Por Javier Antonio Vivas
Santana
Al momento de redactar estas
líneas, independientemente del número de alcaldías que haya ganado el
madurismo, hacia el final de la tarde del 10-12-2017, Jorge Rodríguez, como
parte de la cúpula del Partido Stalinista de Venezuela (PSUV) declaró que los niveles
de participación de nuestras elecciones municipales eran “superiores”
en relación con la participación de elecciones presidenciales de otros países,
cuando la única verdad es que la abstención era tan evidente, que
hasta un periodista de Venezolana de Televisión (VTV) de manera disfrazada
debió “preguntarle” a Nicolás Maduro, luego de que este ejerciera su derecho
al voto, sobre la posibilidad de darle un “premio” a quienes votaran con el “carnet
de la patria”, con la intención manifiesta, en forma de criptosemántica, de
intentar atraer a esa hora a millones de venezolanos para ejercer el sufragio.
En tal sentido, la respuesta
de Maduro no se hizo esperar, al
punto de aprobar la posibilidad de un premio por parte de la
“República” sobre quienes acudieran a votar con el susodicho “carnet”, por
supuesto, sin dejar de confirmar ese “voto” en el respectivo punto rojo que
el PSUV acostumbra a colocar cerca de todos las escuelas y liceos que
funcionan como centros de los distintos procesos electorales.
Y es que con tales niveles de
participación, Maduro y la cúpula del PSUV han sido derrotados, porque si algo
ha quedado en evidencia es que sólo cuentan con una maquinaria cuyos miembros
asisten a votar de manera forzada, pero que definitivamente revela que no
tienen pueblo, porque si tuvieran ese pueblo que tanto dicen los apoya como
gobierno, que nadie tenga dudas de que más de 8 millones de electores habrían
votado por el PSUV y el mal llamado “polo patriótico”, y eso no ha ocurrido ni
en las elecciones de gobernadores, y menos en estas de alcaldes, razón por la
cual la derrota de Maduro en unas eventuales elecciones
presidenciales, en las cuales se conforme un gran frente antimadurista, no sólo
será inminente, sino que el PSUV quedará como tierra arrasada en todos los
órdenes de estructura política.
Ante tal realidad, la cúpula
del PSUV sólo le queda emplear el “carnet de la patria” como herramienta de
prostitución forzada del voto. Es decir, no es coincidencia que un
periodista realice una pregunta a Nicolás Maduro en términos inocentes de
otorgar un “premio” a quien ejerza el voto con tal “carnet de la patria”. ¡No!
Es la compra de la conciencia en términos reales del poder que tiene el
ciudadano con su voto de sacar a Maduro y esta pesadilla de gobierno del poder,
razón por la cual, para las próximas elecciones presidenciales la cúpula del
PSUV desde todos los componentes del “Estado”, absolutamente todos, prometerá
entregas de viviendas, materiales de construcción, vehículos, autobuses,
computadoras, neveras, cocinas, aires acondicionados, dinero y cualquier
prebenda, con tal de que los electores voten por Maduro.
En tales condiciones para ir a
un posible escenario electoral, Maduro al desatar una crisis inflacionaria sin
precedentes y ordenar que todo procedimiento en las instituciones públicas sea
a través del “carnet de la patria”, pretende que todos los venezolanos seamos
prostituidos como ciudadanos en nuestro derecho al voto, en donde muchos por
razones de sobrevivencia, se ven en la imperiosa necesidad de realizar labores
incluso en contra de su voluntad. Esto equivale a decir que estamos en
presencia de un gobierno que ha llegado a los extremos psicópatas de no
importarle qué tanto sufra ese pueblo con mis erradas decisiones, que hasta me
atrevo a proponerle que me venda su voto por lo que pueda ofrecerle como
“Todopoderoso”, aunque tales acciones impliquen ver humillado(a) y ultrajado(a)
a la persona que recibe el “pago”.
Como venezolano tengo que
denunciar, rechazar, deplorar y condenar esta barbarie política. Nunca
en la historia contemporánea había visto tanta bajeza y bazofia pensativa de
una cúpula política. Necesario es que digamos al niño, al joven, al adulto, al
anciano, y en todas las instancias nacionales e internacionales, que Maduro, el
PSUV y tal cúpula partidista ha llegado al extremo de querer prostituir
nuestras conciencias y forma de pensar, sometiéndonos por hambre y necesidades,
al imponernos el ejercicio del “voto” en su favor. Estamos obligados a mantener
la dignidad del pensamiento y la conducta humana de la moral y la ética ante
quienes pretenden violarnos en lo último que nos queda como pueblo: la
libertad.
La prostitución forzada del
voto es lo último que intentará legalizar y forzar la cúpula perversa del PSUV
contra el pueblo de Bolívar, ante la pérdida de una elecciones presidenciales
que saben no podrán evitar en 2018, si conformamos una gran alianza
antimadurista. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
Foto: Archivo Efecto Cocuyo
11-12-17
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