Por Jorge A. Rodríguez
Moreno
“Además opino que Cartago ha
de ser destruida” así se registra terminaba catón el viejo las alocuciones en
el senado Romano sea que estuviese tratando el tema de los impuestos al trigo o
levantar nuevas tropas. Siempre el punto central era la importancia que para la
supervivencia del Imperio Romano tenía la destrucción del imperio cartaginés, es
decir no era posible un imperio romano mientras existiese un imperio semita.
Así haciendo el esfuerzo de
traer el significado de esa frase a lo que hoy día vivimos en Venezuela,
tenemos que asumir que no es posible el tener una Venezuela democrática, una
Venezuela que se enrumbe por el camino del desarrollo, de la paz y el progreso
mientras alberguemos la posibilidad política de la abstención como pretendido
símbolo de protesta.
La abstención es un
pernicioso elemento que se ha alojado en la mente de muchos venezolanos
ilustres, quienes por ejemplo nos han dicho que se puede votar sin elegir y
otras cosas de ese estilo como si estuviésemos ya en el lugar al cual desea
llevarnos el gobierno, es decir en la Cuba de Fidel
Pero no, aún no hemos llegado
allí, lo único que ha impedido que allí llegaremos ha sido el ejercicio del
voto. Y cada vez que nos hemos desviado del mismo, cada vez que hemos optado
por caminos o atajos le hemos dado más oportunidades al gobierno para acelerar
lo que no es ningún secreto, el tránsito de la Venezuela escasamente
democrática a una Venezuela entregada al más abyecto de los totalitarismos.
Debemos hacer un esfuerzo
enorme, gigantesco, por rescatar el valor del voto los venezolanos. Tenemos
esa obligación con las generaciones por venir, pensar que podemos salir de este
gobierno por vías distintas a la del voto es una ilusión vana por demás, en
este sentido no vale o no basta lo que podamos de manera intuitiva considerar,
para ello debemos asomarnos a la política o a la ciencia política con espíritu
científico y si este nos es ajeno entonces debemos ceder el paso a quienes de
este tema conocen más.
Pongamos como ejemplo el
trabajo exhaustivo desarrollado por el politólogo venezolano John Magdaleno
quién de manera clara con un cúmulo de estadísticas nos muestra como las
transiciones que permiten desalojar del poder a gobiernos autoritarios son en
su mayoría aquellas que se basan en la fuerza del voto y en la fuerza de la
protesta popular.
Esto no quiere decir que se
descuide en otros aspectos como la lucha social, la protesta pacífica, la
insistencia en los deberes que tiene un gobierno para con sus nacionales, lo
que quiere decir es que el estilete que pone punto final a esa bestia que es la
dictadura es el estilete del voto.
No lo desperdiciemos no
dejemos que el mismo se oxide. Ceterum censeo Carthaginem esse delendam.
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