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martes, 28 de marzo de 2017

¿Qué está pasando con el consumo en Venezuela? Por @vsalmeron


Por Víctor Salmerón


Parejas que miran las vidrieras en los centros comerciales y huyen atemorizadas por los precios, familias que ya no recuerdan cuándo fue la última vez que salieron a comer o al cine, amigos que ya no se reúnen a tomar cerveza, mujeres que sacrifican el gasto en artículos de cuidado personal, la alimentación como prioridad sin importar el estrato social y un gran pesimismo ante el futuro: es el venezolano de la prolongada recesión que comenzó en el primer semestre de 2014 y de la inflación más alta desde 1951, el año más antiguo en las estadísticas del país.

En una primera etapa de la crisis, la principal preocupación de las empresas consistió en superar la camisa de fuerza de las regulaciones y colocar productos en los anaqueles; eran los tiempos en que todo se limitaba a la escasez. Hoy se añade un empobrecimiento que impacta al consumo y obliga a redefinir los modelos de negocio.

Magnitud del declive

Luis Vicente León, director de Datanálisis, explica que al contrastar los primeros dos meses de este año con el mismo lapso de 2016 el consumo de los hogares experimenta una caída de 12%, que no es mayor gracias al plan que implementa el Gobierno para distribuir alimentos a precios subsidiados.

Dice Luis Vicente León:

“Hay una contracción de consumo brutal, el nivel de ingresos está muy contraído. ¿Por qué no cae tanto a nivel estadístico? Porque los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) tienen una penetración importante y llevan productos básicos a precios regulados a una población que de otra manera no podría pagarlos; entonces actúan como un compensador del consumo en el caso de los bienes esenciales”

En el comercio formal, donde no existe el subsidio de los CLAP, las ventas de productos básicos disminuyen al punto de que la contracción en las compras de las familias es uno de los factores que explica el descenso del desabastecimiento.


Jean-Marc François, profesor invitado del IESA y director de Retail Audit, compañía que junto a Econométrica elaboró un indicador de escasez que contempla el monitoreo mensual de 156 productos básicos y audita puntos de venta como supermercados, panaderías, farmacias, abastos y bodegas en los diez centros urbanos más importantes del país, afirma que “la tendencia decreciente de la escasez se debe a que la demanda está cayendo más rápido que la producción”.

Para medir la escasez los encuestadores de Retail Audit visitan los establecimientos y precisan los productos que faltan para calcular, junto a Econométrica, una medida general que aumenta o desciende de acuerdo a la ausencia de los artículos. El termómetro refleja que al cierre de enero de este año la escasez se ubicó en 68% tras un descenso progresivo que comenzó en mayo de 2016 cuando registró 80%.

Consumidor arruinado

En el foro que realizó la Cámara Venezolano Americana de Comercio e Industria (Venamcham) para explorar las perspectivas económicas de este año, Luis Maturén, director de Datos, presentó las conclusiones de un estudio que evidencia los cambios que la crisis está generando en el patrón de consumo.

La encuesta de Datos se basó en una muestra de 2.100 mujeres y hombres, mayores de edad, en 43 centros poblados de más de 50.000 habitantes, entrevistados entre el 11 y el 30 de enero de este año y cuenta con un error muestral de ± 2,15%.

La radiografía indica que los venezolanos sienten un empobrecimiento de grandes magnitudes y que sus prioridades al momento de gastar sufren modificaciones relevantes:

1. El 46% de la población afirma que solo puede comprar “muy pocas cosas de las que necesita” y 93% la mitad o menos.

2. Por primera vez la alimentación es el gasto prioritario sin importar el estrato. Ante la pregunta ¿cuáles son los tres principales gastos que no tocaría?, el 93% de quienes se ubican en el estrato ABC+ menciona entre sus tres prioridades la alimentación, al igual que 96% del estrato C-, 95% del D y 94% del E. Históricamente la principal prioridad eran los artículos de higiene y cuidado personal.

3. La interrogante ¿cuáles son los tres principales gastos que estaría dispuesto a disminuir?, permite establecer una escala donde el primer escaño lo ocupan las comidas fuera de casa, seguido de entretenimiento fuera del hogar y, algo que era impensable hasta ahora: el consumo de cerveza.

Hay un gran pesimismo respecto a los próximos meses:

1. Frente a la pregunta ¿cómo cree que será su situación económica y la de su familia dentro de seis meses? Tres de cada cuatro venezolanos sostiene que peor.

2. Cuando se consulta: Comparando su situación económica actual con la de hace un año, ¿diría usted que su situación es? El 95% considera que peor.

3. Desde 1982 Datos elabora un indicador que denomina el Espíritu Territorial Bruto que mide la percepción que el venezolano tiene sobre su situación en el contexto socioeconómico del país; se trata de un índice que se construye de manera muy similar al índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan.

4. En enero de este año este indicador se ubicó en 32 puntos, el nivel más bajo de su historia. Durante el Viernes Negro de 1982 se ubicó en 64 puntos, en 1996 tras la crisis financiera de 1994 y el impacto generado por el ajuste económico que implementó Rafael Caldera en su segundo gobierno cayó a 36 puntos y en medio de la crisis política-económica de 2002-2003 descendió hasta 46 puntos.

5. Los planes de mercadeo tendrán que tomar en cuenta que entre las principales emociones de los venezolanos ya no figuran la alegría o la amistad. La encuesta establece un ranking en orden decreciente y el resultado es: tristeza, rabia, decepción, frustración, temor, incertidumbre y en último lugar la esperanza.

Impacto en la empresa

Una sociedad cuya capacidad de compra ha sido devastada por la crisis obliga a las empresas a implementar cambios que permitan adaptarse a las nuevas prioridades y necesidades de los consumidores.

En este sentido Jean-Marc François dice:

“Se trata de repensar el producto para un venezolano con menor capacidad de compra, entonces vamos a ver, como ya comenzó a ocurrir, empaques de menor tamaño para disminuir el desembolso del consumidor. Además, los empaques tendrán que adaptarse para abaratar precios, por ejemplo, en Guatemala se vende la salsa de tomate en bolsas plásticas y en Colombia la leche líquida y el agua mineral”

Agrega que también es necesario flexibilizar las líneas de producción:

“Para disminuir el precio de los productos habrá que eliminar, en la medida de lo posible, insumos especiales que los encarecen. Por ejemplo, en el caso de los pañales detalles como el elástico y en el papel higiénico el aroma. Productos más básicos sin este tipo de componentes pueden ser más competitivos en precios”

La inflación obliga a un monitoreo constante, Jean Jean-Marc François señala:
“Para los emprendedores o gerentes de mercadeo es vital vigilar no sólo los precios de la competencia sino de los sustitutos también, entre noviembre y febrero la inflación de determinados productos fue el triple que la de sus sustitutos. El consumidor está cambiando de productos muy rápidamente en este momento”

Además, recomienda:

“Evitar lo que ocurre en algunas empresas donde asignan presupuesto de publicidad y promoción a marcas que no tienen suficiente inventario, aprovechar las oportunidades del mercadeo digital y emplear los empaques y puntos de venta para establecer un diálogo con los consumidores: comuniquen, comuniquen”

Trabajo y emigración

El descalabro en la calidad de vida propicia la pérdida de recurso humano, algo que complica más el entorno de las empresas. El estudio de Datos indica:

1. El 50% de los venezolanos manifiesta que se quiere ir del país y 36% indica que en los últimos doce meses algún familiar se ha ido a vivir permanentemente en el exterior.

2. El 20% indica que ha hecho trámites y tiene planificado irse en los próximos doce meses, es decir, uno de cada cinco venezolanos. De este grupo el 40% se ubica en el estrato ABC+, 34% en el C-, 17% en el D y 17% en el E. El fenómeno ocurre en todos los niveles socioeconómicos.

3. El 66% de quienes tienen planificado irse en los próximos doce meses está trabajando y 43% lo hace en la empresa privada, 34% por su cuenta, 10% en una empresa pública o en el sector público y 7,5% en el sector informal.

4. Ante la pregunta: Pensando en el trabajo ideal, ¿qué cosa haría que usted permaneciera en ese trabajo sin querer cambiarse o irse a otra empresa? El 54% de la población responde que el sueldo alcance, 18% beneficios laborales y solo 8% sentirse cómodo. Es decir, el salario es el principal motivador de un cambio de empleo.

Respiro leve

Si bien la capacidad de compra de los venezolanos ha sido barrida por un viento de desastre, la pequeña capa con mayor poder adquisitivo consumirá un poco más en el segundo semestre de este año.

Luis Vicente León afirma:

“Cuando los precios suben abruptamente ocurre que hasta la población que tiene dinero deja de comprar, es lo que se denomina el shock inicial y en Venezuela suele durar entre tres y seis meses. Transcurrido este tiempo quienes tienen capacidad de compra comienzan a hacerlo en mayor medida. Los pocos automóviles que se han vendido son los más costosos, no los económicos”

De acuerdo con Datos el estrato que cuenta con los mayores ingresos y compone la capa denominada ABC+ solo representa 4% del total de la población. El 53% de los venezolanos se ubica en el estrato E, 30% en el D y 13% en el C-.

¿Cuántas empresas podrán adaptarse al consumidor producto de la crisis?

27-03-17




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