Agosto 19 de
2015
La Unidad Andina del Bank of América
Merrill Lynch (BofA), ha publicado un informe fechado 17 de agosto de 2015,
donde analiza los posibles resultados electorales en las próximas elecciones
legislativas del 6 de diciembre en Venezuela, con base a lo que encuestadoras
reconocidas están obteniendo en sus estudios de opinión. En el estudio, firmado
por el economista Francisco Rodríguez, se afirma que “Estimamos que la
oposición tendría que ganar el voto popular por un margen de al menos 5,7
puntos porcentuales con el fin de capturar una mayoría simple en el
legislativo. Con un margen de 18,1 puntos porcentuales le permitiría
capturar la poderosa supermayoría de 2/3. Las encuestas actuales indican que su
ventaja está actualmente muy por encima de esos umbrales“
Traducción libre del inglés
Muchos observadores han argumentado que
los sesgos en el sistema electoral de Venezuela hacen que el escenario en el
que la oposición capta una gran mayoría de los escaños en las
próxima elecciones parlamentarias sea relativamente improbable. No estamos
de acuerdo. Nosotros argumentamos que si bien el sistema electoral de
Venezuela tiene algunas características integradas que tienden a trabajar a
favor del partido en el poder, el efecto de estas ventajas sería más
que compensado por una victoria de la oposición en el voto popular incluso
por un margen moderado por el gran sesgo mayoritario inherente al sistema
nominal.
Estimamos que la oposición tendría que
ganar el voto popular por un margen de al menos 5,7 puntos porcentuales
con el fin de capturar los 84 diputados necesarios para darle una mayoría
simple. Un margen de 18,1 puntos porcentuales le permitiría capturar los 2/3
de mayoría calificada necesaria para aprobar importantes cambios
constitucionales e institucionales.
Las encuestas actuales indican que su
ventaja es actualmente muy por encima de estos dos umbrales.
Construya su propio distrito
Hay dos formas en las que la composición
de los distritos electorales puede favorecer un determinado partido: el gerrymandering y
la mala distribución. El gerrymandering se refiere a
la manipulación de los límites de un distrito (circunscripción electoral)
con el fin de favorecer a una fuerza política determinada, mientras
que mala distribución se refiere a la representación excesiva de algunos
tipos particulares de votantes.
Contrariamente a la opinión popular, hay
poca evidencia de que los distritos de Venezuela han sido gerrymandered
(manipulados) eficazmente para favorecer al gobierno. El gerrymandering
funciona empaquetando los votos de tu oponente en algunos distritos y
propagando tus votos con el fin de capturar el mayor número posible de
distritos. En un sistema fuertemente Gerrymandered, el partido en el poder gana
sus distritos por una ventaja muy baja y la oposición gana un menor
número de distritos por una gran ventaja. En contraste, la ventaja de la
media PSUV en los distritos que ganó en 2010 fue 19,0 puntos porcentuales,
superior al 15.4 % de ventaja promedio de la oposición en sus distritos –
el patrón opuesto – de lo que uno esperaría con los distritos
Gerrymandered.
La mala distribución parece
generar un importante sesgo a favor del gobierno. Dado que cada entidad
federal tiene derecho a un mínimo de 3 representantes, los votantes en los
estados más escasamente poblados tienden a estar excesivamente
representados. Un representante de Delta Amacuro, por ejemplo, representa
17.800 electores; uno de Caracas representa 101.400 electores.
El chavismo tiende a ser dominante en
los estados con más baja densidad de población, que son también los más
pobres y rurales, esto constituye un importante sesgo a favor del partido en el
poder.
Como se aprecia en el gráfico 1 (chart
1), la proporción de representantes por votante es una función creciente
de la ventaja electoral del chavismo en ese distrito. Vale la pena señalar que
la mala distribución está lejos de ser rara y es, de hecho, una
característica común de muchos sistemas electorales. Un senador del estado
California en EEUU, por ejemplo, representa 56 veces más votantes que
un senador de Rhode Island.
La combinación de estos efectos da al
chavismo una ventaja importante en las elecciones estrechas. En 2010, el
gobernante PSUV ganó el voto popular por 1,6 puntos porcentuales (48,2%
-46,6%), pero capturó 98 de 165 asientos (59,4%), en contraste a la
oposición que obtuvo 65 asientos (39,4%).
El fin del poder
Sin embargo, aumentos del porcentaje del
voto de la oposición pueden erosionar esta ventaja muy rápidamente debido
al sesgo mayoritario inherente a los sistemas de votación nominal. El gráfico 2
muestra cómo la obtención de la oposición de asientos aumenta a medida que
su participación en el voto popular se eleva, mediante la asignación de escaños
de 2015 . Si el voto popular está empatado, el gobierno capta 100
de los 167 diputados (59,9%). Sin embargo, si la oposición logra ganar el
voto popular en al menos 5,7 puntos porcentuales, captura los 84 diputados
necesarios para darle una mayoría simple. Un margen de 11,8 puntos en la
victoria la llevaría a capturar el 3/5 de mayoría necesaria para derogar
las facultades para gobernar por decreto otorgadas a Maduro por
la Asamblea saliente. Por último, si la oposición logra ganar el voto
popular por 18.1 puntos porcentuales o más, sería capaz de captar la
importante mayoría de 2/3 asientos necesarios para designar a los nuevos
jefes de los poderes judiciales y electorales, iniciar una reforma
constitucional y aprobar leyes orgánicas.
La súpermayoría al alcance
Sólo cuatro empresas han hecho públicos
sus resultados de las encuestas de voto popular para las elecciones
parlamentarias (Tabla 1). Todas dan una ventaja a la oposición de dos dígitos;
La ventaja promedio en todas las encuestas es 28,3 puntos porcentuales,
más que suficiente a superar el umbral de 18,1 puntos necesarios para
reunir la mayoría calificada de 2/3, de acuerdo a nuestras estimaciones.
La Tabla 1 también muestra el efecto de
la simulación de la distribución de los asientos que emerge de los resultados
electorales predicho por cada una de esas encuestas. Dado que muchas de las
encuestas indican que un gran contingente de electores son indecisos o
dispuestos a votar por candidatos independientes, presentan simulaciones
con y sin el conjunto de candidatos de una tercera opción.
Encontramos que en los cuatro
escenarios, la oposición cómodamente podría capturar una mayoría de dos
tercios de la Asamblea, con independencia de que un tercero se presente o
no, aunque la presencia de una tercera opción tiende a quitar los asientos
a la oposición.
Cualquier inferencia de los resultados a
nivel de distrito con datos a nivel nacional debe basarse en un conjunto
de supuestos del modelo. Nuestra hipótesis es que el cambio de los votos
de cada partido, en cualquier distrito dado desde las últimas elecciones
parlamentarias en 2010 será una función creciente del cambio en la intención de
voto a nivel nacional para ese partido. También hacemos más difícil que un
partido aumente sus votos a un tamaño mayor tamaño del que se encontraba en ese
distrito al inicio. Por el contrario, otros ejercicios de simulación tratan un
conjunto de pre-especificado de los distritos como distritos “seguros”
para el gobierno o la oposición. En nuestro análisis, muchos de éstos distritos
están lejos de ser seguros. Por ejemplo, en la simulación de Datanálisis con
tres partes, obtuvimos que la oposición podría ganar la mayoría de los
distritos que el PSUV ganó con más de 20 puntos en 2010.
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