Por Tamara Suju
Roa, 18/08/2015
En los diccionarios
conseguimos varias definiciones de perfidia. Deslealtad, traición, maldad y
también la definición usada en el contexto de una guerra que según Wikipedia,
la perfidia es “una forma de engaño en la que una parte se compromete a actuar
de buena fe (por ejemplo, izando una bandera de rendición) con la intención de
romper esa promesa una vez que el enemigo se haya expuesto ante ellos (por
ejemplo, esperando que salgan al descubierto con el fin de captar a las fuerzas
que se rinden)”.
Pérfida es la
palabra que define a la tiranía impuesta por Chávez hace 16 años atrás y cuyo
proyecto de poder engañó a millones de venezolanos que buscaban un cambio en la
conducción del país, pero no para la ruina y el fracaso, sino para el progreso
y el bienestar social para todos. Las últimas encuestas dicen que el 87, 2% de
la población está descontenta con el gobierno actual. Nunca el porcentaje había
sido tan alto en contra de quienes encabezan el desgobierno en nuestro país.
Pero, ¡cómo no han de estarlo! Al venezolano se le va el día a día en largas
colas para comprar lo poco que se consigue de alimentos, contando las lochas
para que le alcance y luego esquivar al hampa para llegar vivo a su casa antes
de que oscurezca!
La represión,
encarcelamiento y persecución de la disidencia y oposición venezolana ha sido
con premeditación y alevosía. Pero la manipulación de quienes creyeron en el
mentado “socialismo del siglo XXI ha sido pérfida. No sólo los tienen
identificados y saben dónde y cómo votan y los van a buscar cuando “se tardan
mucho en hacerlo”, sino que además los mantienen agarrados por el cuello,
obligándolos a ir a concentraciones y marchas en las que pasan listas,
amenazándolos con despidos si no se cuadran con ellos, sometiéndolos como
súbditos al control de lo que pueden ver y escuchar y además, pretendiendo que
adoren a alguien que ya murió pero que mientan “el eterno”.
Esto es lo peor que
la ha pasado a la sociedad venezolana. Y lo han logrado además, con la ayuda
pérfida de los poderes públicos. La justicia funcionando como aparato represor
de quien se opone e indulgente con los grandes males del país, como la
corrupción, los grupos civiles armados que todo el mundo conoce, los ladrones
que se robaron las divisas cuyos nombres reposan en el ministerio público, y el
tráfico de influencias que circula como diablos danzantes para que el
narcotráfico y el lavado de dinero pasen calladitos, aunque esté cantado a
voces, internacionalmente.
Eso que mientan la
Asamblea Nacional ¡ni hablar! Totalmente controlada por la tiranía, que
desconociendo la Constitución, eligió las nuevas cabezas de los poderes
públicos en diciembre dando un golpe institucional, que también paso por debajo
de la mesa, ante tanta calamidad existente en nuestro país. Todavía no hay ni
un sólo investigado por las lesiones graves causadas a la diputada María Corina
Machado ni a Julio Borges. Y mientras Venezuela se cae a pedazos, ellos discuten
dentro del Hemiciclo, si Obama estornudó o se cambió los calcetines, para
ponerle el nuevo nombre al nuevo “plan desestabilizador” que de Tucano pasó a
Buitre y a Golpe Suave y así sucesivamente.
No importa que los
niños con cáncer del Hospital JM de los Ríos no tengan tratamiento y estén
rogando por insumos para no perder la vida, o que los médicos de San Cristóbal
hagan una marcha porque no tienen medicinas ni material quirúrgico y los
pacientes se les están muriendo. Tampoco importa que personas con tratamiento
de diálisis, cardíaco o de diabetes por ejemplo, estén muriendo porque no
consiguen los tratamientos adecuados, ni que bebés mueran en hospitales por
aguas contaminadas. Lo que importa es tener un show semanal en el tapete
comunicacionalmente con el cual perseguir a la oposición y llenar las páginas
de sus diarios y portales, achacarle la culpa a los “imperios” -ahora EEUU
comparte causa con España y Colombia- y acallar con censura en los medios y
redes sociales, la realidad de que el venezolano no tenga la arepa en su mesa,
papel toilette en su baño y pañales para el bebe.
La perfidia es
ejercida desde el poder día a día. Los venezolanos tenemos que decidir si
crecemos en las dificultades y como ciudadanos todos, nos unimos para exigir
nuestros derechos y alzamos la voz contra la tiranía, o dejamos que la minoría
que está pegada a esa teta llamada Venezuela, chupando lo que queda de nación,
se termine de apoderar de nuestras vidas y nuestra idiosincracia. La lucha no
sólo es por la libertad y la democracia, sino del bien contra el mal.
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