Por Sergio Candido, 14/08/2015
Publicado en El Nuevo Herald
@elnuevoherald
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El acoso de la “revolución bolivariana” no se
limita a los miembros de la oposición o a los medios de prensa nacionales e
internacionales.
Ahora, el régimen de Nicolás Maduro busca
reprimir las voces de los estudiantes venezolanos en el exterior usando métodos
intimidatorios, a fin de callar una dolorosa realidad que tiene a muchos de los
que salieron del país sudamericano en busca de una educación universitaria al
borde de la indigencia por la negativa de otorgarles divisas.
“Si los estudiantes tenían antes miedo de
decir que están pasando hambre, imaginate ahora que nos tratan como si fuéramos
criminales”, dijo Carlos
Moreno, coordinador mundial de la organización Estudiantes Venezolanos en el Exterior (EVE) y estudiante de Ciencias Políticas en
el Salt Lake Community College de Utah.
Moreno, junto al coordinador general del grupo en España, Henrry Narveiz Sosa, han sido el blanco de lo que ellos aseguran
son acusaciones infundadas y difamatorias a través de la televisión e internet
hechas por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, en su programa
semanal “Con el Mazo Dando”.
Los estudiantes enviaron esta semana un
documento a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos en Suiza en el que detallan los ataques, con la esperanza de
que la comunidad internacional ejerza presión para que el gobierno venezolano
cese sus acciones.
“[Las acciones de Cabello] obedecen a alguien
que manifiesta un patrón de desconfianza general a tal nivel que interpreta
cualquier acción de otros como maliciosa, cuya condición se agrava por las
informaciones espurias que recibe del servicio de inteligencia (“sapos” en el
argot popular del venezolano) lamentablemente pagado con el dinero de todos los
venezolanos”, dijo Sosa a el Nuevo Herald desde la ciudad de Alcalá de Henares,
donde cursa una maestría en Psicopedagogía.
MAQUINARIA REPRESIVA
Un importante funcionario de la Sección para
las Américas de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos
Humanos recibió el miércoles por la noche una versión digital de la carta de
EVE, según confirmó Sosa. La copia física del documento arribó a Ginebra el
viernes.
En el escrito, los estudiantes dan
notificación de la incidencia y proveen aclaraciones para cada uno de lo
señalamientos de Cabello. Además, le piden a la Oficina que incluya el tema en
su agenda, el cual dicen alcanza “ribetes de persecución política”.
Durante la emisión del 11 de febrero de su
resumen de propaganda política, Cabello, quien está siendo investigado por la
agencia antidroga (DEA) por presuntas conexiones con el narcotráfico, identificó a
Moreno como “dirigente de Voluntad Popular”, partido cuyo líder es el opositor
venezolano preso Leopoldo López.
Cabello también se refirió a Moreno como “amigo”
del “prófugo de la justicia” Carlos Vecchio, coordinador político de VP
exiliado en Miami, quien enfrenta varias acusaciones en relación con las
manifestaciones contra el gobierno de Maduro en 2014.
Por su parte, Moreno dijo que nunca habló con
Vecchio, y que no tiene afiliación política con VP.
En la página web del programa transmitido por el canal
estatal Venezolana de Televisión, el rostro de Sosa aparece junto al titular
“EVE conspira desde España”.
En la edición del 29 de julio, Cabello
calificó a Sosa de “supuesto” estudiante “muy vinculado con el Foro Penal
Venezolano”.
El FPV es un una organización no
gubernamental de asistencia a víctimas de violaciones a los derechos humanos al
cual el chavismo se ha referido como “un frente de conspiración de la derecha,” debido a
la postura del FPV frente a las detenciones de manifestantes pacíficos durante
las protestas.
En la transmisión, Cabello muestra por
televisión pública una foto de Sosa junto a Tamara Suju, abogada y coordinadora
del FPV, “quien ha venido realizando fuertes críticas contra el Estado
venezolano con el cuento de la supuesta falta de divisas para los estudiantes
en el exterior”.
Cabello también dio la fecha exacta de la
salida de Sosa de Venezuela y acusó al estudiante de postgrado de organizar una
protesta frente al Consulado General de Venezuela en Madrid.
“Desconozco el motivo que lo impulsó a
realizar ese tipo de señalamientos en mi contra, pues nunca lo he aludido ni
mencionado en ningún comentario, reflexión u opinión que haya podido hacer
sobre la actual crisis sin precedentes que vive en este momento nuestro país”,
dijo Sosa. “Cuando me enseñaron el vídeo publicado en YouTube confieso que me
dio mucha risa pues pensé que se trataba de una broma”.
Expertos de las Naciones Unidas y del Sistema
Interamericano de Derechos Humanos han llamado la atención al ataque
sistemático contra activistas y defensores de derechos humanos a través del
programa televisivo semanal de Cabello “con el aparente fin de intimidarlos”.
“Exhortamos a las autoridades venezolanas a
cesar inmediatamente los ataques contra defensores de derechos humanos”,
dijeron en un comunicado emitido el 22 de julio.
“Los defensores de derechos humanos y las
organizaciones de la sociedad civil deben estar en capacidad de llevar a cabo
su trabajo en materia de derechos humanos y cooperar libremente y con seguridad
con los mecanismos internacionales y regionales de derechos humanos sin temor a
intimidación y represalias”.
LA CRISIS DE DIVISAS
De acuerdo a datos de EVE, un 70% de los
18,000 estudiantes venezolanos en el exterior que dependen del visto bueno del
gobierno chavista para poder convertir sus propios bienes a dólares o euros, y
así costear el precio de su formación universitaria esperan desde hace más de
dos meses por una respuesta a sus solicitudes.
De ellos, alrededor de 10,000 cursan estudios
en Estados Unidos — cerca de 4,000 se encuentran en Florida.
Debido a la crisis económica y a los
estrictos controles de cambio, el dólar en el llamado “mercado negro” ha quebrado la barrera de los 600 bolívares. Esto
limita seriamente las opciones de los estudiantes y sus padres que deben
conseguir la moneda extranjera por vías oficiales.
Varios de estos estudiantes se encuentran al borde de la indigencia, viviendo de prestado y
trabajando ilegalmente para tratar de no perder su estatus migratorio, su
dinero y el tiempo invertido en una carrera.
“Me tocó trabajar lavando vasos en una disco,
pasar frío entregando flyers para que la gente entre a las discos, en
fin, trabajar duro para poder sobrevivir a esa primera negación”, dijo Andrea
Balzán, una joven venezolana de 26 años que cursaba hasta hace unos meses su
maestría en Dirección de Restaurantes y Hotelería aplicado al Turismo en la
Universidad de Alicante.
Hoy Andrea vive en Kendall, con su hermana
Astry, esperando poder retomar los estudios una vez tramitada su residencia. En
España, ella dice que la situación se volvió insostenible, y volver a Venezuela
no era un opción, ya que su madre recibió amenazas por los reclamos de sus
hijas al Cencoex.
“Desde el momento en el que se hizo pública
nuestra opinión, nuestro rostro, eso nos convertía en un blanco fijo,” dijo
Andrea.
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