Por René Núñez, 06/5/2015
Estos tiempos del sindicalismo recorridos en los últimos años son
inquietantes. Los peligros de la desunión prevalecen a pesar de estar viviendo
sus peores momentos de autonomía e independencia. Confundidos siguen
mostrando sus debilidades. No terminan de entender que si los débiles se
unen, los fuertes, los que tienen apoyo del régimen, no podrán imponerse, como
hasta ahora lo han logrado.
Es imprescindible superar esas diferencias a través de una visión
integral compartida del movimiento sindical del futuro; convencidos de que, si
no lo hacen, difícilmente podrán superar la brecha que existe, crece y agiganta
cada vez más entre los distintos sindicatos de las empresas básicas de Guayana.
Otro sindicalismo ha de crearse recogiendo lo positivo de sus raíces,
como la defensa de las convenciones colectivas, las reivindicaciones, para
convertirse en un vasto movimiento protector y defensor de las condiciones
humanas; pero que también asuma con responsabilidad los compromisos de la
productividad.
Los dirigentes de Sidor, los dirigentes del aluminio, los dirigentes
del hierro, los dirigentes de la energía, entre otros, cada uno por su lado
intenta hacerlo a su manera y dividido. Los trabajadores no deben engañarse. La
fuerza sindical será los que sus trabajadores y dirigentes decidan construir.
No asumirlo seguirán corriendo el riesgo de continuar atrapados en los vicios y
desviaciones que desde afuera, vienen alimentando factores ajenos al movimiento
sindical.
Por la vía del control obrero, como hasta ahora los llevan; los
distraen alejando de los nuevos desafíos y acciones que el mundo sindical
desarrollado emprendieron unidos a favor de mayores y mejores posibilidades de
logros socios económicos estables, duraderos y decentes. Pero produciendo.
Llevan 16 años enmarañados por el opio de una revolución que sin darse
cuenta los ha venido convirtiendo en sujetos y objetos ideológicos. Imponiendo
patronalmente condiciones y reglas administradas a caprichos y conveniencia por
el régimen de turno. El que ahora decide si hay o no elecciones.
Trabajadores y dirigentes de Guayana, de ustedes depende hacia donde
quieren llegar como masa laboral. Es hora de tener los ojos bien abiertos y el
corazón bien latido, para imponer la voluntad sindical con firmeza, con
decencia, con deseo de superación, con integridad, para evitar caer en los
vicios que ustedes mismos critican y que muchos de ustedes reproducen consciente
o inconscientemente.
Optimismo, fe, constancia, perseverancia, resistencia en la lucha han
de ser la sinergia que debe unirlos en estos momentos tan difíciles cuando no
hay separación de poderes que protejan y defiendan sus derechos.
Hay dirigentes presos inocentes tras las rejas. Plantas operativas
paradas por falta de repuestos, materias primas y servicios industriales
adecuados y eficientes. Sus inquietudes y reclamos laborables no son oídos
menos tienen respuestas. No se dejen fanfarronear por la promesa de poder. Por
los privilegios y prebendas del que ya gozan algunos de sus compañeros. Sean
ustedes la nueva clase dirigencia que esperan sus familias. Sus hijos. El
propio pueblo que los ve y necesita de su ayuda para superar la miseria y pobreza.
El destino los condenará si no actúan con conciencia,
responsabilidad y unidos. Ningún gobierno por más poderoso que sea podrá
abrogarse de sus luchas y derechos, si son capaces de convertirse en una fuerza
sindical regional poderosa. No dejen que los odios ideológicos que
incitan a la división entre ustedes lo sigan debilitando e incitando a
generan actitudes sectarias y fanáticas extremadamente negativas;
abonando terreno para la aparición y desarrollo de la violencia como sistema en
la fábrica.
Finalmente, hay que llegar acuerdos mínimos entre todos los sindicatos,
incluyendo con otras centrales de trabajadores, el objetivo ha de ser la unidad
respetando la diversidad de opiniones para enfrentar no solo la crisis sino un
régimen que dice ser obrerista de pensamiento pero anti obrerista de acción. La
alianza estratégica con el sector privado, una necesidad ineludible e
impostergable. El estatismo volvió a fracasar.
Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenunez51
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