Por Jesús Alexis González, 08/02/2016
Venezuela, no aprovechó el boom petrolero de los últimos años en
especial cuando el precio promedio de nuestro crudo saltó desde $ 7/barril en
1999 a $ 60/b en 2006 para luego mantenerse en un promedio de $ 100/b hasta la penúltima semana de octubre 2015cuando
caen a unos $ 40/b para continuar descendiendo hasta $ 24,53 (05/02/16) lapso
donde ni siquiera se impulsó la acumulación de reservas internacionales; y ahora se enfrenta una nueva realidad de precios moderadamente bajos que
perdurarán durante un largo tiempo habida cuenta del descubrimiento de nuevas tecnologías así como por la
aparición de otras fuentes como el esquisto,
lo cual se traduce, por un lado, en un abaratamiento del costo de producción
que condiciona en más del 50% la baja del precio, y por otro lado, en un
incremento de la oferta impulsada mayoritariamente por el cambio del rol de
EEUU de gran comprador a importante vendedor al tiempo que Arabia Saudita
mantiene un alto volumen de producción que contribuye significativamente a
deteriorar el precio promedio del crudo a nivel mundial; escenario que en
conjunto se traduce en una obligación para nuestro país de intentar diversificar las fuentes de ingresos en divisas
complementarias a la industria petrolera, que adicionalmente viene presentando
un debilitamiento de su capacidad de producción para un promedio en 2016 de 2,5
millones b/d a pesar que en el documento Logros
de la Revolución Bolivariana (16/09/06) en lo que se refiere al Plan Siembra Petrolera 2006-2012 se
manifestó que la producción nacional de crudo pasaría de 3,3 millones de b/d en 1999 a 5,8 millones en 2012 (¡!), siendo que
hoy se produce el 43% de la meta
prevista. En general, puede sostenerse que PDVSA está profundamente
afectada negativamente en términos operativos por el Primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social 2007-2013 donde
se alteró su Misión medular hasta
llevarla a una situación caracterizada por un atraso en sus planes de
desarrollo, falta de liquidez financiera, disminución en la calidad y cantidad
de personal idóneo y---lo más grave---en una pérdida de sus mercados naturales
en favor de una “cancillería petrolera” de
ínfimo retorno cualitativo.
Las potenciales exportaciones
no tradicionales, que negligentemente tampoco se han logrado materializar
al extremo que en los recientes 15 años se
han mantenido en un promedio de $ 5.000 millones/añodescendiendo a unos $
2.500 millones en 2013 y unos $ 2.000 millones en 2014 (ha de suponerse una
situación similar o inferior para el 2015-2016), configura un contexto que en
muy poco podrá contribuir, en lo inmediato, a contrarrestar la disminución de
los ingresos por exportaciones petroleras que conservadoramente se puede
estimar en $ 60.000 millones para 2016;
es decir las “otras exportaciones”
apenas compensarían enun 3% la
disminución total incluida la contribución de otras estrategias consagradas
en la citada “siembra petrolera”
como el Proyecto para la explotación del
oro y la Revolución Gasífera.
A tenor del panorama “descubierto”
ante la imposibilidad de continuar financiando ahora con un precio bajo de
nuestro crudo el “sueño socialista” apuntalado
durante más de 3 lustros con la alta renta petrolera habiéndose despilfarrado y
sustraído corruptamente unos $ 2
billones, permite inferir un marco de debilidades en el desenvolvimiento
económico nacional cara al 2016 donde se destaca una contracción en un -9% del
PIB, una inflación superior al 750%, un déficit fiscal cercano al 22% del PIB,
una iliquidez total en reservas internacionales, una brusca caída de las
importaciones (soporte de un 70% del consumo nacional), una insuficiencia en
ingresos recurrentes de al menos $ 45.000 millones, con el añadido de una
pobreza poblacional superior al 75% , una escasez de alimentos básicos
regulados por encima del 70% y de un escenario de incertidumbre y riesgo generado
por la irresponsable mención gubernamental de una posible cesación en el pago
de los compromisos internacionales (default) que propiciaría una cadena de
embargos y un bloqueo de nuevas oportunidades de financiamiento externo;
facilita concluir con obviedad manifiesta que al Gobierno Nacional (y al tejido
empresarial privado) le será arduamente
difícil---o casi imposible---procurar créditos a nivel internacional aisladamente
o con apoyo de las multilateralesen aras de enfrentar la crisis financiera y
desequilibrios macroeconómicos del presente y del futuro inmediato sin que
medie una inflexión en su obstinado enfoque ideológico del Modelo Productivo Socialista sustentado en el Sistema Económico Comunal, hasta cambiar su nefasta opinión entre
la exclusiva participación del Estado a
través del gasto social como estrategia para alcanzar el bienestar, y la
presencia del neoliberalismo donde
asumen solo la presencia de los desgastados mercados abiertos y desregulados a
diferencia del actual Mercado
convertido en un ente propulsor de la producción y en un socializador de lo producido.
Emana una interrogante: ¿Podría
el FMI cooperar en la búsqueda de soluciones? El Fondo se creó en julio de
1944 con 47 países (hoy suman 188), con el fin de evitar las devaluaciones competitivas que se
suscitaron luego de la Gran Depresión de los años 30, habiendo actualizado en
2012 su cometido orientándose a la atención de la problemática de macroeconomía
y del sector financiero a la luz de supervisar la estabilidad del sistema monetario internacional, para lo cual
asesora en las políticas económicas aplicadas por los países así como en lo
referente a su situación económica y financiera incluida la posibilidad de
suscribir Acuerdos de Cooperación ajustados
a las reformas profundas introducidas en 2009-2010 y 2011 en materia de asistencia financiera a efectos de
brindar herramientas flexibles para
la prevención de crisis en aquellos países miembros que muestren solidez en sus
parámetros económicos fundamentales y en sus políticas económicas, en el
entendido que el FMI no financia
proyectos específicos y su asistencia financiera se centra en prestar colaboración a los miembros en sus
esfuerzos para restituir sus reservas internacionales, estabilizar la
moneda, pagar las importaciones y para restablecer
las condiciones para un firme crecimiento económico. Es de destacar, que el
13/03/13 el FMI afirmó tener relaciones
“activas” con Venezuela aun cuando desde el 2007 rechaza nuestro país
cualquier evaluación de su economía por parte del Fondo, lo cual no impidió que
retirara recursos por cerca de $ 2.000 millones en 2015 hecho que evidencia que
no se retiró en 2007 como vociferó el
Presidente de la República.
En fin, las puertas están
abiertas.
Economista Jesús Alexis
González
@jesusalexis2020
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