Por Froilán Barrios
En nuestro caso cualquier
coincidencia con el corte de medidas de los gobiernos de la quinta república y
su parentela con la galería de experiencias fascistas que asolaron a Europa
durante el siglo XX, no es pura casualidad. Así como el Quijote sentenciara su
vida al definir el final dramático de su existencia: “Me tocó morir cuerdo y
vivir loco”, de esta forma al socialismo del siglo XXI lo sancionará la
historia, por el tanto hablar de fascismo y dictaduras para que apareciera en
su epílogo el feo rostro de Dorian Grey en su mágico retrato.
A estos remedos de comandantes
supremos de la revolución les sucedió como Oliveira Salazar, el dictador que
condujo a Portugal de 1932 a 1968, y que terminara siendo fascista por el peso
del contexto, cuando el fascismo se convirtió en Europa en un artículo de
exportación, copiando a las camisas negras de Mussolini, las falanges españolas,
las camisas pardas de las SS hitlerianas y, en referencia a Portugal, los
camisas azules, milicias creadas en los dos primeros en nombre del
nacionalsocialismo.
Para calificar el derrotero de
las gestiones gubernamentales del siglo XXI, vayamos a la fuente. El fascismo
nació en Italia (1919) ante la necesidad de un Estado fuerte allá, por haber
llegado tarde a la conformación de los Estados nacionales europeos en el siglo
XIX. ¿Qué lo caracterizó? Supresión de la libertad de prensa; prohibición de
los grupos de oposición, cuyos dirigentes fueron llevados al exilio,
asesinados; liquidación progresiva del sindicalismo libre sustituido por el
sindicalismo corporativo fascista; creación de un tribunal en defensa del
Estado, y conformación del Ministerio de las Corporaciones; promoción de
represivas milicias populares, y la promoción de una economía de guerra para
justificar el gasto militar. En Alemania, además del Estado policial
mussoliniano, determinó la liquidación de su izquierda con la noche de los cuchillos
largos.
Ahora bien, esta no ha sido la
única fuente de inspiración de quienes gobiernan esta maltrecha república, su
condimento teórico es otro fascismo, el soviético, que compitiera con los
originales en la materia humana de millones de muertes y desaparecidos, y en
desgraciar la vida por décadas a numerosas generaciones en nombre del
socialismo real, específicamente en la situación que nos concierne a América
Latina.
Este amargo ciclo de la
historia humana estuvo signado por el saqueo de la riqueza nacional, ejecutado
por mandatarios y su entorno familiar y partidario, que, sufriendo la extrema
pobreza en su infancia y juventud en sus pueblos de origen, siendo solo
descalzos y descamisados, se embriagaron de poder y de resentimiento al
manejar, gracias al azar político, a su antojo a naciones enteras y dilapidar a
placer el trabajo y la empresa de millones de seres humanos.
¿En cuánto se parece lo
expuesto a la tragedia que sufrimos hoy los venezolanos? En demasiadas
coincidencias, aun cuando no sea análoga. Pues basta solo con reconocer las
decenas de periódicos, emisoras de radio y televisión que han limitado su
existencia o cerrado sus puertas por la persecución gubernamental; la prisión
de más un centenar de dirigentes políticos; la guillotina de los partidos
mediante el CNE, incluidos los del Polo Patriótico; el exilio de millones de
venezolanos; la fragmentación sindical como política de Estado, reafirmada con
la central sindical bolivariana y el anuncio de que la clase obrera debe tener
un Estado Mayor, ganar la guerra económica y organizar el Congreso de la
Patria, para culminar con la implantación de la Misión Justicia Socialista; los
dakazos y recientes asaltos a las panaderías, y la invalidación de la Asamblea
Nacional electa en 2015. Señales claras de cómo se ha fraguado desde 2007, aun
cuando fuera derrotado el 2-D de ese año, a fuego lento, el neocorporativo
Estado Comunal, todavía inacabado, pero proyectado en el Plan de la Patria para
2019.
22-03-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico