Por Olga Ramos, 09/02/2016
Pasamos 17 años sin hacer planificación, mantenimiento ni renovación
del sistema eléctrico, sin mantener ni construir nuevas represas, sin cuidar
los bosques ni reforestar y sin explorar ni emplear nuevas tecnologías para
producir energía eléctrica, ni crear incentivos para que los empresarios en
algunas áreas se autoabastezcan.
Cuando se necesita racionamiento, se reduce el horario de suministro a
los centros comerciales que son consumidores de un bajo porcentaje de
electricidad en las ciudades, pero que albergan a muchos comerciantes,
especialmente medianos y pequeños que son buenas fuentes de empleo, y grandes comercios
del sector alimentación, que proveen a pesar de la escasez producida por la “política
económica” revolucionaria.
Con horario reducido de suministro, los centros comerciales y los
comercios que albergan, se ven obligados a reducir la jornada laboral y a
aumentar inversión en vigilancia, dada la galopante inseguridad que tenemos y
la ineficacia de los cuerpos de seguridad.
La disminución de los ingresos forzada por ésto, es el peor incentivo
para lograr la inversión en fuentes de energía para autoabastecerse.
En su lugar, se quiebran comercios, se produce más desempleo y se
reducen las opciones para comprar productos escasos.
La “causa revolucionaria” será que los empresarios no se autoabastecen
de electricidad.
Lectura deseada: Dar luz a los centros comerciales para evitar estas
consecuencias, sería quitar la luz a los pobres para dársela a los ricos.
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