Por Odell López
Más allá de
los indicadores, Venezuela atraviesa una crisis que es
palpable en cada contenedor de basura o en cada cola de
supermercado. Según el analista Michael Penfold, aunque Nicolás
Maduro es quien ejecuta las medidas del país, su popularidad no va en
proporción con el descontento social del venezolano.
Al comparar la popularidad del
Jefe de Estado venezolano con la de sus homólogos de Brasil, Michel Témer y
Argentina, Mauricio Macri, la aprobación de Maduro resulta mayor que la de
estos dos, pese a que Venezuela se mantiene en una crisis sin medidas
correctivas, a diferencia de Brasil y Argentina.
Por eso el profesor del Centro
de Políticas Públicas del IESA cree que la crisis no empujará a un
cambio de Gobierno en Venezuela, salvo que haya un proceso de negociación entre
los distintos actores políticos.
Durante el foro
de Perspectivas 2017 organizado por el IESA, el analista explicó que
la popularidad de Maduro no implica que sea un candidato presidenciable para el
partido de Gobierno. “Maduro pierde cualquier elección, incluso con
una oposición electoralmente dividida en la que fuera
cada candidato por su cuenta, es decir, Henrique Capriles, Leopoldo
López y Henri Falcón”, aseguró.
Esto obedece a que
el chavismo ha perdido su competitividad electoral, según el experto,
y por ello debe reconfigurarse, porque ni siquiera en un escenario
electoral próximo hay un sustituto de Maduro que agrade a toda la
coalición de Gobierno, dijo.
“Inclusive, si Maduro dice que
se presenta como candidato a un escenario futuro electoral, eso también traería
discordias dentro del Psuv”.
Penfold habló de escenarios
electorales pero también consideró la gran interrogante nacional: ¿Habrá
elecciones? El analista desconoce la respuesta, pero asegura que la decisión
está única y exclusivamente en la voluntad del chavismo y del TSJ.
Inclusive, una de las
hipótesis es que mientras demoran los procesos electorales tanto regionales
como locales, el oficialismo busca tiempo para tratar de mejorar sus
indicadores de aceptación en medio de la crisis nacional.
En su ponencia, el académico
precisó que aunque 53% de los venezolanos se niega a un nuevo proceso de
negociación o diálogo entre Gobierno y oposición, este es el único
camino posible para iniciar un proceso de transición.
“La negociación de octubre fue
un rotundo fracaso porque la mediación estaba mal manejada, fuimos demasiado
‘Caribe’ y se hizo sin reglas. Una mediación supone reglas para que esto sea
efectivo. Además, faltaba parte del Gobierno y de la oposición y además estos
últimos abandonaron la presión de la calle como una medida de negociación”.
Para Penfold, un proceso de
negociación efectivo para salir de la crisis le daría sostenibilidad a
la institucionalidad en el país.
21-03-17
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