Fernando Camino Peñalver 16 de
septiembre de 2017
@fernandocaminop
La
UCAB está realizando desde el año 2007, como parte integrante de un proyecto
internacional, un trabajo de investigación denominado Barómetro de las
Américas. En este trabajo se determinó como el problema de la inseguridad
ciudadana se ha desplazado del primer lugar, ante la preocupación que
representa en la población el tema económico personal.
No es
que el grave problema de la inseguridad se esté resolviendo, se ha agravado,
pero el sufrimiento diario de nuestra población es mayor, porque es muy penoso
que después de acostarse sin cenar, para el padre o la madre su principal
preocupación sea cómo alimentarse y alimentar a sus hijos y muchas veces a sus
nietos, al día siguiente.
A
partir de 2014 según la encuesta, la inseguridad empezó a descender y a
ascender el problema de la crisis económica y la escasez. Ya en 2016, casi el
ochenta por ciento de los ciudadanos entrevistados afirmaba que su principal
preocupación era su situación económica y la escasez, esta tendencia se ha
mantenido este año.
Lo
lamentable es que el gobierno no ha hecho nada por solucionar esta grave
situación. El régimen ha hecho todo lo contrario, agravarla con medidas que van
en contravía con la solución, como incrementar los controles y el irrespeto a
la propiedad privada. Esta semana Maduro anuncia una serie de medidas que
ratifican lo que estamos señalando, en materia económica seguimos por mal camino.
Una de
estas medidas es el aumento del salario integral, que se ha convertido en la
política anti inflacionaria del gobierno. Desde 2013 Maduro ha aumentado el
salario integral 19 veces, pero a pesar de estos aumentos el salario se ha
movido muy por debajo de la inflación y no ha solucionado el grave problema de
la carestía de los alimentos. El problema es que el aumento del salario no
viene acompañado de políticas macroeconómicas que estabilicen la economía, ni
de medidas de orden legal, que garanticen
la seguridad jurídica y la propensión a invertir del sector privado. Esto trae
como consecuencia que se genera más demanda ante un aparato productivo incapaz
de satisfacerla, aumentando de esta manera la inflación, la escasez y la caída
del consumo.
Según
la metodología internacional utilizada para establecer los cambios en el
indicador del empleo, nuestro país figura en el último lugar de América, con
una tasa de desocupación de 18%. Esta cifra sumada a un aproximado del
cincuenta por ciento de la población laboral que se mantiene en el sector
informal, nos arroja el resultado de que cerca de un setenta por ciento de
nuestra población con capacidad para desarrollar actividades laborales, no se
beneficia del aumento del salario integral, pero si sufre las consecuencias de
esta desacertada política: inflación y escasez.
En los
cuarenta años de gobiernos democráticos, los aumentos de salarios se acordaban
en una Comisión Tripartita, conformada por el gobierno nacional, la
representación laboral y los representantes del sector patronal privado. Para
acordar el aumento se tomaban en consideración las cifras de inflación del BCV
y la evolución de la canasta alimentaria, medidas por encuestas realizadas por
el sector laboral, también se consideraba la productividad de los trabajadores
en las distintas actividades del área económica.
El
bono de alimentación se creó en los gobiernos democráticos, como un beneficio
accesorio del salario y no como parte de éste. El régimen ha convertido el bono
de alimentación en parte integrante del salario, pero en detrimento de los
beneficios sociales del salario. En esta perversa maniobra el bono supera el
valor del salario mínimo, pero no se incluye en el cálculo de las prestaciones
sociales, empobreciendo de esta manera a nuestra población laboral.
Esta
es una de las razones que nos demuestran que este régimen ya es insoportable
para nuestra nación, de allí la urgencia de un cambio de rumbo que nos
garantice el bienestar social y económico que tanto merecemos. Este cambio solo
lo podemos lograr dentro de un sistema democrático y lo vamos a alcanzar por la
vía electoral, pacífica y constitucional. El voto sigue siendo la mejor opción
para derrotar la bota.
@fernandocaminop
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