Por Antonio Pérez Esclarín
Los voceros del Gobierno
siguen señalando entre los principales logros de la revolución “la educación
pública gratuita y de calidad”. Si bien la calidad no pasó de mera
proclama y aspiración, parecen ignorar que hoy el problema no es la calidad,
sino la educación a secas. Porque escuelas, liceos y universidades se están
quedando sin alumnos y sin docentes. Por ello, me resultó inconcebible la
afirmación del Presidente de que la vuelta a clases había sido un rotundo
éxito, pues más de siete millones de estudiantes habían regresado a las aulas.
¿Quiénes son los que informan al Presidente cuando la realidad es que la
mayoría de las escuelas y liceos siguen todavía sin abrir sus puertas y las
inscripciones están dando números alarmantes?
Supongo que el actual
ministro de educación, Aristóbulo Istúriz, no maquillará los números ni negará
la grave crisis de la educación, a diferencia del anterior ministro Elìas Jaua
que, en una de sus últimas entrevistas, afirmó que los números de la deserción
no eran significativos ¿Era sincero el Ministro o ignoraba los números reales?
¿Conocía el entonces Ministro que, según algunos estudios, de cien niños que
ingresan en primaria sólo 37 terminan sexto grado, que de ellos 34 ingresan al
bachillerato y solo lo culminan 4?
Habría que investigar,
además, con qué formación egresan esos sobrevivientes pues algunos lo hacen sin
haber cursado matemáticas, física, biología o inglés por carecer de profesores.
¿Sabía el Ministro que, según el estudio de la Fundación Redes, la deserción en
Educación Media alcanza la astronómica cifra de 78 por ciento? En cuanto a la
universidad, se calcula que la matrícula ha descendido a la mitad en la mayoría
de las carreras y en educación ha llegado a la astronómica cifra de 70 %.,
hasta el punto que varias escuelas de educación han cerrado por falta de
alumnos y la propia UPEL tiene una matrícula irrisoria. Y esto es gravísimo,
pues nos estamos quedando sin maestros y profesores. A los miles que se
han ido o piensan irse, hay que añadir que no vamos a tener reemplazo pues son
cada vez menos los que estudian educación.
Tal vez al Ministro le
presentaron la matrícula de alumnos y docentes inscritos. Pero ¿cuántos de
estos continúan trabajando o asisten a la escuela regularmente? ¿Sabía el
Ministro que en los sectores populares tres de cuatro alumnos faltan a clases
por no tener que comer? ¿Sabía que son cada vez más numerosos los docentes que
desertan sin darse de baja ni esperar su liquidación por considerar irrisoria
la cifra que recibirían?
Tan grave como estos números
o peor es la mentalidad de que no merece la pena estudiar pues bachaqueando o
contrabandeando se gana más que un profesional. De este modo, el gobierno ha
logrado imponer esa mentalidad perversa de que no merece la pena estudiar o
trabajar pues no son puertas para el ascenso social.
El regreso a clases está
siendo muy difícil para la mayoría. Aterra enterarse de los precios ya no sólo
de los uniformes, zapatos y libros, sino de cosas tan elementales como un
sacapuntas, un lápiz o un cuaderno.
Es urgente que todos
colaboremos para asegurar buena educación a todos y tratar dignamente a los
educadores si queremos un país próspero y en paz.
28-09-18
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