Rosalía Moros de Borregales 23 de agosto de 2015
@RosalíaMorosB
Cuando
era niña la Venezuela que me rodeaba era un país de gente amable, cariñosa y
bien hablada. No importaba el color de la piel, ni la fe que se profesara, ni
mucho menos el color político. A la hora de la reunión y el compartir todos
éramos venezolanos. Recuerdo que a los más blancos o catires les decían "musiú";
podíamos llamar "negrito(a)" a aquellos de pieles más tostadas, e
incluso en una familia de blancos, al menos catire lo llamaban el negrito de la
casa. En la calle existía una atmósfera de respeto en donde todos éramos
simplemente "venezolanos".
En la
Venezuela actual nos encontramos con un escenario completamente opuesto, en el
cual el color político ha determinado una actitud de favoritismo hacia unos y
de irrespeto e intolerancia hacia otros. El lenguaje escatológico se ha
convertido en parte intrínseca del lenguaje de aquellos que practican la
acepción de personas; de aquellos que excluyen a unos y sin atender al mérito o
a la razón favorecen a otros. El insultar y desmerecer a sus coterráneos se ha
convertido en una tarea que se exalta y aúpa desde las más altas esferas del
Gobierno; al parecer el injuriar a otros profiriendo toda clase de improperios
es una manera de halagar a los egos insaciables de los que se creen dueños de
Venezuela; y al mismo tiempo pareciera haberse convertido en toda una manera de
hacer lucro. Este fenómeno está mucho más radicalizado del lado rojo; sin
embargo, también he escuchado las más
bajas expresiones del lado opuesto.
Muy
lamentablemente nos hemos convertido en una nación de enfermos de odio,
legándole a las nuevas generaciones una herencia de amargura, de intolerancia y
de dolor; porque eso es lo que genera el odio, primero amargura y después
dolor. Con la soberbia con la que se han envanecido muchos en nuestra nación,
han quedado totalmente ciegos para ver al país desde otra perspectiva y
considerar como iguales a aquellos que se oponen a su pensamiento. La única
fuerza que los mueve es el odio arraigado en sus entrañas que les carcome tanto
sus cuerpos como sus almas. Es imposible aspirar a "establecer una
sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y
pluricultural" si en primer lugar, la ideología política nos hace ser
excluidos de un régimen que solo vela por aquellos que le hacen la venia.
Aún
más, es imposible aspirar a la "consolidación de los valores de la
libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, la convivencia y el imperio
de la ley", bajo la visión tubular de un único pensamiento político y
social. ¿Cómo piensan qué podría ser posible asegurar "el derecho a la
vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la
igualdad sin discriminación ni subordinación alguna"? ¿Cómo podría todo
este sueño hacerse realidad bajo la voluntad de quien es luz para la calle y
oscuridad para su casa? Bajo la mano rectora cuya ideología tiene como
fundamento el odio y su único fin es llevar a cabo su mezquina voluntad y solo
su voluntad. El artículo 57 de nuestra Constitución establece que : "Toda
persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u
opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de
expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y
difusión, sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho
asume plena responsabilidad por todo lo expresado. No se permite el anonimato,
ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que
promuevan la intolerancia religiosa".
Hoy
hago valer este derecho como mi derecho, soy una persona responsable, no me
escondo bajo el anonimato. Estoy en contra de los mensajes discriminatorios y
de los intolerantes hacia quienes profesamos una fe y hacemos uso de nuestra
libertad para expresarla. Declaro que mi única motivación al escribir es el
bien de mi patria. Soy tan venezolana como cualquiera de ustedes; en este país
nací, crecí, he estudiado, y trabajado. Aquí quiero seguir viviendo y ver a mis
hijos y los hijos de mis hijos florecer en la misma tierra a la cual amo
profundamente. ¡Es mi Venezuela! ¡Es tu Venezuela! ¡Es la Venezuela de todos
los que ha parido esta patria!
rosymoros@gmail.com
@RosalíaMorosB
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