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sábado, 9 de diciembre de 2017

Cosa de beatos por @cgomezavila


Por Carolina Gómez-Ávila


A mediados de septiembre, algunas agrupaciones que hacían vida dentro de la Mesa de la Unidad Democrática se separaron de ella y se amuñuñaron (porque eso tampoco es unidad) bajo un logo con nuestro mapa que usan para adversar, como ente antipolítico, a la MUD.  Se trata de una alianza abierta -e impunemente- anticonstitucional porque como no pueden participar en contiendas electorales (no son partidos políticos legales, no tienen tarjeta válida) no sólo llaman a la abstención sino que convocan a destruir la forma política republicana vigente, asegurando que debe darse “una salida por la fuerza” (Golpe de Estado) o una intervención militar extranjera, delitos contemplados en el Código Penal. Sus voceros ya no se inhiben para decir que deberemos dar por bueno que esta dictadura se sustituya con otra en la que esté contemplada la pena de muerte entre otras barbaridades.

Para más calamidad, Primero Justicia, Acción Democrática y Voluntad Popular acordaron no postular candidatos a las elecciones municipales de este domingo, traicionando la razón de ser de los partidos políticos: llegar al poder por la vía electoral. Ocasión que aprovecha Avanzada Progresista prestando su tarjeta a cualquier advenedizo, demostrando que no tiene ideología alguna sino que busca contribuyentes para las aspiraciones presidenciales de Henri Falcón. Un Nuevo Tiempo también ha acogido a los “autoexcluidos” de aquellas toldas, por lo que un vistazo a los tarjetones municipales resulta, cuando menos, chocante.

Para completar el panorama opositor, fuera de la MUD también son legales el MAS y Copei, partidos que alguna vez participaron de ella pero se separaron hace algún tiempo.

Todos los demás lucen como franquicias del gubernamental PSUV, que ante estas circunstancias postula a más de un centenar de rostros nuevos, lo que les permitirá hacer creer a sus militantes que su estructura es democrática y que han renovado el gastado liderazgo, aunque en realidad sólo estén reforzando su relación clientelar interna. Este será el único partido político beneficiario de la jornada, gracias no sólo al fraude continuado del aparato en el poder sino a la inconmensurable ayuda que le brindará la abstención.

Para este domingo, encuentro vergonzosas las 2 opciones democráticas de mi municipio. Ambos candidatos, desconectados del empobrecimiento súbito de sus electores, se muestran apáticos ante la tragedia y no explican cómo surtirán y gestionarán los servicios municipales de salud cuya demanda aumenta día a día; nada sobre incrementar el número de efectivos policiales que hace tiempo es insuficiente para atender a nuestra población fija y flotante; nada sobre las desaparecidas papeleras ni sobre la reposición del mobiliario público vandalizado por quienes intentaron que 4 meses de protestas se convirtieran en una guerra civil. Pero eso sí, mucho de cara a cómo los verán en otros municipios; cualquiera de ellos como alcalde resultará un bluf (como hasta ahora, seguirá el derroche en espectáculos y eventos culturales) a menos que los vecinos empecemos a presionar en favor de lo prioritario y de estricta competencia municipal.

De modo que sé a lo que me enfrento, pero este domingo 10 iré a votar y no será nulo. Para quienes entienden de qué se trata restituir la República y defender la democracia no hace falta que enumere motivos; seguro comparten conmigo la mezcla de espanto y pena ajena que producen quienes plantean sanar a un enfermo agonizante, matándolo primero: vía milagro.

Pero insistamos en que votar en dictadura es un acto de resistencia equivalente al uso de un músculo para que no se atrofie, que no se trata sólo de votar sino de defender el voto, que defenderlo  no es caerse a puñetazos sino organizarse impecablemente para motivar, acompañar, presenciar y validar cada fase del proceso o recolectar las pruebas que demuestren fehacientemente el fraude y presentarlas en todas las instancias necesarias hasta deslegitimar a la dictadura.

Ya sé que estas razones no valen para quienes repiten enajenados que las dictaduras no salen con votos sin ver que con Golpes de Estado sólo se montan dictaduras. Están poseídos por la irracionalidad, son víctimas de un adoctrinamiento al estilo nazi que incita al exterminio del otro sin darse cuenta de que su deseo, hecho realidad, nos sumiría en décadas de guerra civil. A estos no les importa que Tocqueville advirtiera que aunque los partidos políticos deben aspirar a imponer sus puntos de vista, la interacción implica tolerancia y que ningún grupo -ninguno- puede eliminar a su opositor sin destruir el tejido mismo de la sociedad.

Y he aquí, en las palabras de Tocqueville -uno de los más importantes ideólogos del liberalismo que esgrimen estos perturbados en permanente contradicción-  que encuentro mi nuevo motivo para votar este domingo. Votar como mecanismo para evitar que destruyan el tejido social. Votar para convertirme en un número que dé vida a las minorías, como alzamiento a sus ansias de exterminio. Sí, esta vez también voy a votar contra la propuesta de aniquilamiento que está haciendo la antipolítica.

Porque para restituir la República democrática, ya todos sabemos que es imprescindible votar. Creer que puede hacerse sin votar, esperar que venga alguien armado a salvarnos de esto y luego nos regrese la democracia voluntariamente porque es bueno, es como esperar milagros sin mover un dedo: cosa de beatos.

09-12-17




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