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sábado, 9 de julio de 2016

Ajustar las opciones por @garciasim


Por Simón García


La estrategia de la MUD ha insistido en mantenerse, contra provocaciones, agresiones, ilegalidades y actos de violencia gubernamental, en la vía pacífica, electoral, constitucional y democrática. Existen evidencias sobre sus buenos resultados.

Maduro ha experimentado la reducción de sus apoyos y el incremento del descontento en el PSUV. La simpatía internacional se esta revirtiendo. El gobierno depende del prevaricato que ha configurado con el TSJ y el CNE y del aval de  una institución como la Fuerza Armada que puede estar sintiendo la situación del país de un modo distinto al Alto mando.

La desesperación por diferir el referendo para 2017 muestra la decisión de entregar a Maduro. Pero el costo a pagar por amputar los efectos revocatorios plenos será alto. No podrán conseguirlo sin agravar la ruptura con la democracia, el Estado de Derecho y la Constitución Nacional.

La estrategia dominante de la MUD debe seguir siendo la que le está rindiendo frutos. Pero en esta fase decisiva para ponerle fin al infierno social que vivimos, es conveniente reflexionar sobre la pertinencia de hacer algunos ajustes.

El primer tema es proteger la unidad como plataforma para promover objetivos comunes, aun sosteniendo matices o incluso diferencias netas, sobre el significado real de esos objetivos. Las posturas distintas entre líderes principales han tenido la función de acentuar un elemento parcial dentro de la estrategia compartida. No a cambiar de estrategia.

El segundo asunto es concentrarse en la realización del referendo revocatorio para este año. Ese el objetivo principal, no sacar a Venezuela de la OEA, sino más bien lograr su presencia mediante la creación del grupo de países amigos y la ampliación de la Comisión de Mediadores. Esto supone admitir, que no es subordinarse, la gestión de la mediación  de la Comisión de expresidentes designada por UNASUR.

El tercero es no regalarle banderas al gobierno y dejar pasar el tiempo sin exigirle que abandone su resistencia inconstitucional al referendo. Ir a la mesa para convertir el diálogo en otra herramienta para que el referendo sea este año. El gobierno no quiere acuerdos y llevarlo al diálogo es conveniente y positivo para el país. Quedándonos en la aceptación verbal del diálogo, ¿ayudaremos a que la presión internacional actúe para evitar trampas y obstáculos del CNE? ¿Nos será más fácil frenar y  denunciar usurpaciones del TSJ?

El choque frontal es hoy irracional, genera más costos para las partes y resultaría muy dañino para la sociedad. El desenlace pacífico, producto de una negociación que el gobierno no quiere, tiene que ser construido por gestos e iniciativas desde la MUD.

El cambio no puede presentarse como una amenaza, sino como la oferta creíble para  asumir, con las respectivas diferencias,  la inevitable transición, la estabilidad de un futuro gobierno y la reconstrucción del país. Eso significa aceptar la idea de que el triunfo de la oposición no será la derrota terminal para quienes mantienen una visión sobre la justicia social distinta a la de las fuerzas democráticas de cambio. Más bien su presencia seguramente será necesaria para construir nuevos equilibrios durante la transición y más allá de ella.

07-07-16




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