Omar Villalba 27 de marzo de 2017
“Los
chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra “crisis”. Una pincelada
significa “peligro”, la otra “oportunidad”. En una crisis toma conciencia del
peligro, pero reconoce la oportunidad”.
John
F. Kennedy.
El
pueblo chino forma parte de una gran civilización milenaria, y que a diferencia
de otros pueblos e imperios ha persistido, a través del tiempo, hasta nuestros
días por dos razones: 1) el pragmatismo y 2) la paciencia. Algunos argumentan,
que debido a la creencia en la reencarnación los chinos suelen pensar en
términos de largo plazo. Eso se traduce en un hecho muy sencillo: los chinos
son cautelosos y siempre van dos pasos por delante de los demás. Para el chino
la astucia, junto al sentido de deber, honor para con su comunidad y el
sacrificio por un bienestar mayor, son los valores más preciados.
Gracias
a esa mentalidad han sido capaces de sobreponerse a miles de crisis internas,
el contacto con el hombre blanco; el dominio inglés, japonés, y la llegada del
comunismo. En este último caso, fueron capaces de entender el principal
postulado del marxismo: la dialéctica. Y a partir de ella pudieron capear los
efectos negativos de la mala implementación de este sistema. Debido a la
ejecución pragmática de este principio, China es una república comunista, pero
a su vez una potencia económica y capitalista en el sentido más estricto de la
palabra, que tiene en jaque a las principales potencias mundiales.
¿Cómo
lograron eso? Sencillo pues, entendieron que toda crisis conlleva un riesgo
además de un peligro, el cual si es aprovechado y manejado con sumo cuidado
presenta una oportunidad que les permite obtener una VENTAJA.
En
este momento, deben estar preguntándose ¿Cuál es la necesidad de este preámbulo
tan pretencioso? Pues es imperativo poner todo en contexto, pues en este
momento Venezuela transita por una crisis —de tipo económica, social y
política— producto de más de 18 años de malas prácticas y desgobierno. Pero,
esta situación catastrófica también ha generado el escenario ideal para que
ocurra un cambio hacia un mejor Gobierno.
Un
ejemplo de este fenómeno lo observamos el 6D del 2015 cuando la UNIDAD
consiguió arrancarle de las manos la Asamblea Nacional a la “Revolución”. Este
resultado, sin duda inesperado, allanó el terreno para que la MUD se potenciara
e iniciara una serie de actos cuya intención es cambiar el gobierno, crear una
nueva Venezuela donde las generaciones futuras pueden crecer y florecer.
El
revés que sufrió el gobierno los obligó a ser proactivos y tratar de
adelantarse, sin éxito, a la MUD. Sin su líder, carecían de la figura
carismática con la lengua de plata capaz de transformar, a nivel discursivo,
cualquier derrota en una victoria. Sin esta capacidad, los “revolucionarios”
comenzaron a hacer gimnasia mental. Me recuerdan, sin duda alguna, a ese amigo
bocón y orgullo que todos tenemos. Y mientras la MUD se posicionaba y enfilaba
sus fuerzas por el revocatorio, ellos se dedicaban a preparar chapuza tras
chapuza para frenar este evento. Al final, tuvieron que sacarse una liebre de
la chistera, y valerse de unos tribunales penales para frenar el avance del RR.
Luego,
consciente de su vulnerabilidad, convocaron a la UNIDAD a un diálogo ¡Quién se
los habría imaginado! La todopoderosa revolución que vivía mandando sola a sus
anchas tuvo que ceder y dar a torcer su brazo. Se vieron en la necesidad de
sentarse a hablar con los burgueses apátridas de la oposición. En esa
oportunidad la casta del perro volvió a salir, y el gobierno se adjudicó el
evento y los logros del diálogo. Este ejercicio de gimnasia mental pondría de
nuevo sobre la mesa sus contradicciones, pues el sentarse a charlar con la MUD
implica reconocerlos a estos, como mínimo, en términos de igualdad o semejanza.
Lo cual significa, al fina: la MUD ya no es escuálida, ya no es minoría y que
la revolución si ha sufrido una minusvalía en sus capacidades.
No
conforme con este evento, se han adelantado a la MUD en otros aspectos, siendo
el más importante las Elecciones Regionales. Conscientes, al menos en el fondo,
de esta debilidad, el Gobierno se sacó de la manga un sinfín de excusas, siendo
la más notoria la renovación de los partidos políticos.
Esta
renovación no es más que un indicio del miedo que sienten ante la posibilidad
perder las eventuales elecciones regionales. Como están conscientes de que la
UNIDAD no es un ente homogéneo, presentan esta situación con la esperanza de
fragmentarla. Si bien hubo voces contrapuestas y negadas a llevar adelante este
proceso, lo cierto es que la MUD le ha metido el pecho al fenómeno. Lograron
transformar esta aparente crisis en una oportunidad, y lejos dividirse e
iniciar un festival de puñaladas —cosa que la Revolución anhelaba— se unieron y
decidieron validarse.
Lejos
de caer e iniciar un llantén, la MUD se ha crecido frente a esta aparente
adversidad y le ha demostrado al Gobierno que tiene fuerza. Que aún hay
militantes y poder de convocatoria. En términos sencillos, hemos sido capaces
de hacer frente a esta crisis, al riesgo, el peligro, y transformar todas esas
variables en una oportunidad que nos ha permitido demostrarle que tenemos
bases, poseemos capacidad de convocatoria, no somos una horda de facinerosos,
inescrupulosos y ansiosos por el poder. Hay una militancia vieja y una nueva
generación cada vez más comprometida con la construcción de una nueva Venezuela.
Es por
eso, cuando se acerca nuestro turno al bate, este 1 y 2 de Abril, debemos salir
con ánimos a validarnos. Transformar este intento de hacernos caer, en una
fiesta democrática con alegría y civismo. Y es algo que debemos no solo hacer
este día, sino lo que siguen. Apoyar e incentivar a los otros militantes de los
partidos de la MUD que aún faltan por renovarse.
Una
firma, un partido, sin duda. Pero eso no impide a que informemos a los
militantes. Eso no impide que motivemos a otros a participar, llevemos el
mensaje de la democracia y la pluralidad de los partidos, cual si fuésemos
misioneros.
Estamos
ante un nuevo tiempo de crisis, pero también frente a una nueva oportunidad que
nos permitirá cambiar estos tiempos. Este es el momento para sentar las bases
sobre la cual construiremos la Venezuela que queremos.
Las
generaciones futuras no los agradecerán.
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