San Josemaría 07 de diciembre de 2019
@sJosemaria
Dios
Omnipotente, Todopoderoso, Sapientísimo, tenía que escoger a su Madre. ¿Tú, qué
habrías hecho, si hubieras tenido que escogerla? Pienso que tú y yo habríamos
escogido la que tenemos, llenándola de todas las gracias. Eso hizo Dios. Por
tanto, después de la Santísima Trinidad, está María.
–Los
teólogos establecen un razonamiento lógico de ese cúmulo de gracias, de ese no
poder estar sujeta a satanás: convenía, Dios lo podía hacer, luego lo hizo. Es
la gran prueba. La prueba más clara de que Dios rodeó a su Madre de todos los
privilegios, desde el primer instante. Y así es: ¡hermosa, y pura, y limpia en
alma y cuerpo! (Forja, 482)
Eres
toda hermosa, y no hay en ti mancha. –Huerto cerrado eres, hermana mía, Esposa,
huerto cerrado, fuente sellada. –Veni: coronaberis. –Ven: serás coronada.
(Cant., IV, 7, 12 y 8.)
Si
tú y yo hubiéramos tenido poder, la hubiéramos hecho también Reina y Señora de
todo lo creado.
Una
gran señal apareció en el cielo: una mujer con corona de doce estrellas sobre
su cabeza. –Vestido de sol. –La luna a sus pies. (Apoc., XII, 1) María, Virgen
sin mancilla, reparó la caída de Eva: y ha pisado, con su planta inmaculada, la
cabeza del dragón infernal. Hija de Dios, Madre de Dios, Esposa de Dios.
El
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo la coronan como Emperatriz que es del
Universo.
Y
le rinden pleitesía de vasallos los Ángeles..., y los patriarcas y los profetas
y los Apóstoles..., y los mártires y los confesores y las vírgenes y todos los
santos..., y todos los pecadores y tú y yo. (Santo Rosario, 5º misterio
glorioso)
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