Juan Guerrero 07 de febrero de 2020
@camilodeasis
El
totalitarismo de la revolución chavizta-socialista venezolana es básicamente
pornográfico, escatológico y aberrante. La pornografía y lo pornográfico no
están necesariamente referidos a las confesas, directas y evidentes relaciones
sexuales de penetración coitales, vaginal o anal.
Lo
pornográfico tiene referentes vinculados también al lenguaje, formas y maneras
de manifestarse los seres humanos y la aberración de sus infinitas
manifestaciones. Obviamente que habrá de separar lo sensual y erótico de esta
abominación totalitaria y sus hacedores.
No
existe amorosidad, sensualidad alguna ni menos manifestaciones eróticas en sus
dirigentes. Pero sí debemos observar una tendencia creciente en las
aberraciones derivadas de una práctica pornográfica en el tratamiento de las
torturas que poco a poco se comienzan a conocer del régimen totalitario
venezolano.
He
leído recientemente una nota donde se denunciaba a los servicios de
inteligencia involucrados con la tortura contra disidentes políticos. Tanto
mujeres como hombres son sometidos a tratos crueles e inhumanos donde las
prácticas de abusos sexuales, introducción de objetos en partes íntimas, así
como dejarlos desnudos por tiempo indefinido entre otras aberraciones, son
parte de la dinámica pornográfica del régimen izquierdista venezolano.
Lo
insólito, cruel, aberrante y pornográfico es utilizar animales como prisioneros
políticos y como forma de intimidación para obligar a disidentes que se han
fugado o se encuentran refugiados en otros países, como objetos de coacción
para obligarlos a entregarse o revelar información.
Al
menos 7 perros han estado presos en instalaciones oficiales. El caso de uno de
ellos, Bambán, quien fue filmado mientras era torturado, golpeado y
posteriormente descuartizado (le cortaron las orejas) y lo degollaron. El video
fue mostrado a su amo quien era a su vez, sometido a tortura. Otros perros,
Thor, Arpa, Oso, Jasper, Astro, Nina, han sido o siguen detenidos y sometidos a
largos períodos de restricción de alimentos y agua.
Creo
que entre los responsables y ejecutores de estás crueles aberraciones existe
una íntima satisfacción, un disfrute por el sufrimiento y dolor físico que
deriva en deseo y lleva a extremos de erección sexual de eso llamado
pornográfico.
La
erección y deseo sexuales entre los revolucionarios izquierdistas no tiene para
nada motivaciones placenteras ni tampoco está vinculado con la estética que
armoniza, equilibra y genera en el reposo, la quietud y el silencio,
trascendencia y plenitud.
Por
el contrario, la vida sexual en todo régimen totalitario está vinculado a la
perversión de los sentidos, a eso que es aberrante, escandaloso, ruidoso y
estéticamente desarmonioso. Razón tiene el profesor George Steiner cuando
indica, en uno de sus memorables ensayos, Palabras de la noche, “sólo el
bohemio puede ser libre, no el proletario”. Porque los sistemas totalitarios
siempre buscan deshumanizar al hombre, fracturar su condición humana, acabar
con la intimidad, hasta convertir al individuo en una humillante aberración
mientras le sustraen todo vestigio de libertad.
Si
se observa se podrá ver en los rostros, lenguaje kinésico y verbal de los
jerarcas del régimen socialista venezolano, la ausencia total de erotismo
(-vida). Es una tendencia siempre presente por cuanto la vida sexual de estos
sujetos bípedos está marcada por relaciones conflictivas, alteradas, plagadas
de insatisfacciones. Son, generalmente, unos resentidos sexuales. Por ello no
tienen plenitud amorosa ni sentimientos de solidaridad para con el Otro semejante
ni menos, diferente.
Todo
activista del socialismo es un sujeto que se desplaza en las sombras de la vida
para establecer, siempre, actos que subviertan lo socialmente aceptado. Es un
agente de la desestabilización social, incapaz de sentir plenitud sensual y
erótica con el semejante. Su única vinculación afectiva siempre será esa
construcción abstracta llamada revolución. Sólo es capaz de alcanzar erección
mientras se sienta protagonista en la ilusión de una libertad que jamás podrá
materializar.
Por
ello sus relaciones íntimas no son plenas ni sanas, forman parte de una mente
alterada, de un homo faber que lo lleva a lo pornográfico donde cree haber
llegado al clímax de una ficticia libertad que siempre tendrá que alimentar
desde los desequilibrios más abyectos, aberrantes, crueles e inhumanos.
Juan
Guerrero
@camilodeasis
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