Por Claudio Nazoa
Qué sabroso es ser comunista
y tener bastante billete. Arrecho fue el Che Guevara quien, aunque según mi
opinión estaba equivocado, se fue a Bolivia a morir por el comunismo en el que
creía. Pero ser comunista en la revolución bolivariana es fácil, tomando
whisky, vino y comiendo en los mejores restaurantes con dinero ajeno.
Volvimos. Sí. Aquí estamos,
regresando con la bancada mayoritaaaariaaa de la Asamblea, presidida por ese
malo tan bueno llamado Henry Ramos Allup. Cada vez que él habla, nos entra un
fresquito.
Hoy vale la pena recordar
algo que algún día escribí, y que afecta a quienes viven hostigados por
gobiernos comunistas que han destruido la felicidad de los pueblos.
La historia es cierta. Se la
dedico a los intelectuales enchufados en el gobierno.
Un famoso comediante cubano
me contó que, a finales de los años setenta, enviaron una misión cultural a
Corea del Norte en la que él participó. En ese entonces gobernaba el tenebroso
Kim Il-sung, horroroso dictador, padre del patético Kim Jong-il y abuelo del
monstruo Kim Jong-un, actual tirano de Corea del Norte. Estos humoristas
cubanos fueron recibidos en el aeropuerto por un gris funcionario cultural,
vestido de gris también, quien al enterarse a qué se dedicaban, dijo:
—Camaradas, en Corea del
Norte la etapa del humor ha sido superada.
En los lugares donde
actuaron, el público estaba robotizado: vestido de gris ceniza y carente de
emociones. Aplaudía solo cuando sus jefes lo ordenaban. Afortunadamente, los
cubanos también eran músicos y con eso se defendieron.
Los comunistas solo
entienden el humor cuando están en la oposición, pero cuando por mala suerte
llegan al poder, automáticamente, lo que les parecía gracioso se convierte en
pecaminoso, peligroso y prohibido.
Diecisiete años atrás,
actores, escritores, músicos y todo tipo de artistas nos reuníamos en el Aula
Magna de la UCV y en otros teatros de Venezuela para, con humor, criticar a
gobiernos adecos y copeyanos. Más de una vez, ellos patrocinaron nuestro
trabajo y nunca nos preguntaron si apoyábamos o no al gobierno de turno.
Triste es hoy ver a ex
compañeros intelectuales doblegados ante el gobierno, haciendo lo contrario por
lo que algún día lucharon. Era una Venezuela imperfecta, en donde, a pesar de
ser comunistas, copeyanos o adecos, nos queríamos.
El arte en general, pero
sobre todo el humor, necesita no tener miedo ni dueño, para que la risa que
produzca no saque lágrimas de vergüenza.
01-02-16
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