RAFAEL LUCIANI sábado 22 de agosto de 2015
Francisco
propone leer la realidad a partir de una hermenéutica de la cultura en
clave profética -antes que doctrinaria o cultural-, que asume
a la praxis de Jesús como referente principal. Podemos decir
que el Papa practica un continuo ejercicio de discernimiento de los modelos
de vida cristiana que se han ido estableciendo en muchas y variadas
formas, desde el ámbito socioeconómico y político, hasta el eclesiástico.
La Evangelii Gaudium y los discursos ofrecidos durante su reciente viaje a Sudamérica han dejado clara su opción teológico-pastoral, cuyo eje se encuentra en torno a la opción preferencial por "una Iglesia pobre que asuma al pueblo-pobre". En cuanto teológica, su opción se nutre, inicialmente, de la Teología del Pueblo, como una de las varias ramas que se desarrollaron en la teología de la liberación latinoamericana. Y en cuanto pastoral, ella encuentra su origen en el proceso de renovación que se impulsó con la Pastoral Popular propuesta por los obispos argentinos reunidos en San Miguel (1969) al adaptar las conclusiones de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano reunido en Medellín (1968), a su realidad local.
Influenciado por los teólogos argentinos Lucio Gera y Rafael Tello, el Papa entiende que la pastoral y la teología han de formar una unidad que tenga como centro de su reflexión a la cultura del pueblo pobre, sus necesidades y porvenir, sus preocupaciones y carencias, como ya lo había señalado el Concilio Vaticano II en la Gaudium et Spes. En su estilo magisterial asume el método teológico latinoamericano: ver, juzgar y actuar, acentuando el primer momento, el de ver nuestro entorno y sincerarnos ante la cruda realidad del deterioro socioeconómico y moral que nos rodea.
Francisco plantea la necesidad de confrontarnos con lo real para poder superar a las ideologías (EG 231-23). Como lo expone en la Laudato Si: "las reflexiones sobre la situación de la humanidad y del mundo pueden sonar a mensaje repetido y abstracto si no se presentan nuevamente a partir de una confrontación con el contexto actual, en lo que tiene de inédito para la historia de la humanidad" (LS, 17). Para no caer en lo que él llama el "abstraccionismo espiritual", nos propone confrontarnos con la realidad socioeconómica que nos rodea y "considerar lo que le está pasando a nuestra casa común" (LS, 17). De este encuentro con lo real nacerá una conciencia doliente. Esa que el mundo olvida cuando favorece a la cultura del descarte y la indiferencia. Ser dolientes significa "convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar" (LS, 19).
Ante los graves procesos de deshumanización que estamos padeciendo en nuestro país, reflexionemos sobre tres afirmaciones que se desprenden del magisterio social de Francisco. Primero, que la raíz de la crisis no es coyuntural, sino que se encuentra en "el actual modelo de desarrollo" (LS, 43).Segundo, que existe un ambiente generalizado de inacción e indolencia frente a esto, "no suele haber conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los excluidos" (LS, 59). Tercero, que "la necesidad de una transformación rápida y profunda de la estructura actual nos obliga a todos a buscar un nuevo y humano, viable y eficaz camino de liberación con el que se superarán las estériles resistencias al cambio y se evitará caer en las opciones extremistas, especialmente las de inspiración marxista, ajenas no sólo a la visión cristiana sino también al sentir de nuestro pueblo" (Documento de San Miguel).
Rafael
Luciani
Doctor en Teología
rlteologiahoy@gmail.com
@rafluciani
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