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miércoles, 2 de noviembre de 2016

Consideraciones acerca del diálogo, por @lmesculpi



Luis Manuel Esculpí 01 de noviembre de 2016
@lmesculpi

Es sumamente controversial. Hasta el punto que el vocablo ha sido prácticamente estigmatizado. Las aprensiones afloran en los campos contrapuestos. La desconfianza es mutua. Las dudas son absolutamente comprensibles. Como escribió el director de teatro Hector Manrique: “las formas en política son tan importantes como el contenido”. La polémica colmó el tiempo de los días recientes. Las fuerzas democráticas no tuvieron espacio para reparar en la puesta en escena que no resultó muy feliz. Agravada más aún por transmisión “agresiva y repugnante” del canal oficial tal como la calificó Chuo. El documento de la MUD intentó -en alguna medida- corregir las fallas observadas.

Lógico, después de solicitar la participación del Vaticano había que acudir a su llamado. Hay que luchar en todos los terrenos. Jugar en todos los tableros simultáneamente. Las movilizaciones, la presión interna, el escenario internacional y sentarse a conversar con el adversario. Estos conflictos -en última instancia- se definen en una mesa de negociación, palabra tan desacreditada -injustamente- en nuestro país, tanto como el vocablo diálogo.

En el proceso iniciado el pasado domingo en el museo Alejandro Otero, se confrontan claramente dos estrategias; el gobierno persigue ganar tiempo y continuar corriendo la arruga, contando con la expresión manifestada por Maduro de ” Dios proveerá” . La Mesa de la Unidad , por su parte, se propone lograr una salida constitucional y electoral cuanto antes. La más expedita es la del referéndum revocatorio que él oficialismo ha empleado todos los recursos a su alcance (incluyendo el poder judicial) para bloquear esa alternativa de desembocadura a la gravísima crisis que confrontamos.

Las cartas están abiertas. Los propósitos de cada quien están definidos. Se sabe que el gobierno cuenta con el control de todos los poderes formales -salvo el legislativo- y uno fáctico de primer orden evidenciado en el alto mando militar. La oposición ahora cuenta con la mayoría del pueblo y con un respaldo internacional sin precedente. El panorama ha cambiado de manera sustancial, estamos en la mejor situación de estos diez y siete años, mientras el oficialismo se encuentra en su peor momento.

La constatación de tal realidad no implica confiar ciegamente en desenlace de un proceso que apenas se inicia, el escepticismo en zonas del campo opositor se explica dado la naturaleza del adversario. Sin embargo, la intensificación de la lucha unitariamente en los diversos escenarios, podrá propiciar un desenlace favorable. Colocar en un lugar prioritario de la agenda de conversaciones el tema de la salida constitucional y electoral a la crisis, constituye un aspecto fundamental para potenciar esa meta estando en sintonía con la aspiración mayoritaria de cambio político.

Como en todas las fases de esta lucha, entramos en una etapa cargada de riesgos y posibilidades. Es elemental asumir el comportamiento que permita disminuir los riesgos presentes y aumentar las potencialidades. La Mesa de la Unidad tendrá que conducirse con todo el ingenio y la perseverancia necesaria para alcanzar el objetivo. Estas virtudes han sido emblemáticas en el desenvolvimiento exitoso, junto a la unidad que permanece siendo un factor clave para llegar a conformar la amplia mayoría que ya se manifestó en diciembre.

Más allá de las naturales divergencias, es necesario desarrollar las visiones compartidas que permitan la unidad de propósitos, de conducción y de acción en los diversos escenarios. Para alcanzar un despliegue complejo y diverso, para avanzar en el logro del cambio necesario y posible.

Luis Manuel Esculpi
@lmesculpi

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