Por Valeria Perasso (BBC)
Seguramente hubo trabajo de
sobra para los relojeros de Corea del Norte en estos días.
El país asiático ha decidido
atrasar su hora oficial en 30 minutos desde este sábado, después de que el
gobierno anunció con pompa la creación de un huso horario exclusivo.
La "hora de Pyongyang",
se llama.
Establecer una hora que
nadie más comparta es un gesto simbólico de ruptura con el pasado de ocupación
japonesa: Corea del Norte se había visto obligado a ajustar el reloj para
alinearse con Tokio, a comienzos de la década de 1920.
La fecha elegida para la
transición es por demás elocuente: el día en que se celebran los 70 años de la
expulsión de la península coreana de las tropas de Japón, tras la Segunda
Guerra Mundial.
Y es visto por muchos como
una manera de apuntalar la popularidad del "líder supremo", Kim
Jong-un.
"Los malvados
imperialistas japoneses cometieron crímenes imperdonables tales como privar a
Corea de su hora estándar", señaló un comunicado del máximo órgano
legislativo del país, distribuido para anunciar la modificación horaria por la
agencia estatal KCNA.
Corea del Norte se ha
convertido así en el último país en sumarse a una lista de "disidentes
horarios" de larga data. Países que han decidido ignorar lo que dicta la
convención internacional y la geografía.
El cambio de hora puede ser
parte de una compleja estrategia política, pero afecta aspectos de la vida
cotidiana del ciudadano común.
"No es posible trazar
una línea recta de norte a sur sobre un mapa y pretender que los países la
acaten como si nada. Los países tienen autonomía para decidir los límites de
sus zonas horarias y esto, sin duda, es un asunto que con frecuencia se vuelve
político", le dijo a BBC Mundo Rory McEvoy, curador de Relojería del Real
Observatorio de Greenwich.
Un sistema ¿a medida de
todos?
Pero retrocedamos un momento
en el tiempo.
Hasta el siglo XIX, no
existía un modo unificado de establecer la hora. Cada ciudad determinaba la
suya usando como guía el sol: el punto más alto marcaba el mediodía, sin más.
DATOS CURIOSOS DE LOS HUSOS
HORARIOS
45 min Nepal y las
Islas Chatham (parte de Nueva Zelanda) son los dos únicos lugares del mundo que
tienen husos horarios corridos por tres cuartos de hora respecto de GMT
GMT+8 es la diferencia
de China con GMT, un huso unificado desde 1949
GMT+13 En 2011, Samoa
cruzó la Línea Internacional de Cambio de Fecha para estar del mismo lado que
sus vecinos Australia y Nueva Zelanda... y perdió un día completo del
calendario en el cambio
Los polos Norte y Sur, donde
todas las líneas de longitud convergen, no tienen oficialmente husos horarios
Lunar Una organización
sueca inventó el Tiempo Estándar Lunar para “futuras colonias de la Luna”
Pero eso significaba que
ciudades cercanas con frecuencia tenían horarios diferentes. Unos 300
kilómetros de distancia bastaban para obligar a correr las agujas unos minutos,
lo que resultaba una verdadera pesadilla para coordinar transacciones y viajes.
La expansión de la red
ferroviaria y la revolución industrial dejaron en evidencia la necesidad de
crear un sistema horario estandarizado y global.
Fue en la Conferencia
Internacional del Meridiano de 1884 que se decidió la división del mundo
en 24 husos horarios, uno por cada hora del día: franjas de norte a sur, cada
una de 15 grados de longitud para cubrir en conjunto los 360 grados de la
longitud terrestre.
Muchos vieron la creación de
la “hora de Pyongyang” como una movida política del líder supremo norcoreano,
Kim Jong-un.
Cada huso representa una
hora, de tal modo que al moverse una franja hacia el oeste habrá que adelantar
el reloj 60 minutos o retrasarlo cuando se viaja en dirección al oriente.
El sistema fue conocido como
Tiempo Medio de Greenwich (GMT, en inglés), luego rebautizado Tiempo Universal
Coordinado (UTC, en ingles).
Y con él, llegó la política
a los relojes.
A cada cual su hora
La política es ciertamente
una de las fuerzas detrás de la partición del mundo en muchas más zonas
horarias que las 24 originalmente creadas: actualmente hay unas 40 en uso.
El mundo quedó dividido en
24 husos idénticos, pero en la práctica el asunto se volvió más complejo. Hoy
hay unas 40 zonas horarias en uso.
Y muchos países se niegan a
alinear sus relojes según el mandato del meridiano. Después de todo, la
adhesión al sistema GMT ha sido voluntaria desde el inicio.
Afganistán o Irán, por caso,
bien pueden esgrimir razones de posición geográfica para estar fuera de
sintonía: ambos países tienen una parte de su territorio en una zona horaria y
el resto, en la de al lado.
Para resolver el dilema,
optaron por partir la diferencia y poner los relojes 30 minutos fuera de la
marca GMT.
Otros, en tanto, han
utilizado sutil o explícitamente sus políticas horarias como herramientas de
gestión o incluso de propaganda.
El tiempo que marca el reloj
revela dónde está ubicado el poder.
El caso de China, por
ejemplo: con un territorio vasto que cubre 5.000 kilómetros y cinco husos
horarios, el gobierno decidió sin embargo que unificaría el país bajo una misma
hora, la de Pekín.
No importa si hay que
atrasar o adelantar: cambiar el reloj siempre es problemático y confuso,
especialmente para los negocios.
La llamada Hora Estándar de
China (CST, en la convención universal) fue establecida en 1949 para azuzar el
sentimiento de unidad nacional durante las primeras épocas del Partido
Comunista en el poder.
Esto significa que las
ciudades en el oeste de China tienen mañanas sin luz solar y atardeceres
tardíos desde hace más de 60 años.
Salvo por un pequeño foco de
resistencia: la región de Xinjiang, donde vive la minoría musulmana uigur,
estableció su propio horario no oficial, con dos horas de diferencia de Pekín,
para mandar un mensaje claro al todopoderoso gobierno central.
Al que madruga…
También India está unificada
bajo una misma zona horaria, que fue establecida tras la independencia.
Durante los años bajo el
dominio británico, entre 1858 y 1947, el país había sido partido en dos husos,
con lo cual el gesto de reunificarlo se volvió una manera visible de cortar
lazos con el pasado colonial.
En la práctica, significa
que un habitante del extremo este del país ve amanecer 90 minutos antes que su
par del oeste… pero ambos tienen en sus relojes la misma hora oficial.
Hugo Chávez le pone rostro a
un reloj a la venta en las calles de Caracas: el expresidente decidió un cambio
horario en su país en 2007.
Aunque muchos encuentran
artilugios para saltearse la convención. En el estado oriental de Assam, por
ejemplo, se usa la llamada "hora del jardín de té", 60 minutos por
delante de Nueva Delhi, con el objetivo de aumentar las horas de luz natural en
las plantaciones de té, que son clave para la economía del país.
Más recientemente, Venezuela
cambió su horario por razones parecidas, después de 45 años de relojes
inalterados.
El entonces presidente, Hugo
Chávez, decidió en 2007 una abrupta vuelta de reloj –o media vuelta, más bien,
ya las manecillas se atrasaron 30 minutos para dejar al país 4,5 horas detrás
del meridiano de Greenwich– como una vía para mejorar la productividad del país
con más horas de luz en la mañana.
Según el mandatario, la
nueva hora oficial traería una más justa "distribución de
amaneceres".
"Al menos le estamos
dando media hora más de sueño a todo el mundo para que comience sus actividades
con la mayor cantidad de luz posible", explicó el entonces director del
Ministerio de Ciencia y Tecnología, Omar Marcano.
Los críticos, sin embargo,
interpretaron la medida como un capricho propio del nacionalismo chavista, que
ya se había encargado de modificar bandera, Constitución y hasta el nombre del
país.
También como una rebelión
contra las normas –el GMT, en este caso– establecidas por países
"imperialistas", contra los que el fallecido mandatario se mantenía
en pie de guerra.
Adelante y atrás
Rusia es tal vez el ejemplo
proverbial de cómo el juego político se traduce en el reloj.
El país ha aumentado y reducido
el número de franjas horarias en su territorio un sinfín de veces.
Un grafiti con la cara de
Putin en el centro de Simferopol, en Crimea. La península fue obligada a
ajustar el reloj en 2014 para alinearse con la hora de Moscú
Actualmente está dividido en
11, más que ningún otro país del mundo y bastante cerca de las 12 que debería
tener si se siguiera al pie de la letra el modelo GMT.
Pero esta subdivisión es
relativamente reciente: entró en vigor en marzo de 2010, cuando el entonces
presidente, Dimitry Medvedev, eliminó dos husos completos para simplificar su
administración y dejar como legado "una Rusia más eficiente".
Un año después, también
abolió el cambio de hora estacional, que se usaba para marca el paso de verano
a invierno desde la era soviética: quería establecer, según dijo, un horario de
"verano permanente".
La medida indignó a muchos
de sus compatriotas, sobre todo en las regiones que permanecían sin luz solar
hasta bien entrada la mañana.
Tan pronto Vladimir Putin lo
sucedió en el poder, se encargó de dar marcha atrás con ambas medidas.
Pero eso no es todo: en
2014, el Kremlin anexó la región de Crimea y la obligó a cambiar su reloj para
alinearse con Moscú, pese a que ello no tiene sustento en la geografía ni en la
lógica del GMT.
Lo mismo ocurre con muchos
otros cambios de reloj: son decisiones que tienen poco que ver con la rotación
terrestre, el horario solar y las coordenadas reales, sino que derivan de las
"políticas del tiempo" de los gobiernos a cargo.
Como el dinero, el tiempo es
poder.
15-08-15
Tomado de:
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