Por BBC
La crisis en Venezuela es
imposible de esconder. Las colas para conseguir alimentos, la escasez de medicamentos,
los cortes de luz, el problema del acceso al agua y la inflación galopante son
evidentes.
Pero si uno llega al país y
mira la televisión estatal la historia parece otra.
En el canal emblema del
gobierno, Venezolana de Televisión (VTV), es casi imposible escuchar a alguien
admitir que los venezolanos no la están pasando bien.
Y en las ocasiones en que lo
hacen, los responsables de los diferentes males, de acuerdo al léxico
oficialista, son el imperio, la oposición fascista, los empresarios apátridas,
el mercado capitalista o el fenómeno de El Niño.
Eso no es nuevo.
En 2011 y parte de 2012 fui
corresponsal de BBC Mundo en Venezuela y ahora volví por unos días a Caracas.
En aquel entonces el control
remoto de mi televisor era casi un adorno. Aunque debo reconocer que a veces
era una práctica tortuosa, estar constantemente pendiente de VTV era una
obligación ineludible para cualquier periodista extranjero que quería conocer
la visión del gobierno, que -como ahora- era bastante reacio a conceder entrevistas.
Hugo Chávez, excelso orador,
dueño de un carisma inigualable y comunicador por antonomasia de la Revolución
Bolivariana, gobernaba al aire, en vivo y por VTV. El canal 8 no se podía
cambiar.
Con esa experiencia a
cuestas, en mi estancia reciente me propuse ver cómo el canal está contando lo
que ocurre en el país.
Hacerlo, como lo hice
durante varios días hace un par de semanas, equivalió a amanecer escuchando
hablar de "escasez inducida" y de "guerra no convencional",
pasar la tarde viendo cómo hay una conspiración de la derecha internacional
contra el país e irse a dormir con el discurso de que se quiere forzar una
intervención extranjera en Venezuela.
Chávez presente
Una de las cosas que más me
llamó la atención es ver cómo Chávez sigue en pantalla.
Los domingos por la mañana
repiten episodios de su programa emblema, Aló, presidente, ese ejercicio
semanal de egolatría televisiva que tan bien se le daba a Chávez y lo podía
tener ocho horas hablando a cámara entreteniendo a sus seguidores y arruinándole
el fin de semana a quienes lo criticaban.
Esta vez me tocó mirar un
compendio del 6 de agosto de 2009 donde menciona la Biblia, recuerda a Mao,
narra una conversación telefónica con Fidel, dice que la Revolución solucionó
la alimentación para el pueblo, hace chistes, habla de arepas, de carne
mechada, se frota las manos, mira al cielo y genera risas en el público.
Chávez.
El ex presidente también
aparece en el programa Zurda Konducta, uno de los más ácidos en un canal donde
la aspereza, la virulencia y la mordacidad, que vale aclarar no son patrimonio
exclusivo del chavismo, son moneda corriente.
Mientras lo miro una noche,
los conductores hablan del "asesinato" de Chávez a manos de Estados
Unidos y de la estrategia de la oposición y los empresarios para "matar al
pueblo de hambre" y forzar una "invasión" extranjera.
Propaganda
En la semana en que avanzaba
el proceso para realizar un referendo revocatorio con el que la oposición
intenta sacar a Nicolás Maduro de la Presidencia y cientos de miles salían a
las calles para autentificar sus firmas, VTV casi no se dio por aludido, salvo
acaso para preguntarle a un par si habían sido testigos de algún incidente.
Que el canal estatal
minimice a la oposición y sea el principal vocero, órgano de propaganda y defensor
del gobierno no es único de Venezuela, pero acá las cosas parecen haberse
llevado al extremo.
Ya en mi época el discurso
de la cadena pasaba por esconder problemas, encontrar culpables, atacar al que
piensa distinto y cargar todo de un tinte político-ideológico.
En aquel entonces en el
supermercado al que iba era difícil a veces conseguir azúcar, café o papel
higiénico. Ahora en ese mismo local vi cientos de personas cada día haciendo
cola para comprar comida.
El modelo económico ya daba
muestras de agotamiento, las regulaciones a los precios de ciertos productos
empezaba a generar desabastecimiento y Chávez le daba pelea al cáncer que le
terminaría quitando la vida hace más de tres años.
La situación se agravó. Las
distintas facetas de la crisis están en las calles a la vista de todos. Pero el
discurso oficial no ha variado.
Lo que vi en VTV fue una
repetitiva programación al servicio de sostener una lógica maniquea entre un
gobierno bueno y una oposición mala. Y la continua ejecución de una retórica destinada
a separar cada vez más el nosotros del ellos.
Así desde el comienzo del
día hasta el fin de la jornada van pasando presentadores, comunicadores,
analistas, panelistas, funcionarios, y hasta periodistas, dedicados a explicar
al pueblo cómo la Revolución Bolivariana avanza en medio de los ataques de la
derecha.
Era así en 2011. Es así en
2016.
"El canal de todos los
venezolanos"
Una de las figuras más
prominentes del chavismo, Diosdado Cabello, tiene su propio programa (Con el
mazo dando), los miércoles en la noche.
Cuando lo vi desestimaba al
aire los saqueos en Cumaná -a mediados de junio- como algo organizado por la
oposición.
"Hambre se pasaba aquí
en la Cuarta República, ahorita lo que hay es una situación que nuestro pueblo
entiende perfectamente", explicaba.
El presidente de la cadena,
Jordán Rodríguez, también tiene su programa (En dos y tres) en el canal que
según su eslogan es de "todos los venezolanos".
Una tarde tildaba de
"organización terrorista" al partido político Voluntad Popular, cuyo
líder Leopoldo López está encarcelado, y decía que en el país hay un
"desabastecimiento programado, planificado e impulsado por los grandes
monopolios".
En VTV no se menciona el hambre,
pero sí las medidas que el gobierno toma sin referirse al problema y a los que
considera responsables de esa situación que no se nombra ni se termina de
admitir.
Por ejemplo, dedican un
programa a los Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP), lanzados en
abril y que prometen ser la solución del gobierno a la escasez de alimentos.
Tres panelistas
—funcionarios de distintas dependencias— hablan de sus beneficios y el
presentador lanza el hashtag Escasez planificada y pide que la gente lo use.
Y luego: imágenes de una
vivienda en Caracas, una señora recibe una bolsa con comida de manos de un
funcionario, la señora sonríe, agradece, el funcionario besa al niño que la
mujer tiene en brazos, la señora sonríe.
Ideología
Mirar VTV puede ser cansador
porque se ideologiza hasta un álbum de estampas. Una mañana en uno de los
programas informativos dedican varios minutos al lanzamiento por parte del
gobierno de uno sobre lugares turísticos del país.
"Es una
alternativa", comenta el conductor, "para tantas banalidades que
forman parte de la transculturización o de eventos deportivos que no son de
nuestro país".
A cuántos les convence un
mensaje de la televisión oficial tan cargado de política e ideología, no lo
tengo claro.
Sí parece patente que
mirando VTV a uno no lo pueden culpar de pensar que está en otro lugar. Una
Venezuela donde por televisión la crisis no se ve.
08-07-16
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