Luis Ochoa Terán 24 de marzo de 2017
Nadie
puede negar, que el informe que presentó Luis Almagro al Consejo Permanente en
mayo pasado y su actualización es impecable; además, el mismo expresa la
realidad política, económica, social e institucional que vive la trágica
sociedad venezolana en los actuales momentos, por el contrario, por no decir
idénticas condiciones existían desde los tiempos de Chávez y nunca se había
recurrido a su aplicación, y la razón no es que en aquella época teníamos
gobiernos latinoamericanos inconscientes de la autocracia chavista ni
simplemente porque habían más gobiernos chavistas que ahora, porque un paso
como éste no es fácil que los gobiernos tomen, aún, los amigos de la democracia
venezolana como tampoco lo será en los actuales momentos, sobre todo, cuando
Almagro impulsado por los radicales nuestros, no quieren transitar por los
procedimientos correspondientes del Organismo Interamericano, aparte de que
éste se ha extralimitado en sus funciones emitiendo y enclaustrando a los
gobiernos de la región en una decisión de esa magnitud sin consultas previas.
El Secretario General de la OEA no puede dar opiniones ni emitir decisiones que
no haya consultado con los gobiernos (él es sólo un vocero de los gobiernos de
la región y no un actor independiente) y menos recomendar un ultimátum a un
Estado miembro como el que emitió, salvo que el Consejo Permanente lo haya
decidido. El Secretario General por estos arranques inconsultos,
lamentablemente sufrirá las consecuencias más temprano que tarde, esperemos que
no, porque él es un verdadero demócrata que como tal se requiere en estos
momentos aciagos del autoritarismo en el continente.
Los
radicales venezolanos junto con el Secretario General de la OEA han demonizado
el instrumento interamericano de defensa y fortalecimiento de la democracia
como es la Carta Democrática Interamericana. Definitivamente en el caso
venezolano, el interés de aplicarla por parte del Secretario General no ha sido
la misma que en Nicaragua, en donde existen las mismas o peores condiciones
para su aplicación y Almagro ha sido más tolerante, tal vez por aquello, de que
el déspota de Ortega no ha sido insultante con el Secretario General como el
primitivo de Nicolás Maduro y la dislate de su Canciller.
Los
sectores más radicales de algunas de nuestras organizaciones políticas de
oposición, tal vez, por su falta de experiencia, inmadurez o ese ímpetu juvenil
no han terminado de entender, que la propia Comunidad Internacional en verdad,
si nos acompaña y hará sus mayores esfuerzos con su presión política, pero la
solución es de nosotros los venezolanos.
Hay
que entender que la dimensión y consecuencias que acarrea para nuestro país la
aplicación de la Carta y su Artículo 20, conduciéndola a la sanción más grave
como es la “Suspensión de Venezuela” del Organismo Interamericano, derivará en
mayores sacrificios para nuestro pueblo, sin ninguna consecuencia política de
destitución de Maduro, por el contrario, tendremos mayor represión por parte
del Gobierno Bolivariano sin supervisión internacional, restricción financiera
y comercial, aparte, del desencanto de nuestra gente por otro engaño más y la
persistencia en nuestros errores políticos que siempre termina al final, de
atornillar al régimen de Maduro.
Los
venezolanos deben entender que la OEA es un Organismo Intergubernamental para
la defensa de los gobiernos y la Carta Democrática tiene como finalidad
prevenir e impedir golpes de estados. Es un instrumento diplomático en la
prevención y solución de intentos de Golpe de Estado, así como, para su
intervención diplomática en casos de “alteración del orden constitucional” de
uno de sus miembros. En este sentido, hay que recordar que el Art. 18 y el 20 establecen
mecanismos de negociaciones como son los grupos de trabajo, las misiones
diplomáticas, los buenos oficios, etc., previos a la sanción de suspensión que
es la más grave, de allí, que hay todo un proceso político y diplomático. Los
gobiernos del continente no nos acompañarán a “la suspensión de Venezuela” ni
siquiera aquellos países amigos que han expresado su apoyo a la democracia
venezolana. Una vez más serán derrotados nuestros radicales.
No hay
que olvidar que el Consejo Permanente reunido en República Dominicana en mayo
del año pasado, al tratar el tema venezolano decidió enviarnos al diálogo,
diálogo que el Vaticano no ha dicho todavía que ha fracasado sino que tiene
dificultades, diálogos mismos que los gobiernos del continente, la Unión Europea
y la Comunidad Internacional en general saben, que son esos mismos sectores
radicales los que lo han bombardeado buscando una salida rápida con ayuda
internacional, ello, por su incapacidad de encontrar una solución al problema
electoral y no será con la aplicación de la Carta Democrática ni con la
suspensión de Venezuela, sino por el contrario, negociando y logrando ese
proceso electoral regional, general o un acuerdo nacional para un gobierno de
transición, que definitivamente pasará por el diálogo, el cual sin duda alguna,
sí respaldará la Comunidad Internacional.
Estos
extremismos no pueden continuar dando paso a sus impulsos e intereses políticos
particulares y partidistas sobre los intereses nacionales, las necesidades y
los sacrificios por los que pasan nuestro pueblo. Tienen que terminar de
entender, que el acompañamiento internacional no es lo mismo que intervenir.
Que la solución es sólo nuestra. Que estas actitudes equívocas son las que
ayudan al gobierno a mantenerse en el poder.
Tengamos
la certeza que ni la suspensión de Venezuela de la OEA, ni bombardeando el
diálogo o mediatizando la Mesa de la Unidad como lo han hecho, vamos a salir de
este régimen, todo lo contrario. Como dice Chúo Torrealba: ¡La Unidad es la
Fuerza! Sin Unidad de propósitos y objetivos no lograremos el cambio. La
división le hace el juego al gobierno. No se equivoquen, el pueblo venezolano
está clarito.
Luis
Ochoa Terán
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