Por Eduardo Matute
En el año 2003, gracias a
gestiones de Herman Sifontes, entonces presidente de la Casa de Bolsa
Econoinvest, se publicó en Venezuela un estudio de la investigadora mexicana
Carola Conde Bonfil, acerca de la importancia de la movilización del ahorro
popular en la reconstrucción francesa, luego de la segunda guerra mundial,
denominado ¿Cómo movilizar el ahorro popular para (re)construir un país? La
experiencia francesa. Dentro de las actividades de promoción del libro, en
conjunto con el profesor Oscar Bastidas, participé en un foro sobre las
perspectivas de movilización del ahorro popular en Venezuela, en la Universidad
Central de Venezuela.
En el texto publicado por
Carole Conde, se destaca cómo en Francia el ahorro permite reconstruir un país
devastado después de la Segunda Guerra Mundial, gracias a la capacidad de la
gente, a políticas públicas y a la organización social. Francia renace de sus
cenizas en gran parte por esa capacidad de ahorrar y movilizarlo en función de
los intereses de la población
Señala también como esa
movilización tuvo un componente histórico muy importante, y así lo cuenta: “La
preocupación por crear instrumentos para captar ahorro popular data de la época
de Napoleón. Y precisamente porque para financiar sus guerras, Napoleón tomó
dinero que estaba guardado en una caja de depósitos, y al perderlas pierden los
ahorradores. A ese periodo se le conoce como el de «la bancarrota de los dos
tercios». A partir de ese momento, se dieron inicio debates muy serios y muy
contradictorios sobre si volver a encargarle al Estado la función de
depositario de la nación y correr el riesgo de que pasara otra vez una
experiencia tan triste para los ahorradores, o lograr la protección de éstos
manteniendo el vínculo entre el ciudadano y el Estado.”
A raíz de esos debates y de
«la bancarrota de los dos tercios», se creó una caja de depósitos y
consignaciones, y el Estado asume el compromiso de que jamás nadie vuelva a
tocar ese dinero colocando el sistema bajo la dependencia del Legislativo, ya
no del Ejecutivo, con lo cual ningún presidente o emperador o la figura que
estuviese al frente del país —recordemos que Francia pasó por periodos de
monarquía, república, imperio y nueva república— podría disponer de ese
ahorro,salvaguardado por una instancia totalmente separada del Ejecutivo.
Con esa experiencia
histórica, luego de la Segunda Guerra, el ahorro de los franceses fue dirigido,
en el proceso de reconstrucción a rehacer la inversión en la agricultura y en
las pequeñas industrias de las localidades, sino también a la construcción de
carreteras y autopistas financiada con ahorro popular; los primeros
trasatlánticos con que contó Francia, la reinstalación de agua potable en
algunas comunidades, los planes de renovación urbana y no se diga los de
reconstrucción de las ciudades destruidas totalmente por las guerras.
Además, la mitad de la vivienda de interés social que se construye en
Francia cada año se hace con ahorro popular, y durante cierto tiempo más de la
mitad de la vivienda de interés social en venta fue financiada de esa manera
Este proceso de movilización
del ahorro popular estuvo basado en empresas asociativas, la mayoría bajo el
ordenamiento jurídico de las cooperativas: El Crédit Agricole Mutuel, los
Bancos Populares, el Crédit Mutuel, el Crédit Coopératif, el Crédit Maritime
Mutuel, las sociedades de caución mutuas y las sociedades cooperativas de
crédito, sin omitir las Cajas de Ahorro y de previsión.
En Venezuela, cuando llegue
el período de reconstrucción, luego que superemos el desastre actual, nos
tocará valorar al aporte del ahorro popular en esa transformación
21-09-18
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