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martes, 18 de septiembre de 2018

Quiero completo mi salón por @luisaconpaz



Por Luisa Pernalete


Para unos cuantos, la escuela es el único lugar donde comen algo. La escuela es el lugar donde están los compañeritos. La función socializadora no se cubre con una tableta. ¡Que vengan!

El año escolar pasado hubo niños que comenzaron y no volvieron. Uniformes, útiles, pasaje, efectivo… luego vinieron otras razones: unos no volvieron y otros venían a veces sí, y a veces no… algunos, muchas veces no. Hubo quienes resistieron, con sus familias apoyando, haciendo malabarismos para asistir. El bolívar era fuerte, ahora es soberano, pero alcanza menos. Sabemos que este año los escenarios se presentan más difíciles, pero nosotros, los educadores, y todo ciudadano capaz de ver más allá de su día y de su metro cuadrado, tenemos la obligación de proteger a los niños, a las niñas y a los adolescentes (NNA), y procurar que tengan su dosis de rutina escolar. Por eso este deseo expresado en voz alta, y ojalá en coro: Quiero mi salón completo. ¡Que vengan los niños!

Este podría ser el lema de una buena campaña: Una maestra llamando a sus alumnos, que son sus ahijados: Los quiero a todos en el aula, los espero a todos. Quiero lleno el salón. Y es que, confesamos, en medio de esta Venezuela reconvertida, con problemas viejos no resueltos y nuevos que se agravan cada día, nos da miedo que los salones de clase estén vacíos, solitarios. Esta campaña no puede quedar en manos sólo de nosotros, los educadores, toda la sociedad tiene que hacer conciencia de que sin educación no hay ni presente ni futuro para nuestros niños y niñas, ni para el país. Y disculpen la repetición de la idea en apenas dos párrafos. ¡Que vengan!

Es posible que a muchos niños no les guste hacer tareas; es posible que a muchos adolescentes les moleste tener que dejar de pensar en la chica que les quita el sueño por tener que poner atención al profesor de matemática, pero aunque usted no lo crea: a los chicos les gusta la escuela. Es verdad que ahora están las nuevas tecnologías, pero hay funciones de la escuela que no se cubren con computadoras. Aprender a ser, a convivir, a jugar con el otro, a ser ciudadano activo, con deberes que hay que cumplir y derechos que hay que defender, se aprende en la escuela. A veces, para muchos niños y adolescentes, la escuela es el único lugar medio seguro en su comunidad, donde se le protege, donde se le escucha, donde se pelea y al rato se contenta. Para unos cuantos, la escuela es el único lugar donde comen algo. La escuela es el lugar donde están los compañeritos. La función socializadora no se cubre con una tableta. ¡Que vengan!


En esta emergencia humanitaria compleja, no aceptada por las autoridades, pero evidente para los que tenemos oídos para oír, ojos para ver y corazón para sentir, los niños han perdido su rutina, y los educadores, las familias, tenemos que contribuir a esa recuperación. Hasta en países donde hay conflictos armados se procura que los niños vayan a la escuela. Por eso, quiero mi salón completo. ¡Que vengan!

Si de verdad queremos a todos en el salón, sabemos que tenemos que prepararnos: planes especiales para esos que dejaron de venir o faltaron mucho. Las bibliotecas, muchas veces vacías, pueden ser el lugar para ello. Pidamos ayuda a madres voluntarias, a egresados, a estudiantes universitarios, entrenemos a los estudiantes más grandes, estarán felices de hacer juegos instructivos -el padre Wyssen les enseña-, a docentes jubilados… Recordemos que debemos flexibilizar ciertas normas, como el uniforme y los útiles. Que los útiles no sean otro obstáculo para que el chamo venga a la escuela, como dice la campaña de Fe y Alegría. Las escuelas municipales de Chacao ya establecieron que los niños podrán asistir con cualquier franela blanca, con cualquier pantalón… Para el segundo día de clases, propongo una reunión con padres y representantes, hay que insistir en que familias y escuela estamos del mismo lado de la cancha. Los enemigos son otros: los negligentes, los que pudiendo hacer algo a favor de la educación, no lo hacen, los que niegan la realidad… Cada quien con su rol en la cancha, pero en equipo. Para el tercer día, en donde las bandas armadas no pongan peligro a los niños, hacer una caminata por la comunidad con avisos y consignas: Te estamos esperando, aquí está tu pupitre. Que todos los niños inviten a los que no hayan ido a que vuelvan. ¡Que vengan los niños!

Todavía tiene tiempo de sumarse a algo. Los niños, las niñas y los adolescentes necesitan estar en la escuela. ¡Quiero los salones completos! ¡Que vengan! 

14-09-18




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