por Claudio Nazoa
La semana pasada publiqué:
“Qué Lástima”. Algunos comentaron que yo estaba deprimido. No es así. Les
explico por qué.
—Qué bueno que a los
venezolanos no nos pueden quitar 40 años de democracia, progreso y libertad,
vividos antes de estos 17 años de atraso, división, maldad, cursilería y ruina.
—Qué bueno que durante los
40 años de democracia no era necesario pertenecer a ningún partido político, ni
importaba ser pobre o rico para estudiar en las más prestigiosas universidades
del país. Por ejemplo, en esos 40 años, el doctor Jorge Rodríguez, a pesar de
su origen humilde, se graduó de médico.
—Qué bueno que a pesar del
miserable salario de 1 dólar diario o menos, nuestros profesores universitarios
siguen impartiendo clases.
—Qué bueno que tenemos
asegurada una contundente victoria el 6-D.
—Qué bueno que con orgullo
podemos decir que Leopoldo López, María Corina Machado, Carlos Ocariz, Henrique
Capriles, Antonio Ledezma, Guillermo Aveledo, Ramos Allup, Chúo Torrealba y los
estudiantes universitarios, son más valientes que aquellos que solo critican a
través de las redes sociales desde Miami o tomando café en Venezuela.
—Qué bueno que existan
editores valientes como Miguel Henrique Otero, Teodoro Petkoff y Rafael Poleo,
quienes no se dejan amedrentar.
—Qué bueno que Venezuela es
un país tan arrecho, que sobrevive a pesar del empeño que estos comunistas
irresponsables, locos y malucos, ponen para destruirlo.
—Qué bueno que el venezolano
no se deja engañar con el absurdo cuento de que este desastre es culpa de la
guerra económica.
—Qué bueno que durante 40
años los venezolanos íbamos a los automercados, y no lo van a creer, se
conseguía hasta papel tualé.
—Qué bueno que aún existan
empresarios trabajando y luchando en Venezuela.
—Qué bueno que durante 40
años se construyeron hospitales, universidades, vías de comunicación y
autopistas. Se construyó, además, el Teatro Teresa Carreño, el Puente sobre el
Lago de Maracaibo, el Metro de Caracas, la súper urbanización de Caricuao, el
Hospital de Niños, el Museo de Arte Contemporáneo, el Parque Central, la autopista
Francisco Fajardo, la Cota Mil, el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, la
Represa del Gurí, las empresas de acero y de aluminio y muchísimas cosas que
hoy disfrutamos.
—Qué bueno que los
venezolanos, con los pies en la tierra, seamos optimistas y tengamos conciencia
de que la maldad en el mundo nunca ha triunfado.
Y en fin, qué bueno que
falta poco para decir:
¡Qué vaina tan buena!
Tomado: El Nacional
24-08-15
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