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sábado, 22 de agosto de 2015

Las cosas que me alejan de ti, por @solmorillob


Soledad Morillo Belloso 21 de agosto de 2015
@solmorillob

Titulo como bolero de aquellas rocolas de discos 45rpm en las que se escogía la canción hundiendo dos teclas. Todos los días se reafirman en mí las razones que me alejan de este gobierno y de esta absurda aventura de bucaneros revolucionarios.

La tronera que crece en mi cartera gracias a la hiperinflación; la escasez de los más elementales productos; las colas infinitas en el calorón para poder adquirir pírricas cantidades de cualquier cosa que uno necesite; el infecto servicio de Corpoelec; el reporte de los lunes de cuántos conciudadanos han perdido la vida o pertenencias víctimas de la inseguridad; la revelación de algún nuevo chanchullo gordo; los gritos soeces de los funcionarios rojitos en la TV y la radio; la procacidad de los locutores de programas de televisoras y radios del gobierno; el ambulatorio de mi pueblo El Cardón donde no hay ni siquiera una aspirina; la cara e' tabla de los ministros mintiendo con desparpajo sin que se les mueva un pelo.


El BCV guardando con doble llave en el cajón de los secretos las cifras macro y microeconómicas; la farsa del porcentaje de pobreza; las camionetas a todo trapo donde viajan personajes que se mofan de los viles mortales sin prebendas y que circulan por autopistas y carreteras con placas especiales y para las que no fallan los cauchos, las baterías y cualquier repuesto necesario; la novedad de la tercera cola para los "especiales", a saber, los parientes, amigos y relacionados de toda especie de neoenchufadismo y boligarquía.

La tragedia de los maestros que ingenuamente esperan que sea cierto que el 15 de septiembre les van a dar un aumento que los saque de la ruindad en que se encuentran; el oficial vestido de matica y con cara de papá de los helados que en el mercado compra kilos de los más costosos quesos importados y los licores que ya nadie del común puede pagar.

Las invasiones a mano armada por parte del gobierno de las haciendas en el Sur del Lago de Maracaibo, otrora emporios de productividad, para convertirlas en vitrinas de la destrucción de un gobierno con mentalidad de cuatrero; el haber asentado en una de las fincas más prósperas de Sta. Barbara de Zulia el principal prostíbulo de la zona y haber acabado a golpe limpio con empleos progresistas de los que vivían dignamente decenas de familias honestas y trabajadoras.

La tortura casi diaria de la suspensión del fluido eléctrico, sin aviso previo ni derecho a pataleo y sin al menos la cortesía de pedir disculpas y compensar por los perjuicios causados; la destitución a la chita callando de Jesse Chacón de la presidencia de Corpoelec, sin tener el coraje de reprenderlo y penalizarlo por su pésimo desempeño; el estado de miseria en el que han condenado a vivir a millones de familias venezolanas que no tienen ingresos ni de cinco dólares diarios; las escuelas públicas en las que sólo se imparten clases tres días a la semana porque no hay cómo mantener al personal docente y administrativo y éste debe dedicarse a otros menesteres para poder rebuscarse y alimentar y mantener a su familia; la camarilla de huelepegas que creen que reivindicación es robarle a millones sus derechos constitucionales.

El desparpajo con el que el Defensor del Pueblo afirma que en Venezuela se respetan los derechos humanos; la cara de sobrada de la rectora Lucena como si ser Presidente del CNE la convirtiera en un ciudadano superior al resto de los venezolanos; lo gris e inexistente del Contralor General de la República; la impudicia con la que la Presidente del TSJ y la Fiscal General de la República se declaran abiertamente revolucionarias, en lugar de entender que son funcionarias del Estado, que no deben tener posición partidista alguna y están obligadas constitucionalmente a ser absolutamente neutrales.

La enorme cantidad de gente a la que se le engañó con vileza, prometiéndole villas y castillos, con el triste resultado de la mayor suma de mediocridad posible; la conversión de PDVSA en una empresa endeudada hasta las metras, que inexcusablemente optó por estrategias tan erradas que tiró por la borda la oportunidad de convertirnos en una potencia productora petrolera mundial; la destrucción de las industrias nacionales y con ello del "hecho en Venezuela".

Para 1998 el catálogo de productos y servicios que Venezuela exportaba era del grosor de la guía telefónica de Caracas; hoy somos un país que importa casi todo lo que consume. Lo que ya es del tamaño de la guía telefónica de La Capital es la lista de los productos que se importa, lo que da grima, dentera y vergüenza.

Seguramente usted tiene su larga y ancha lista de cosas que le distancian de la revolución. Sea por desilusión, como le ocurrió a millones, o, como es mi caso, por comprobación de los peores presentimientos. Da lo mismo. Haga su lista. Escríbala. Memorícela. Así certificará las razones en las que basará su voto el 6D2015.

Soledad Morillo Belloso
@solmorillob

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