Por Tamara Suju Roa, 05/05/2015
Recuerdo hace algunos años atrás haber ido al segundo cumpleaños del
pequeño hijo del preso político y ahora diputado José Sánchez (Mazuco) en la
cárcel militar de Ramo Verde, que se lo celebraban en el piso 5 de dicho centro
de reclusión. Había recibido la invitación y no podía faltar.
Lo que nunca olvidaré, aparte del surrealismo de una fiesta infantil en
una cárcel, donde quienes lo acompañan son sus compañeros de celda -en este
caso los Policías Metropolitanos que al día de hoy permanecen injustamente
recluidos, familiares y unos pocos allegados- fue la tristeza en los ojos de
Sánchez. Cuando me acerqué a conversar con él me comentó que una de las cosas
que más le afectaban de su reclusión, era el obligatorio alejamiento que eso
significaba para su esposa y su pequeño hijo, ya que vivían en Maracaibo y trasladarse
a Caracas a visitarlo significaba un gasto muy fuerte para ellos, por lo que
las visitas podían espaciarse hasta por tres meses.
Las consecuencias para este padre, era que su niño no lo reconocía
cuando llegaba a Ramo Verde, que al principio le costaba que el bebé lo
aceptara, porque lo veía con extrañeza. Ganarse su confianza le podía llevar el
tiempo que duraba la visita, y otra vez se iba y se alejaba. Es poco probable
que un niño de esa edad pueda recordar a esa persona que ve por uno o dos días,
para después no verlo por meses. Para un padre encarcelado, y más cuando ha
sido injustamente encarcelado, no ver crecer a su hijo en este periodo de la
infancia en el que el niño se desarrolla tan rápido, aprende velozmente y un
día pasa del gateo a la corredera casi sin que nos demos cuenta, es un gran
sacrificio y una gran tristeza.
A Leopoldo López le han prohibido ver a sus hijos pequeños por más de 7
meses del año y dos meses que ya tiene preso. Es decir, entre castigo y castigo
y los aislamientos a los que ha sido sometido, cada uno por quince días o tres
semanas, ha acumulado más de 7 meses sin verlos. La niña que entiende un poco
más -dentro de lo normal para su edad (5 años)- ya se ha castigado ella misma,
encerrándose en su cuarto “presa como su papa” sin querer salir, y así quizás
acompañar a quien para ella es su héroe. Ella se ha quedado agarrada de las
rejas de la entrada en Ramo Verde, viendo como los hombres de uniforme, esos
que para ella deben ser unos monstruos, le impiden entrar a verlo. El varón,
apenas un bebé de dos años, al que le han impedido ver a su padre casi la mitad
de su corta existencia, quizás ahora esté empezando a darse cuenta que hay
hombres “malos” que no le permiten verlo.
Me pregunto: ¿donde están los derechos del niño? ¿Dónde está la
Defensoría del Pueblo? Cuando se castiga con aislamiento a un preso político,
sin ver la luz del sol, y sin ver a su familia, la crueldad y la maldad del
régimen que lo mantiene preso se duplica. Y esto es válido también para Daniel
Ceballos y su familia. Ni López ni Ceballos han sido sentenciados. En el juicio
que se está llevando a cabo contra López, no ha habido ni un solo testigo de la
Fiscalía que haya atestiguado en contra de él, al contrario, lo han exculpado
de los cargos que se le acusan. En el juicio contra Ceballos, el propio
gobernador del Estado Táchira se convirtió en su Juez y Fiscal, sentenciándolo
previamente. Los venezolanos no tenemos ninguna duda de que Leopoldo López y
Daniel Ceballos son presos políticos. Organizaciones Internacionales como la
OEA, la ONU y la UE han pedido su libertad. Pero a ellos los mantienen presos
porque el gobierno les tiene miedo. Por eso no les basta con meterlos presos y
maltratarlos, amenazarlos, incomunicarlos en celdas de castigo por largos
periodos de tiempo, entre otras acciones injustas, sino que además, castigan y
violan los derechos humanos de su familia más cercana, ensañándose con sus
esposas e hijos.
Mantener a una persona en prisión por su forma de pensar viola no solo
la Constitución Nacional sino todos los pactos internacionales de DDHH que ha
suscrito Venezuela. Y si a esto agregamos que ese “castigo” se traslada a sus
seres queridos, entonces no podemos dudar sobre la gravedad del acoso, de la
saña y de la perfidia del castigo contra el preso político.
Según los Principios y buenas prácticas sobre la protección de las
personas privadas de libertad en las Américas, emitidos por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, adoptados por la Comisión durante el 131º
período ordinario de sesiones, celebrado del 3 al 14 de marzo de 2008, Leopoldo
López y Daniel Ceballos tienen derecho a lo siguiente:
Principio XVIII: Contacto con el mundo exterior:
“Las personas privadas de libertad tendrán derecho a recibir y enviar
correspondencia, sujeto a aquellas limitaciones compatibles con el derecho
internacional; y a mantener contacto personal y directo, mediante visitas
periódicas, con sus familiares, representantes legales, y con otras personas,
especialmente con sus padres, hijos e hijas, y con sus respectivas parejas.
Tendrán derecho a estar informadas sobre los acontecimientos del mundo exterior
por los medios de comunicación social, y por cualquier otra forma de
comunicación con el exterior, de conformidad con la ley”.
Principio XXII: Régimen Disciplinario:
Punto 3: Medidas de Aislamiento:
Punto 3: Medidas de Aislamiento:
- “Se prohibirán, por disposición de la ley, las medidas o sanciones de
aislamiento en celdas de castigo”.
- “En todo caso, las órdenes de aislamiento serán autorizadas por
autoridad competente y estarán sujetas al control judicial, ya que su
prolongación y aplicación inadecuada e innecesaria constituiría actos de
tortura, o tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”.
Me permito recomendar a las autoridades de la cárcel militar de Ramo
Verde, al Ministro de la Defensa, a las autoridades judiciales y al Presidente
Maduro, leerse el texto completo de estos principios de obligatorio cumpliendo
para el Estado Venezolano, sólo para que no cometan la estupidez de alegar su
ignorancia. Hasta el ex presidente Felipe Mujica le pidió Maduro en su última
visita a Venezuela, que le diera un trato muy preferencial a los prisioneros de
carácter político, pero este gobierno se niega a escuchar consejos.
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