Por Fernando
Facchin B., 01/08/2015
La ineficiencia
legislativa y contralora derivadas de la subordinación al Poder Ejecutivo y
puso al descubierto las debilidades de la precaria mayoría oficialista,
el parlamento requiere de urgencia ser reformado, repotenciado con el voto
masivo de las fuerzas democráticas que asuman las prioridades parlamentarias
que exige el país, basta del régimen del Decreto-Ley, lo cual se traduce en un
desprecio e ignorancia de la función parlamentaria, permitiendo que el país sea
regido por “ukases” y no por debatidas leyes; esta situación deriva en la
pérdida de la seguridad jurídico/legislativa y del estado de derecho,
convirtiéndonos en un “estado de desecho”, dejando la legislación en manos
ineficiente e incompetentes del jefe del régimen.
El parlamento está
plagado de corrupción, diputados que no se ocupan de sus obligaciones pero
reciben, sin razón, una paga mensual, amén de comisiones, “mordidas” y demás
coimas del SSXXI, propias de una dictadura de hecho con democracia de fachada
deteriorada y clara transgresión de la gestión constitucional de control
administrativo.
Para acabar de
perfilar el carácter de ese parlamento, el peor, más incompetente, corrupto e
inútil que hemos tenido, no puede olvidarse que puede considerarse como una
organización de malhechores más que una AN y, no se olvide, presidido por un
militar de origen oscuro, de mentir de modo continuo, contumaz y sistemático al
país.
Venezuela requiere
de un parlamento legislativamente eficaz y contralor, con clara visión de
evolución política para el desarrollo sostenible del país, mediante una determinante
seguridad jurídica.
“El mundo se divide
entre indignos e indignados, ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede
estar”. Eduardo Galeano
Publicado el
31/07/2015
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