Omar Barboza Gutiérrez 30 de agosto de 2015
Para
analizar este tema sin dejarse confundir por la estrategia distraccionista del
oficialismo, es importante tener muy claro que el contrabando y el bachaqueo
son consecuencias directas del fracaso de las políticas económicas del
gobierno, las cuales han destruido la capacidad adquisitiva de nuestra moneda
al punto de que a pesar de haberle quitado tres ceros al bolívar y llamarlo
“fuerte” está más débil que nunca, no vale nada, y ese es el principal estímulo
al contrabando hacia Colombia y el bachaqueo.
De tal
manera, que el gobierno de Maduro al decidir cerrar la frontera causando los
daños humanos y económicos que genera esa medida, está tratando de atacar las
consecuencias de las políticas económicas oficiales, en vez de corregir las
causas de la escasez y el alto costo de la vida que cada día se agravan.
Estamos
ante un nuevo capítulo del gobierno tratando de echarle la culpa de su mala
gestión, de sus errores, a factores distintos al sector oficial, han desfilado,
entre tantos otros, el imperio, la oposición, la guerra económica; ahora se
empeñan en culpar al contrabando y al bachaqueo como causa de la crisis
económica que vive el pueblo venezolano, cuando, en vez de ser causas, son
consecuencias de las negativas políticas económicas del gobierno nacional.
La
causa fundamental de la escasez y el alto costo de la vida, es la destrucción
de la producción nacional provocada por la política oficial de privilegiar las
importaciones y utilizar los dólares del petróleo para favorecer a la producción
extranjera y beneficiar a los comisionistas y testaferros, en vez de apoyar a
los productores nacionales.
Por
otra parte, el gobierno nacional al llegar a la conclusión de que la única
manera de que los productos regulados no salgan por las fronteras es
cerrándolas, está confesando que la corrupción de los funcionarios civiles y
militares que deben resguardar las fronteras y las aduanas, es una aliada del
contrabando, y por eso cierran las vías binacionales que deberían servir para
el tránsito lícito de las personas y mercancías, porque el volumen de productos
de contrabando es muy grande como consecuencia de la corrupción de esos
funcionarios, significa esto que de ahora en adelante no habrá tránsito legal
de mercadería entre Venezuela y Colombia; pero como la frontera es muy amplia,
es muy posible que gracias a la corrupción y a la realidad económica, el
contrabando siga saliendo por lugares donde no hay alcabalas.
La
medida de cerrar la frontera y las intenciones políticas electorales del
gobierno de buscar supuestos culpables de su fracaso económico, no justifica el
irrespeto a los derechos humanos de los hermanos colombianos ni de los
venezolanos que viven en la frontera, y mucho menos que se descalifique a los
colombianos como si todos fueran delincuentes. Son muchas las denuncias de
humildes mujeres colombianas sobre los maltratos, humillaciones y despojo de
bienes por parte de los funcionarios que están ejecutando las deportaciones
para la hermana República de Colombia. Ignoran, que en muchos casos dejan hijos
nacidos en Venezuela, y que la integración en muchas partes de la frontera no
solo es económica, sino también humana, familiar.
Consideramos
oportuno alertar a todos los venezolanos que mayoritariamente luchamos por un
cambio político por la vía democrática, que estamos ante el riesgo cierto de
que el gobierno de Maduro sabiendo que en el corazón y la mente de nuestro
pueblo ya es una decisión definitiva el cambio político para buscar una salida
pacífica a este desastre que estamos viviendo, utilice estas decisiones sobre
la frontera para provocar situaciones extremas que le sirvan de excusa para
suspender las elecciones.
Ante
ese peligro, es muy importante que el pueblo se active en la lucha democrática,
se organice y esté presente en la calle, denunciando la responsabilidad del
gobierno nacional ante esta grave crisis económica, y rechace con toda la
fuerza y conducta cívica, el intento de burlar la voluntad popular y su derecho
a producir un cambio, que haga posible una nueva Venezuela donde se corrijan a
fondo las causas del alto costo de la vida, la escasez, la inseguridad
ciudadana y la corrupción con impunidad que hoy está presente en nuestro país,
debilitando la vigencia de nuestros valores éticos.
Es
fundamental que estemos convencidos y dispuestos a producir el cambio que
Venezuela necesita con urgencia, que sepamos sin lugar a dudas, que ninguno de
los problemas más importantes que afectan nuestra calidad de vida se podrá
resolver, mientras permanezcan en el poder Maduro y Cabello, que hoy son los
obstáculos principales para que Venezuela salga adelante y su pueblo pueda
ejercer sus derechos plenamente. Es la hora del cambio.
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