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viernes, 28 de agosto de 2015

Los nuestros son los mejores, por @EdgarRivero_14



Edgar Rivero 27 de agosto de 2015

Siempre he escuchado que no es sano hacer comparaciones, algunas porque bajan la autoestima, otras resultan necias, pero hay otras que causan escozor. En primer lugar, debemos comparar lo que tenemos actualmente como gobierno y lo que podríamos tener, si ejercemos libre y soberanamente nuestro derecho al voto. Igualmente correré el riesgo de realizar someras comparaciones entre los candidatos del PSUV y los candidatos de la UNIDAD y CAMBIO, especialmente en el estado Portuguesa, indistintamente de las inquietudes y molestias que puedan surgir al respecto.


Para empezar, académicamente los candidatos de la Unidad y Cambio cuentan con una excelente formación profesional, mientras que en el PSUV, pareciera que eso no importa, a la hora de postular; tanto así de sus cuatros candidatos nominales, dos son bachilleres y el resto presuntamente posee títulos universitarios. Probablemente muchos puedan alegar que las elecciones se ganan con votos y no con títulos universitarios, pero lógicamente, lo más correcto es que el candidato debe ser elegido por su trayectoria de vida, por méritos, por preparación y hasta por tradición moral, para que al hacer promesas, éstas sean sinceras, fuertes y creíbles, pero sobre todo para desempeñarse con propiedad y no con ineptitud. Sin embargo, conforme avance la campaña electoral, cada quien demostrará de que está hecho.

El otro aspecto a comparar, sería la temporalidad en el poder. Los candidatos de la Unidad y Cambio, representan la verdadera alternabilidad política que exige la sociedad portugueseña. Son frescos, no tienen vinculación alguna con este régimen, conjugan experiencia y juventud, todos han demostrado ser exitosos en sus actuaciones laborales y los une el espíritu de lucha y el deseo de contribuir a la transformación real de Venezuela desde la Asamblea Nacional. Es fundamental reforzar que el país exige cambios profundos sólo posibles en la alternabilidad, uno de los principios democráticos que deben prevalecer y ser respetados en toda sociedad civilizada; por aquello de la sordera, parálisis y poca efectividad propias de la continuidad sin fin, desde todo punto de vista tóxica, a juzgar por las condiciones en las cuales, el régimen y sus poderes secuestrados, han sumergido al país.

A todo esto agreguemos algunos datos referenciales del régimen: a un alcalde en ejercicio, acusado por presuntos hechos de corrupción administrativa, dos diputados suplentes que hoy ostentan inexplicablemente grandes fortunas y otros tantos candidatos funcionarios derivados del abuso del poder, también cómplices del desastre, que hoy sumerge al país en la peor crisis económica, que hayamos tenido en estos últimos 30 años y pretenden ser parte del continuismo político. Amén de todos los escándalos que a diario nos regalan. En pocas palabras, el continuismo no proporcionará los cambios y definiciones concretas que en el orden institucional, social, político, económico, financiero y moral demanda el país entero.

En estos tiempos difíciles se necesita un gobierno eficiente, comprometido con el bien común, no uno plagado de corrupción, al cual sólo le preocupa su permanencia en el poder. Este gobierno inepto, cansado y desgastado debe ser cambiado, por otro más eficiente, con nuevos proyectos de reconstrucción del país. Por ello, contamos con los mejores candidatos que renovarán la Asamblea Nacional y esto será el feliz principio del necesario cambio de rumbo. A simple vista se nota que nuestros candidatos pertenecientes a la plataforma de la “Venezuela Unida” son los mejores. Por eso es el momento de mostrar lo que está a la vista de todos: un inútil desempeño, un abanico de calamidades, una vergonzosa y peligrosa vinculación con el narcotráfico, la guerrilla y el terrorismo, unas deplorables relaciones exteriores y así podríamos seguir enumerando las razones por las cuales debemos salir de este régimen y apoyar las aspiraciones de una fuerte oposición política para sustituirlo.

El pueblo podrá este 6D decidir sobre el futuro democrático de Venezuela. Podrá hacer valer su derecho a que se respete la voluntad popular y el cumplimiento de los deberes patrios y por eso reitero: nuestros candidatos son la mejor opción, no por capricho, sino porque realmente han demostrado tener el guáramo suficiente, para hacerle frente a unos candidatos que tienen, sobre sus alas, el peso de la corrupción y la ineficiencia. Les invito a que mediten sobre las siguientes reflexiones del ilustre sociólogo y educador Eugenio María de Hostos, que me permito citar: “Derecho no ejercitado no es derecho”. Ejercitarlo es cumplir con el deber de hacerlo activo, positivo y vivo.

Finalmente, “Venezuela Unida”, te requiere activo, positivo y vivo, trasmitiendo un mensaje de esperanza que invoque el nivel de nuestros candidatos y se consolide por medio de la organización a través de los comandos familiares, gesta determinante para la gran victoria del 6D.

Edgar Rivero

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