Por Antonio María Delgado
El colapso del mercado
petrolero está empujando al régimen de Nicolás Maduro cada vez más cerca de una
moratoria del pago de la deuda externa, que comienza a lucir como inevitable
ahora que el precio del barril está cerca de los $20, dijeron analistas.
Y la sostenida caída de los
precios del petróleo amenaza con agudizar aún más los ya asfixiantes problemas
de la población, que tiene grandes dificultades para encontrar alimentos y
medicinas en las tiendas.
Los precios de la cesta
venezolana de petróleo, compuesta principalmente por crudos pesados menos
apetecibles, promedió $21.65 por barril la semana pasada, nivel inferior a los
$45 que según algunos analistas requiere el régimen de Maduro para poder
cumplir con las obligaciones externas del país en este año, manteniendo los
actuales niveles de desabastecimiento.
En caso de que el precio
siga por debajo de los $30, la posibilidad de que el régimen incumpla con el
servicio de la deuda de $70,000 millones —entre los bonos de la República y los
de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA)— sería inevitable, advierten
expertos.
Para Russell Dallen, socio
gerente de Latinvest Group Holdings, la medida es inevitable.
“Ya la interrogante es, ‘¿en
qué momento Venezuela va a declarar una moratoria este año?’, ya no es si irá a
hacerlo”, dijo Dallen.
Según los cálculos de
Dallen, un precio promedio de $25 por barril multiplicado por un volumen de
exportación de dos millones de barriles diarios —volumen que probablemente es
muy superior al que realmente exporta Venezuela— le daría un ingreso bruto de
$18,000 millones anuales.
A ese total, sin embargo,
habría que restarle un costo de producción estimado por el propio ministro de
Energía y Petróleo, Eulogio Del Pino, de $13 por barril, equivalentes a $9,490
millones para todo el año, dejando un saldo de solo $8,510 millones para
cancelar los más de $10,000 millones requeridos año para el servicio de la
deuda en el 2016.
A ese nivel de precio no
habría un solo centavo para financiar las importaciones del país, las cuales
sumaron más de $35,000 millones en el 2014, cuando ya los supermercados comenzaban
a sufrir considerables problemas de desabastecimiento.
Las ventas de crudo generan
cerca del 95 por ciento de los dólares que ingresan a Venezuela, y son
esenciales para mantener surtidos a los supermercados, tras el colapso en la
producción nacional provocado por una serie de políticas antiempresariales,
adoptadas por el chavismo durante los últimos 10 años.
Dallen dijo que para evitar
un default, Venezuela necesita un precio de crudo promedio de al menos $45
por barril. Otros expertos lo colocan por encima de los $50.
Bajas reservas
internacionales
Por el momento, el régimen
de Maduro parece dispuesto a hacer uso nuevamente de las reservas
internacionales para cubrir la brecha.
“Hay una misión que se
encuentra en Suiza negociando las reservas de oro”, dijo el columnista David
Morán, editor del website de noticias, La Patilla.
La información, obtenida
por La Patilla de fuentes internas del régimen, contemplaría una
operación swap de oro por dinero fresco que podría darle al país en
las próximas semanas una inyección de entre $1,000 millones y $4,000 millones,
dependiendo de la cantidad que el régimen decida liquidar.
Esa venta mermaría aún más
las ya bajas reservas internacionales del país, que cerraron en el 2015 en
$16,500 millones gracias al ingreso de fondos provenientes de China, pero la
operación es necesaria para reponer los agotados inventarios de alimentos del
país.
“Ellos van a pagar los
vencimientos de deuda previstos para finales de febrero. Se había producido una
decisión interna dentro del gabinete sobre si pagaban la deuda o si compraban
comida, pero ahora que vemos que hicieron lo del oro, eso significa que van a
pagar la deuda”, dijo desde Washington Antonio De La Cruz, director ejecutivo
de la firma Inter American Trends.
“Ya habían apartado la plata
para pagar los vencimientos de febrero”, que suman cerca de $2,000 millones. “Y
están cambiando oro para poder importar”, agregó.
Según los cálculos de De La
Cruz, el régimen necesitaría utilizar cerca de $4,000 millones de las reservas
por trimestre para evitar que la situación interna del país se le salga de las
manos si los precios del crudo no llegan a superar los $35 por barril.
Pero incluso los fondos de
la venta de oro podrían llegar algo tarde para paliar los problemas de
suministro.
Los venezolanos ya comienzan
a padecer situaciones de angustia y desesperación por la falta de alimentos. El
fin de semana, más de 10,000 personas cerraron una importante avenida de
Caracas en protesta por la escasez de alimentos, mientras que las trifulcas
entre las personas haciendo cola se han vuelto cotidianas pese a la vigilancia
de oficiales armados de la Guardia Nacional.
El lunes, un residente del
pueblo conocido como “El Cambur”, estado Carabobo, envió el siguiente mensaje a
una estación de radio a través de las redes sociales: “No hay comida, no hay
nada. Hay niños y ancianos. Ayuda por favor”.
Pero actualmente gran parte
de los puertos del país lucen vacíos, por la escasez de moneda dura, y los
pronósticos para el resto del primer trimestre del año lucen poco alentadores.
“Creo que estamos a entre
cuatro y seis semanas de una situación realmente extrema”, advirtió desde
Caracas el economista Orlando Ochoa, al hablar sobre los niveles actuales de
desabastecimiento y las proyecciones de que empeoren en un futuro inmediato.
Ochoa añadió que el país
requiere de fondos adicionales para superar la coyuntura, pero que antes que
nada requiere de un reordenamiento general de la economía para corregir los
grandes desequilibrios acumulados en la economía a lo largo de la Revolución
Bolivariana.
Y es que el colapso
económico de Venezuela en realidad no está siendo causado por la caída de los
precios del petróleo, comentó.
La crisis fue causada por
una serie de medidas aplicadas en el país a partir del 2005 y que incluyen la
pérdida de independencia del Banco Central y el uso de las reservas
internacionales para financiar el gasto público, la nacionalización del sector
de telecomunicaciones, acero, cementos y alimentos, el financiamiento de los
déficits del sector público con dinero inorgánico, la aplicación del control
cambiario y la del régimen de control de precios, detalló.
“Luego, en el 2013 y el
2014, Maduro no toma medidas que pudieron haber sido tomadas para corregir, y
los problemas causados por la inacción ahora son acentuados por la caída de los
precios del petróleo”, resaltó Ochoa.
“Maduro insiste en tratar el
problema macroeconómico como un problema de sociología marxista. No hay duda
que el sesgo político, el sesgo ideológico, la carga de tener el legado de
Chávez, lo está asfixiando a él y está asfixiando simultáneamente al país”,
manifestó.
26-01-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico