Por Gregorio Salazar
¿Cómo, pero cómo fue
posible? Con un diluvio jamás soñado de petrodólares, con los cacareados
récords anuales de recaudación tributaria, con los ingresos que daban las
empresas al momento de estatizarlas, con los activos que remataron, con los
adelantos que recibieron, con todo el poder del Estado en un puño, ¿cómo fue
posible que nos trajeran a este desbarajuste sin comparación universal?
Como tenemos pocas
calamidades, como es tan menudo el follón en que estamos metidos, ahora viene
el yuan, el puto yuan chino del cual muchos mortales ni recordábamos su
existencia, y se devalúa dándole otra patada por el trasero al petróleo que
cae, cae y cae sin que haya barranco que lo ataje.
Como siempre, la mayoría
andamos despistados en materia de economía y eso es en buena parte causa de
nuestros males.
Acodado en una barra le comento, por buscar conversación, a un colega: "¿Viste lo que le pasó al yuan?". Y abrió los ojos desorbitadamente: "¡Queeé! ¡Nooo! ¿Le pasó algo a nuestro Joan Manuel Serrat?".
Ahora se sumarán nuestros aliados
iraníes, liberados de sanciones económicas, inyectando nuevos torrentes de
crudo al mercado mundial y el petróleo tendrá una depreciación semejante al de
la palabra de Maduro, lo cual ya resulta imaginativamente inabarcable.
No se trata, amigo, de que
al gran circo nacional "le crecieron los enanos". No, para
nada. Se trata de que una buena mañana La Mujer Barbuda decidió depilarse.
Los acróbatas padecen crisis repentinas de acrofobia y no se atreven ni a
subirse a un taburete. El domador de leones estornuda incontenible por una
maldita e insospechada alergia al pelo y el jefe de pista se niega a salir a
escena porque, en un ataque de escalantitis aguda, dice que le robaron no la
camisa, sino el pito, la capa y el sombrero.
Ojo, que nada de esto ha sido
casual y desde hace tiempo está muy claro quiénes le inyectaron a los enanos
las hormonas para el crecimiento, quienes le dijeron a la mujer barbuda que esa
pelambre le quedaba fea, etcétera, etcétera ¡y etcétera!
Pero, soseguémonos, por
favor, que no quiero estresarlo en demasía. Le cambio el tercio. Hace casi
treinta años Vargas Llosa, al final de un ensayo sobre El Gatopardo, se
preguntaba entre confuso y deslumbrado ante la genial obra maestra de
Lampedusa, autor que hasta el momento no había escrito sino cartas,
"¿Cómo, cómo fue posible?". Maravillado, insistía en la pregunta.
Y eso mismo, ¡coño!, es lo que por razones bien inversas nos estamos preguntando todos en este atribulado país.
¿Cómo, pero cómo fue
posible? Con un diluvio jamás soñado de petrodólares, con los cacareados
récords anuales de recaudación tributaria, con los ingresos que daban las
empresas al momento de estatizarlas, con los activos que remataron, con los
adelantos que recibieron, con todo el poder del Estado en un puño, ¿cómo fue
posible que nos trajeran a este desbarajuste sin comparación universal?
Los economistas, que tienen
fama creada de no pegar ninguna, a lo largo del tiempo las acertaron todas.
Diagnosticaron todos los síntomas, principalmente el que por primera vez con alza en los ingresos petroleros el sector privado decaía.
Todas sus advertencias y sus
desastrosas profecías se han cumplido con escalofriante exactitud. Fueron
desoídos y lo siguen siendo hasta el sol de hoy.
"Somos pobres, nos
fregamos", podemos parodiar a Manzanero, pero el gobierno quiere que
mantengamos con él "un cariño limpio y puro" y sobre todo leal.
Y para ello invita a la
población a que el 6-D convirtamos la patria en un gran altar nacional para
quemar incienso en un grandioso y merecido "homenaje a Chávez".
Cohetería y humo.
Oye, ¿hasta cuándo van a
joder con eso? Todo lo básico y fundamental tiene un precio inalcanzable, pero
la vida no vale nada.
Un ventarrón rasga la carpa, se bambolean los postes, los caballos se encabritan, los tigres rugen y los elefantes barritan (sí, barritan, no mugen, ni ladran ni berrean porque no están locos como la cúpula) esperando la comida que no llega.
Pero hete aquí que se acabó
el pan y lo único que mantienen es el circo, el puto circo de siempre y de toda
hora, al cual ya se le vislumbra el final de sus atarantadas funciones.
23-08-15
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