Por DW
Este
jueves (6.4.2017) tuvieron lugar en Caracas dos manifestaciones: una organizada
por los partidos antichavistas para protestar contra el golpe judicial
propinado al Parlamento –de mayoría opositora– a finales del mes pasado y otra
convocada por el oficialismo en respuesta a la de sus adversarios. Miles de
simpatizantes del Gobierno de Nicolás Maduro se movilizaron desde la sede de la
Defensoría del Pueblo hasta la de la Asamblea Nacional, condenando el proceso
iniciado este 5 de abril por los diputados opositores para destituir a los
jueces del Tribunal Supremo de Justicia que despojaron al Parlamento de sus
facultades el 29 de marzo.
Los
simpatizantes del presidente Nicolás Maduro alegan que los diputados opositores
violan la Constitución al intentar remover a siete magistrados de la Sala
Constitucional e insisten en que las decisiones del Parlamento no tienen
validez porque ese poder fue declarado en desacato por el Tribunal Supremo de
Justicia, dominado por fichas del oficialismo. Cabe destacar que la marcha de
los chavistas se desarrolló sin contratiempos, mientras que la de los
antichavistas fue reprimida por la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la
Guardia Nacional Bolivariana (GNB): los manifestantes fueron interceptados en
la principal autopista de Caracas.
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Venezuela
vive dramática situación en las calles
Perdigones
y bombas lacrimógenas
Las
fuerzas de seguridad utilizaron perdigones y bombas lacrimógenas para dispersar
a quienes marchaban desde el este de la capital hacia la Defensoría del Pueblo,
en el centro de Caracas. Originalmente, la oposición tenía previsto orquestar
siete concentraciones simultáneas en distintos puntos de la capital para
después confluir en las inmediaciones de la Asamblea Nacional, como una muestra
de apoyo a los parlamentarios. Sin embargo, Jorge Rodríguez, alcalde
oficialista del municipio Libertador –considerado como un bastión chavista–,
mantiene una suerte de veto contra las manifestaciones opositoras en esa zona.
De ahí
que los cuerpos policiales recibieran la orden de impedir las concentraciones
en ese sector de la ciudad. Frente a ese bloqueo, los dirigentes opositores
persuadieron a sus seguidores de reunirse en la autopista Francisco Fajardo, en
el este de Caracas, y movilizarse hacia la Defensoría del Pueblo para exigirle
al titular de este despacho que interviniera para facilitar la destitución de
los magistrados que redactaron dos sentencias que anulaban de facto la
inmunidad parlamentaria de los diputados y las prerrogativas de la Asamblea
Nacional. Fue en la autopista donde los agentes policiales arremetieron contra
los opositores.
Algunos
manifestantes respondieron con violencia a las agresiones de los cuerpos de
seguridad.
Ataques
contra reporteros
Algunos
manifestantes respondieron con violencia a las agresiones de los cuerpos de
seguridad. En el marco de esos enfrentamientos resultaron heridos dos
fotógrafos de la agencia de noticas EFE: el venezolano Manaure Quintero recibió
el impacto de varios perdigones de goma cuando un miembro de la PNB le disparó
al rostro; la máscara anti-gas y el casco que usaba Quintero evitaron heridas
graves. Asimismo, el colombo-venezolano Miguel Gutiérrez resultó lesionado
cuando un funcionario de la GNB disparó una bomba lacrimógena contra él; la
bomba le causó una fuerte contusión en el hombro y brazo derecho, y dos
profundas heridas en el hombro.
Uno de
los perdigones rompió una parte del casco de Quintero y le ocasionó una fuerte
contusión en la cabeza; en este caso, la máscara anti-gas del fotoreportero
quedó destrozada por uno de los perdigones. Adicionalmente se reportó la
detención arbitraria por parte de la GNB de Elvis Flores, camarógrafo del canal
de noticias venezolano VPITV, quien se hallaba cubriendo las manifestaciones.
Según la alianza de partidos antichavistas Mesa de la Unidad Democrática (MUD),
también hubo manifestaciones antigubernamentales en otros siete estados de
Venezuela: Yaracuy, Guárico, Nueva Esparta, Anzoátegui, Trujillo, Zulia y
Táchira.
Caracas,
la ciudad más violenta del mundo
Por
segundo año consecutivo, la capital de Venezuela ocupa el primer lugar en el
ranking de las cincuenta ciudades más violentas del mundo elaborado por la
organización no gubernamental mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad
Pública y la Justicia Penal. Según el informe presentado este jueves (6.4.2017)
por ese grupo, en Caracas se registraron 130,35 asesinatos por cada 100.000
habitantes en 2016. Entre las diez urbes con mayor índice de homicidios dolosos
figuran otras tres poblaciones venezolanas. Si a la violencia criminal se suma
la violencia política y los otros aspectos de la crisis nacional, cabe decir
que ese país caribeño goza del nivel de vida más bajo del continente americano.
ERC (
EFE / dpa )
07-04-17
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