Por Eddie Ramírez, 10/09/2013
Maduro ya no madura. Por falta de nutrimentos
se quedó pasmado. Le sucedió como a los frutos que se cosechan demasiado verdes
o que les falta agua o fertilizantes para alcanzar su pleno desarrollo. Por
ello el esfuerzo debe dedicarse a la maduración de la MUD y de la crisis.
Somos defensores de la MUD. Su trabajo ha
sido arduo y ha tenido que lidiar con los ataques del gobierno y de algunos
opositores. Estos la critican, con razón, por ser un tanto sorda y poco amplia,
pero a veces cometen el exabrupto de difamarla con acusaciones de
“colaboracionista” o de “complaciente”. Muchos no entienden que dentro de la
misma hay dos puntos de vista. Unos piensan que lo procedente es seguir
criticando al régimen, pero sin mayores confrontaciones, e ir ganando adeptos
para dar la estocada en la elección del 2019. Otros son partidarios de
respuestas contundentes para precipitar una crisis que desemboque a corto plazo
en un gobierno de transición. Ambas apreciaciones tienen pro y contras, aunque
nos inclinamos por la última.
Por otra parte, aunque simpatizamos con la
idea de ampliar la integración de la MUD, entendemos las dificultades. Así como
hay muchos nanopartidos hay infinidad de nanoorganizaciones de la sociedad
civil que representan a muy pocos. Ante esta dificultad quizá lo procedente es
incluir algunas personalidades con peso específico y que tengan diferentes
puntos de vista. Madurar a la MUD requiere sensatez, pero el tiempo apremia.
Hasta hace pocas semanas se podía percibir
que el tiempo jugaba a favor del ilegítimo. Hoy pareciera que le es adverso. La
inseguridad, inflación, escasez de productos, demandas laborales y deterioro de
los servicios han merecido el rechazo popular. A ello hay que agregar el
descontento en la Fuerza Armada por la doble nacionalidad de Maduro, la
permisividad hacia Guyana ante el otorgamiento de concesiones petroleras en el
área en reclamación, la injerencia cubana, los asesinatos de miembros de cuerpos
de seguridad por parte de malandros tolerados por el régimen, la perversa
política internacional y los absurdos señalamientos de magnicidios y de
sabotaje en instalaciones petroleras y de electricidad.
Lo citado indica que está madurando una
crisis que debe desembocar en un período de transición que comprometa al sector
político de la alternativa democrática, a una parte sensata del gobierno, a los
sindicatos, iglesias y Fuerza Armada. Esperar al 2019 tiene a su favor que casi
todos los ciudadanos se habrán desencantado del régimen. Sin embargo, el país
quedaría en ruinas, se aceleraría la fuga de capital humano y existe el peligro
real de que aún sin apoyo popular el régimen se atornille por el miedo, la
represión y el secuestro total de las instituciones. Es tiempo de madurar
dentro de la Constitución.
Como en botica: Denunciamos a El Zabayar,
quien sin renunciar a la ciudadanía venezolana, ni a su curul, se alistó en un
ejército extranjero y genocida. Mañana otro rojo se alistará en la FARC o en el
ejército guyanés. El general Berthier, creador del Estado Mayor en 1795, no
pensó en lo ineficiente que puede ser un Estado Mayor Eléctrico y uno Petrolero
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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