Por Deutsche Welle
La célebre pianista
venezolana Gabriela Montero es conocida por su lucha por los derechos humanos.
En entrevista a DW, cuenta por qué los artistas tienen más obligación de
contribuir a la sociedad que los demás.
DW: Gabriela, sobre la
relación entre arte, sociedad y política existen innumerables tratados. ¿Cómo
la defines tú?
Gabriela Montero: Para
mí, el rol del artista no se limita a comunicar belleza. El artista como
comunicador tiene que relatar historias que impactan y hieren a los seres
humanos y que, de otra forma, permanecerían en silencio. En mi caso esto
significa que utilizo mi arte, mi voz, mi acceso a la prensa para llamar la
atención internacional sobre la lamentable situación de mi país, que durante
mucho tiempo había pasado casi inadvertida en el ámbito internacional.
Venezuela está en una crisis
política y económica…
La crisis en Venezuela no es
meramente política y económica, es humanitaria: falta comida, faltan bienes de
la vida diaria, en los hospitales la gente se muere por falta de medicamentos
básicos. Y esto afecta no solamente a las partes más pobres de la sociedad, que
son las que más sufren en estas situaciones. Pero hoy en día, todos los
venezolanos sufren sin importar su condición económica. Hay gente que
pertenecía a la clase media que ahora come la basura de la calle para no
morirse de hambre.
Llevas muchos años viviendo
fuera de Venezuela. ¿Qué contestas cuando uno te dice que no conoces la
realidad venezolana?
El colapso venezolano ya es
muy, muy evidente. La última vez que viví en Venezuela fue entre 2003 y 2006 y
presencié el principio de este colapso. Además tengo amigos y familiares en el
país que me cuentan de lo que están viviendo. Recibo decenas de emails y
mensajes a diario de venezolanos contándome sus tragedias. En mis conciertos
siempre se acercan para contarme sus historias de cómo les ha afectado la
violencia, la muerte, el hambre, la pobreza y la injusticia.
Como pianista has
interpretado obras clásicas, modernas y contemporáneas en los auditorios más
importantes del mundo. Pero tu gran don son la composición y la improvisación.
Una de tus composiciones, quizá la más conocida, se llama “ExPatria”. ¿Has
dejado de sentirte venezolana en algún momento?
Todo lo contrario. Mi
venezolanidad, la comparto por donde paso en el mundo. En este caso,
“ExPatria”, se refiere al sentimiento de haber perdido mi patria, a esta
situación extrema. La obra, la compuse para ilustrar el caos, la violencia y
todos los momentos asfixiantes que se viven en Venezuela. La escribí en el 2011
y era vigente y verdadera entonces. Ahora, cinco años mas tarde, muchísimo más.
Al contrario del teatro, las
artes plásticas e incluso la música popular, la música clásica contemporánea no
es exactamente conocida por sus corrientes políticas. ¿En qué tradición te ves?
Realmente, somos muy pocos
artistas clásicos que hablamos de nuestras visiones políticas o -como prefiero
llamarlo yo- humanas y sociales. Hay que enfatizar que yo no estoy hablando de
política. Estoy hablando de una crisis humanitaria. Ni más ni menos. Es
lamentable, porque los artistas tenemos el deber de contribuir al debate. Los
violonchelistas Pau Casals, español catalán, y el ruso Mstislav Rostropóvich
eran excepciones en el siglo XX. Como pianista y compositora me veo en la
tradición de Mozart, Beethoven, Liszt y otros de los siglos 18 y 19 que también
expresaban en su música sus visiones políticas. Simplemente, somos seres
humanos y nos concierne lo que sucede en nuestro entorno. No por ser artistas
vivimos en una nube donde nada nos toca o nos afecta. Al contrario, el arte es
un arma de empatía y de emoción que debe ser utilizada para despertar
conciencias.
Tus composiciones son instrumentales.
¿Cómo funciona la articulación política sin palabras?
La música es un lenguaje que
llega directamente al público, independiente del idioma. Las palabras ayudan a
explicar y entender, y a veces en mis conciertos hablo sobre la situación en mi
país antes de improvisar sobre Venezuela. Pero si luego improviso tratando lo
que sentimos los venezolanos, inevitablemente, todos terminamos llorando porque
la música encierra esa tristeza y la desesperanza de una forma que todo el
mundo capta y comprende.
En Dortmund se estrenó una
obra encargada por el organizador “Klavierfestival Ruhr”. Esto me suena a
trabajo puro y duro, menos emocional, menos emocionante. ¿Me equivoco?
El arte no es mi trabajo, es
mi identidad y, por lo tanto, inseparable de mi persona y mis obras. Como
persona formo parte de una sociedad a la que quiero contribuir. A los 18 años,
dejé el piano por dos años y quise contribuir como trabajadora social. Me hice
muchas preguntas. Después volví a mi música, y ahora me sirve de plataforma para
expresarme, y yo siento una obligación dolorosa de usarla. Ya quisiera yo
relatar de las maravillas de mi país, pero lamentablemente siento que mi
música, siendo yo venezolana, hoy en día no significaría nada, si no hablara
sobre los sufrimientos de tantas personas que están y que ya no están.
Entonces, ¿de qué trata esta
nueva obra para piano y orquesta?
El “Concierto Latino” es muy
distinto de ExPatria, no obstante incluye mi personalidad. El concierto tiene
tres movimientos: el primero es un mambo, el segundo es un andante moderato que
lleva también un tango y que es muy lírico, y el tercer movimiento contiene un
pajarillo que es un tema alegre y sumamente venezolano. Lo compuse como
homenaje a los venezolanos. Es un concierto de mucha energía y emoción, celebra
todas las cosas bellas de América Latina, pero a la vez toma en cuenta la
oscuridad y amenaza constante que tenemos en nuestros países. Hay subcorrientes
extremas que van atentando en contra de la estabilidad de la obra. Y esto es
una metáfora a la realidad latinoamericana.
Gabriela Montero es pianista
y compositora. En 2015 ganó el Grammy Latino de “Mejor álbum de música clásica”
con el disco que incluye la pieza titular “ExPatria”. Por su empeño por los
derechos humanos fue nombrada primera “Cónsul ad honorem” de Amnesty
International.
Jan Walter (ER)
07-07-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico