciles de reparar.


Yedzenia Gainza
http://yedzeniagainza.com
@Yedzenia

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