Por Pedro Luis
Echeverria, 02/04/2015
Efectivamente, el
6-12 votaré por Valentina, mi nieta de apenas dos años y medio de nacida.
Acudiré a votar persuadido de la enorme responsabilidad que debemos asumir como
ciudadanos para procurar, por todos los medios a nuestro alcance, que esta
niña, al igual que todos los niños de Venezuela, tengan la posibilidad de vivir
y crecer en un país distinto al que tenemos.
Que tengan la
oportunidad y la dicha de formarse y hacerse adultos en una nación en la que no
predominen la inescrupulosidad, el oscurantismo, la tristeza ciudadana, la
mentira, el autoritarismo, la intolerancia y el abuso.
Que Valentina y
todos los Valentinas nacidos y por nacer en Venezuela tengan el derecho
inalienable de desarrollarse en un lugar en donde se les ofrezca un porvenir y
la opción de ser lo que ellos quieran ser, sin imposiciones, ni
amedrentamientos de ninguna clase; que puedan ser habitantes de un país con
perspectivas, viabilidad y luminoso futuro.
Por eso, el 6D
debemos sufragar por los candidatos de la Unidad que le ofrecen a todos los
venezolanos el camino del progreso, la paz, la concordia y la modernidad. El 6D
estaremos dando un decisivo paso en la construcción de una nueva Venezuela y
sentando las bases del legado que dejaremos a nuestros hijos y nietos: un país
viable, un promisorio mejor futuro, una sociedad justa, equitativa y armoniosa.
Los votantes
tenemos la responsabilidad de crear de nuevo nuestro propio orden que ha estado
a punto de perderse durante la tenebrosa noche madurochavista; se trata de
reconstruir pacientemente los principios y valores democráticos tan golpeados y
vituperados durante los largos 16 años que llevan en el poder.
La unidad de
pensamiento y acción de la disidencia nacional frente al régimen ha sido y es
la clave para crear una posición política y psicológica dominantes, de forma
tal que el resultado de las elecciones parlamentarias tengan el desenlace
previsible y conveniente para el devenir futuro del país, tal como lo anuncian
las encuestas de opinión y la sabiduría popular. Eso ha venido ocurriendo y la
angustia de la inminente derrota conmueve a los que irremisiblemente se van y a
sus acólitos, porqué se saben expulsados por el rechazo a su propia insensatez,
ineficacia e intransigencia.
Los incumbentes
gobierneros de los curules que próximamente se disputarán en los comicios
señalados, se tienen que ir. Los venezolanos, Valentina y todos los niños
nacidos y por nacer, así lo demandan. Esa gente no representan ninguna opción
para el presente y mucho menos para el futuro. Se irán como llegaron: sin pena
ni gloria; representan lo malo, lo inconveniente, el oscurantismo y lo que no
queremos para nuestras vidas y sociedad. Son la negación de lo que merecemos
como país, son el pasado, son la nada. Los virtualmente salientes no merecen
ser reelectos, la historia de sus malas ejecutorias, complicidades y ominoso
silencios ante las iniquidades y desafueros gubernamentales, así lo demuestra.
El 6D le daremos el
cese a sus funciones y arbitrios y así, Valentina y todos los niños, por la
fuerza de nuestros votos, tendrán la esperanza de crecer y contribuir a la
grandeza de Venezuela !que así sea!
Sigamos la marcha,
continuemos en el esfuerzo de expulsar del poder a quiénes no merecen
detentarlo y estar al frente los destinos del país; pongamos fin a esa
descabellada aventura sin norte y destino. Es el tiempo de la definición y la
reafirmación de nuestras creencias y convicciones. El 6D es el primer paso hacia
ese objetivo. Así ha de ser y así será por Valentina y por todas las Valentinas
de Venezuela.
Pedro Luis
Echeverria
pedroluis.echeverria33@gmail.com
@PLEcheverria
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