Por Ibis León
Más allá de las obvias
semejanzas que tiene el cuarto intento de diálogo, que inicia formalmente
este 1 de diciembre, entre el Gobierno y la oposición venezolana
existen diferencias clave que presionan a los políticos a no fracasar
nuevamente.
La más notoria:
la veeduría de seis países (México, Chile, Paraguay, Bolivia,
Nicaragua y San Vicente y Las Granadinas) en los encuentros.
“El acompañamiento
técnico y diplomático puede empujar a la toma de decisiones que no
necesariamente tengan que ver con los temas gruesos que más polarizan, pero que
pueden facilitar la adopción de políticas públicas que favorezcan a la
población”, opina el politólogo Piero Trepiccione.
Lo mismo señala el analista
político Francisco Sucre: “El mundo está más atento y, como lo dijo ayer el
canciller de Chile, espera resultados porque les preocupa la emigración de
venezolanos y el impacto que pueda tener para un eventual default del Gobierno
venezolano. El Gobierno está presionado por las sanciones
internacionales y porque quiere crear un clima de estabilidad para
las elecciones presidenciales y la oposición está presionada,
especialmente el grupo que no apoya la salida, porque no quiere fracasar y ser
luego criticada sobre todo después de que el grupo técnico ha sido
descalificado”, afirma.
Sucre agrega que en este nuevo
intento de negociación la oposición va más estructurada. “Las expectativas han
sido manejadas de forma más modesta y esta vez va equipada con profesionales.
Hay un aprendizaje en ese sentido”, manifiesta.
Por
el chavismo acuden a la cita la presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente, Delcy Rodríguez; el ministro de Comunicación Jorge Rodríguez; el
exrepresentante de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton; y el ministro de
Educación, Elías Jaua, como principales voceros.
Trepiccione coincide en que la
ciudadanía tiene expectación más racional. “La opinión pública si
bien es cierto que tiene esperanzas y deseos de que esto produzca resultados
para el país el nivel no es tan alto como en procesos anteriores lo que es
positivo porque está claro que un proceso de negociación puede tardas
años”, expone.
Otras diferencias son: 1.- El
Gobierno va con sanciones internacionales y con una presión internacional más
alta, pero con mayor fortaleza política interna; 2.- la oposición va con
mayor respaldo internacional, pero con un claro deslinde a lo interno; 3.- La
conformación de un equipo técnico que asesorará a los políticos.
Mientras que para Trepiccione
la agenda es diferenciada porque no se circunscribe exclusivamente al tema
electoral, para Sucre se trata del “mismo guión”. “Se mantienen los temas
similares y el clima de opinión sigue polarizado”, concluye.
Foto: EFE
01-12-17
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