Luis Manuel Esculpí 29 de marzo de 2017
@lmesculpi
Los
autoritarismos que se inspiran en dogmas decimonónicos suelen hacer alardes de
la modernidad, mientras sus pueblos están sumidos en el atraso y la indigencia.
En el período de la guerra fría, la desaparecida Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas pretendió empatarse en una de carrera espacial -donde
inicialmente obtuvieron algunos éxitos- al colocar el primer satélite, el
primer ser vivo y el primer hombre en el espacio. Igual la primera mujer y
primer civil en órbita.
Sin
embargo al iniciarse la década de los noventa con la desintegración de la URSS,
se evidenció el atraso y las calamidades que sufrían sus pueblos y la realidad
que durante años venían denunciando los intelectuales y disidentes del
comunismo.
La mal
llamada República Democrática Alemana pretendió igualmente competir con la
República Federal, el derrumbe del muro, evidenció la falacia sobre la cual se
sostenía ese régimen represivo.
Al
aproximarnos a nuestro continente podremos observar que los tan cacareados
logros iniciales en materia de salud, educación y en los deportes de la
revolución cubana, con el tiempo se han venido estancando y quedando atrás frente
al desarrollo y progreso de los países democráticos.
En
materia represiva, de inteligencia y espionaje regímenes autoritarios de ese
signo concentraron recursos de todo tipo, la KGB soviética (donde se formó
Vladimir Putin), la STASI alemana y el G2 cubano, constituyen ejemplos de los
sistemas de opresión comunista. En el primer caso la eficacia del aparato
represivo se disolvió, tanto como la Unión comenzó a experimentar un proceso de
apertura democrática. Y en el segundo se desmoronó al igual que el muro en
noviembre del ochenta y nueve.
Se
mantiene activo el G2 cubano, no es un secreto que asesora al gobierno
venezolano en diversas áreas de carácter estratégico. Seguramente aplicando las
técnicas más sofisticadas existentes en materia de tecnología, para la
interceptación telefónica, las comunicaciones por internet y los laboratorios
que operan desde las redes sociales.
En el
país donde ha reaparecido el trueque como mecanismo de intercambio, el mismo de
los gallineros verticales, de la ruta de la empanada, de la más alta inflación
del planeta, de las colas para conseguir desde el pan, hasta toda clase de
alimentos y medicinas.
Si, en
nuestro país, donde aumenta las cifraste la pobreza en todas sus acepciones,
donde crece el número de personas que hurgan en la basura para proveerse de
alimentos y los animales padecen de desnutrición en los zoológicos, el gobierno
se jacta de poseer dos satélites en el espacio y de estar al día en toda la
materia comunicacional.
Desde
el día 30 de diciembre pasado se encuentra desaparecido un helicóptero de la
Fuerza Armada nacional, con trece personas a bordo, entre ellos varios civiles.
Aparte de la versión inicial del inicio de la búsqueda, las autoridades
competentes en especial el Ministro de la Defensa no ha emitido una sola
declaración oficial, dando lugar a las más variadas especulaciones acerca del
desafortunado accidente.
Más
recientemente un pequeño contingente de soldados, ubico un campamento en
territorio colombiano (Arauquita) e hizo nuestra bandera, después de la
confusión inicial y las primeras declaraciones del gobierno venezolano, la
Canciller declaró -después de la retirada de los soldados- que el incidente se
debió al cambio constante del curso del río Arauca, que puede ser que la
frontera se modifique. De nada sirve entonces no sólo la tecnología satelital,
sino el simple empleo del GPS o la técnica más elemental de comunicaciones.
Al
igual que los antiguos sistemas del llamado “socialismo real, en el mal llamado
“socialismo del siglo XXI” conviven las formas más atrasadas de relaciones en
la sociedad, con el empleo de tecnología moderna para espiar y controlar a los
ciudadanos y para proyectar ante el mundo una imagen de modernidad. En eso
también nos parecemos.
@lmesculpi
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