Por Jesús María Aguirre
Desde que, siendo muchacho,
conocí las cooperativas de Mondragón en el País Vasco, he seguido admirando
este modelo organizativo de trabajo productivo y, en general, de servicios, no
solamente porque convocaba a un estilo de vida más colaborativo y solidario,
sino porque en el tiempo han sabido sortear mejor que cualquier otro tipo de
empresa los embates de las crisis económicas, la reducción del empleo y las
contingencias sociales.
En Venezuela, con las
contorsiones a que las ha sometido este régimen, las cooperativas siguen siendo
una opción clave de cara a un futuro integrador. Un ejemplo de ellas es
CECOSESOLA. Cerca de 80 organizaciones comunitarias, 700 trabajadores
asociados, mil productores asociados y unidades de producción comunitaria se
integran para atenderse y atender a 120.000 consumidores con más de 180 millones
de dólares de facturación anual. Es la mayor
organización comunitaria de distribución de bienes y servicios en
Venezuela.
Somos una Cooperativa,
enuncian sus integrantes. “Los que la constituimos nos hemos
venido encontrando en diferentes procesos de construcción de
solidaridad. En el trabajo comunitario, en organismos internacionales, en
instituciones educativas, en instituciones públicas”.
La política aleatoria e
incoherente del Chavismo-Madurismo con estos modelos organizativos y diversos
esfuerzos improvisados y fallidos, han podido afectar a esta línea de trabajo
productivo y colaborativo, que, sin embargo, tiene mayor vigencia hoy, en unas
economías golpeadas por la inflación y sometidas a la destrucción del aparato
productivo mediano y pequeño.
“Bautizamos nuestra
cooperativa y su página –dicen los miembros fundadores– con el nombre de:
GESTION PARTICIPATIVA. Creemos y sentimos que en la nueva sociedad por la que
luchamos los procesos participativos son un aspecto fundamental. Queremos
acompañar esos procesos de construcción participativa”.
Si queremos remontar la
actual debacle organizativa y productiva se requiere la suma de todos:
numerosos emprendedores privados, bastantes y cooperativas y unas cuantas
empresas públicas eficientes y saneadas. Ya está visto lo que puede hacer este
régimen con su modelo estatista aun contando con los más altos recursos de la
historia del país, y ya es hora de no creer en pajaritos preñados, en delirios
chavistas y menos maduristas.
Si desea estar informado
sobre la economía solidaria, le recomendamos la página:
13-09-18
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