Por Piero Trepiccione
La complejización de la
situación venezolana actual avanza velozmente, tanto a nivel de indicadores
socioeconómicos como geopolíticamente hablando. Los actores del conflicto
interno han roto cualquier vestigio de confianza y credibilidad entre sí de
cara a retomar una solución concertada. La crisis ha rebasado la capacidad de
los partidos políticos para dirimir sus diferencias y promover cambios
necesarios para recuperar un funcionamiento “mínimamente normal” del Estado
para responder a las demandas ciudadanas.
Ante tal escenario, las
organizaciones de sociedad civil que han ido trabajando sostenidamente en el
país junto a comunidades, derechos humanos y temas en particular, tienen un
posicionamiento y una musculatura social que son altamente necesarias para
ayudar a destrancar el conflicto político. La articulación en redes pudiera
potenciar las exigencias de un cambio.
Articular una presión
sustancial hacia los actores políticos soportada en organización social puede
ser la vía que destranque el juego. Los partidos políticos requieren un apoyo
generalizado de la población para estructurar los pasos requeridos para
transitar a rumbos de estabilidad institucional. Pero no puede ser un apoyo
meramente puntual o electoral.
Deben formularse mecanismos
de comunicación permanente sobre temas y acciones prioritarias. Esta vía puede
convertirse en un mecanismo que soporte la confianza necesaria para viabilizar
una salida constitucional al conflicto venezolano que luce absolutamente
paralizado en este momento, con una fuerte dosis de desesperanza y
desmovilización de la sociedad. Estadios de esta naturaleza pueden provocar
situaciones explosivas que, al no encontrar válvulas de escape, pueden resultar
en hechos explosivos que profundicen la crisis.
Frente a ello, puede estar
llegando la definitiva hora de la sociedad civil. Un empoderamiento colectivo
del conflicto venezolano puede convertirse en la válvula necesaria que abra el
cauce hacia la paz y la recuperación de la institucionalidad. El mundo entero
espera con ansias una aglutinación de fuerzas que presionen esa salida en el
corto plazo. Como hemos venido señalando reiteradamente, Venezuela sigue siendo
el centro de atención geopolítico global aunque otros conflictos estén
alterando la paz en la región. Caracas ha sido el eje desde el cual han librado
una serie de batallas comunicacionales con ideas que buscan alinear a todos los
países bajo una misma fórmula ideológica.
Este hecho está siendo
protagonista de las actuales circunstancias que afectan a diferentes Estados de
todo el continente. Al actuar como pivot de intereses geopolíticos globales
impulsados por China y Rusia, Venezuela se convirtió en protagonista
hemisférica para “desinfluenciar” esta parte del mundo de los Estados Unidos
para “influenciarla” en el crecimiento global de los chinos y sus aliados
rusos.
Como vemos, ante tal juego
de intereses globales se hace necesario recuperar “lo nacional” como un
ejercicio de soberanía en Venezuela y nada más y nada menos que la sociedad
civil como referencia y protagonista para dar ese paso altamente significativo
de cara a una solución concertada desde los intereses de la gran mayoría de
venezolanos. No podemos dejar que la geopolítica se apodere del país. Ésta
siempre viene acompañada de intereses muy oscuros en materia de política
exterior. La claridad la debemos aportar los venezolanos que convivimos en este
territorio y nos duele profundamente su destino.
08-12-19
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