Por Vanessa Davies
Han aumentado las entregas de
bebés "bajo cuerda". A los arreglos entre particulares "en los
que el Estado queda pintado en la pared" es necesario darles respuesta
institucional, dijo José Gregorio Fernández
Una joven soltera acompañada
por su mamá. Una mujer con casi 20 años de matrimonio y varios intentos
fallidos de fertilización asistida. Dos parejas con el mismo signo de
interrogación en el rostro. Todas y todos asistieron este jueves en la tarde al
taller “Ponle corazón a tu sueño de familia”, organizado por Proadopción como
parte de la programación de la Semana de la Adopción 2017.
La situación del país ha hecho
que coincidan dos cosas: una, que crece el número de bebés en condiciones de
ser adoptados debido al aumento de embarazos no deseados (por falta de
anticonceptivos, entre otros factores); y otra, hay muchas familias dispuestas
a adoptar, explicó José Gregorio Fernández, director de la organización social
Proadopción.
Las parejas que antes acudían
a la fertilización in vitro o a tratamientos de fertilización
asistida, ya no pueden hacerlo, indicó Fernández durante el taller efectuado en
la Iglesia Bautista Emanuel, en La Castellana. “Cuesta 4 mil dólares”,
agregaron algunos de los presentes en el taller. Y es, además, “una ruleta
rusa”, porque puede o no funcionar.
Las condiciones de vida han
determinado otros cambios. Hace tres años los niños adoptables podían ser hijos
de una madre violada, de una relación incestuosa, describió el director de
Proadopción. Ahora, en cambio, “nos llegan madres insignes”, que están criando
a tres hijos y no pueden con el cuarto.
“Hay que poner los pies en la
Tierra”, instó Sonia, una de las “mamás de corazón”. “No hay pañales, no hay
alimentos, no hay medicamentos”. Pero Fernández, acostumbrado a ver buenas
nuevas donde otros solo observan obstáculos, señaló que esa realidad les das
más oportunidades a niños no tan pequeños.
Pero también, las
preocupaciones
Al equipo de Proadopción le
preocupa que, atizadas por las dificultades económicas y posiblemente porque
las instituciones no son tan rápidas como la crisis lo amerita, han aumentado
las entregas de bebés "bajo cuerda", los arreglos entre particulares
"en los que el Estado queda pintado en la pared", venta "y otra
cantidad de cosas".
Esto crea, advirtió Fernández
a Contrapunto, "un río revuelto en el que puede haber tráfico de
drogas", secuestro de niñas y niños. Teme que se llegue "a una
naturalización por parte de la sociedad", y que termine por verse como
algo "natural" que se cambie una cédula y así se consiga un
muchachito.
–¿La idea sería agilizar,
facilitar el proceso?
–Exacto. Por ejemplo a
nosotros se nos ha incrementado el número de mujeres que vienen en conflicto
con su embarazo. Y estamos encontrándonos con madres que son madres abnegadas,
que dan la vida por los tres que tienen y no quieren hacerle daño al cuarto que
viene. La clave es comenzar a trabajar a favor de los niños.
¿Es tan engorroso como dicen?
El objetivo del taller era
aclarar qué tan difícil es o no adoptar en Venezuela. “Me han dicho que es
engorroso, lento; que las instituciones hacen de todo para que la gente se
desanime”, se desahogó una de las asistentes. Un hombre comentó: “Me han dicho
que van a quitar el sistema de adopción en Venezuela”.
De entrada, José Gregorio
Fernández aclaró que en Venezuela pueden adoptar personas solteras de más de 25
años de edad; parejas estables de hecho y matrimonio. Recalcó que, debido a las
regulaciones del país, no se les permite la adopción a parejas del mismo sexo.
Dio un mensaje de esperanza a
quienes quieren ser “padres de corazón”: ya sus hijos nacieron y están allí.
Con Fernández habla la voz de la experiencia, porque es papá de tres hijos
adoptivos: el primero llegó de tres meses de nacido; el segundo, de tres años y
medio.
No les restó peso a los
exámenes físicos y psicológicos a los que deben someterse papás y mamás, pero
subrayó que “lo que la gente llama un papeleo” es una tontería, porque el fruto
es un hijo para toda la vida.
Ni fácil, ni difícil
No se puede decir que adoptar
en Venezuela sea fácil o difícil, porque no se puede generalizar, precisó
Fernández en conversación con Contrapunto. El Instituto Autónomo Consejo
Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idenna) tiene
oficinas en todos los estados, pero en Caracas se concentra la mayor cantidad
de niñas y niños adoptables. “Hay estados en los que los niños adoptables son
pocos”.
Las niñas y los niños
adoptables “no tienen voz” y pueden estar invisibilizados, y les corresponde a
las instituciones darles respuesta para que no se queden eternamente en un
centro de atención.
En Caracas "hay una
situación muy bizarra", porque muchos niños tienen grandes probabilidades
de ser adoptados, pero la autoridad que así lo certifica no lo ha hecho; sin
embargo, el juez puede actuar y abrir el camino. "Hay unas carencias en el
modelo de adopción ahora, y una de ellas es la de los lapsos", refiere.
Una de las vías para la adopción es el consentimiento; la otra es la
inexigibilidad de los padres; y la tercera, la privación de la patria potestad.
24-03-17
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