Edgar Rivero 05 de agosto de 2015
Para quienes todavía no están
convencidos de que debemos ir todos a votar, como única vía institucional y
democrática, déjenme decirles que la situación del país debería ser el motor
que impulse a votar. Así de sencillo. Tenemos que lograr reemplazar la actual
Asamblea Nacional, cuya “mayoría” oficialista es sólo un parapeto burocrático,
a juzgar por los desmanes que aprueba, los aplausos de foca al régimen y el
desangre de recursos, que van hacia los bolsillos de los que integran esa mal
llamada “mayoría oficialista” y digo mal llamada, porque la obtuvieron
volteando las reglas de juego a su favor, lo cual es un secreto a voces.
Es cierto, que dentro de la Oposición y
actualmente dentro de la Unidad Democrática, hemos cometido errores graves,
pero como dijo una vez el poeta británico Alexander Pope: “Errar es humano,
perdonar es divino, rectificar es de sabios”. Igualmente hay que saber cuándo rectificar
y cuándo insistir. Creo profundamente en la capacidad de rectificación cuando
es innegable que el barco (Venezuela) se hunde y así mismo, creo que debemos
insistir en obtener la mayor cantidad de votos posibles, para evitar que otros
utilicen el espacio de nuestra firma y huella, en mayor perjuicio para nuestro
maltrecho país.
Por eso es fundamental tener presente a
cada instante que el voto es la única herramienta para producir,
democráticamente, el cambio político que nos urge; debemos afianzar la tesis
que para el 6D si “jugamos cuadro cerrado” en la ejecución de las tareas
previas, también tenemos que hacerlo a las puertas de cada uno de los centros
de votación del país. Así lograremos el triunfo y con él, el rescate de la
institucionalidad democrática para garantizar el desenvolvimiento real de la
verdadera República de Venezuela, desde una renovada, equitativa y plural
Asamblea Nacional.
Debemos configurar un cuadro cerrado, en
cada centro de votación, con jugadores dedicados al cuidado y resguardo del
voto (testigos de mesa) al mejor estilo guardaespaldas; otros jugadores del
mismo talento, pero dedicados a la movilización por medio del famoso 1x10;
estrategia que nos han copiado los oficialistas al peor estilo (comprando
votos, regalando bolsas de comida, electrodomésticos, casas y paremos de
contar) y el resto del equipo en otras actividades inherentes a este tipo de
procesos eleccionarios. Nuestra única promesa debe ser recuperar el país que
teníamos.
Es de esperarse que ante la situación de
crisis social, política, económica y humanitaria, que vive el país, por un
lado, la estrategia oficialista es en estos momentos la confiscación y
expropiación de todas las empresas de alimentos, porque ésa es su estrategia y
arreciará a medida que se acerque la fecha de las elecciones y mantendrán al
pueblo en colas mendigando alimentos, con los cuales jugarán el mismo 6D, para
continuar con la compra de votos. Les ha funcionado y les seguirá funcionando,
porque el mayor temor de la gente es el hambre. Carecer de alimentos y otros
artículos de primera necesidad ha funcionado como distracción, hasta ahora.
Otro flanco por el cual atacaron fue con
las inhabilitaciones, con la exigencia de la cuota femenina, con la negativa de
permitir observación internacional, con la importación de votos desde China,
Irán, Cuba, Rusia y todos los amigos comprados de Unasur y Caricom y hasta con
campañas de autodesprestigio, por parte del CE, para que la gente dude de su
voto y no acuda a votar. En fin, sólo son patadas de ahogado. Es por esto que,
la mayoría de los venezolanos, tendrá la inmensa responsabilidad de garantizar
el normal desarrollo del proceso, evitando provocaciones y con ello también
otro triunfo robado. Repito: al saber que tienen sus días contados y arreciarán
sus atropellos.
Por eso, sobre los hombros de cada uno
de nosotros recae esta gran responsabilidad de cambiar el rumbo del país y
recuperar nuestra soberanía, nuestras riquezas y nuestra identidad nacional,
pero sobre todo nuestra paz, nuestra felicidad, los hogares de todos los que se
ha ido fuera del país. Nadie dijo que era fácil, pero tampoco imposible, la
orden es echarle muchas ganas, para sacudirnos la falacia del socialismo que
sumergió a Venezuela en la miseria, hambre, atraso.
Finalmente, la MUD está haciendo su
trabajo, el cual implica dificultades derivadas de tantos intereses, fuerzas y
egos en juego. Esto no lo podemos evitar; así es la vida en sociedad y en
política. Lo fundamental es que tenemos un espacio para que esos intereses diversos
debatan, confronten, negocien, se equilibren y acuerden en aras de la gran
victoria final. ¡Juguemos cuadro cerrado!
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