Por José Domingo Blanco, 22/01/2016
Les confieso que tenía ganas e intenciones de escribir en clave de
humor –negro, por supuesto- como dicen algunos que tengo. Quería mofarme de
algunos de los sainetes que suceden en nuestro país, esos que, en vez de
aparecer en diarios serios, hubieran quedados perfectos en los extintos El
Camaleón o El Gallo Pelón. Pero, recordé lo que me dijo una vez un colega:
“Mingo, por eso es que estamos jodidos y hemos llegado hasta donde hemos
llegado: porque todo nos lo tomamos a chiste”. Aunque algunos coincidirán
conmigo en que también, el humor, es lo que nos ha salvado.
Hoy, tengo que concederle razón a ese colega. Las noticias que
permanentemente nos bombardean y que, de alguna manera u otra, me hacen tragar
grueso cuando tengo que compartirlas con los oyentes de mi programa “Puntos de
Vista”, le borran la sonrisa a cualquiera. No es posible que Venezuela haya
llegado a niveles tan bajos y decadentes. Me cuesta entender –me duele
comprobar- que vivo en un país donde ya es normal que a una familia la
secuestren y unas niñitas, de apenas 3 y 7 años, sean testigos de la crueldad
con la que mueren sus padres. Y me quiero detener en este caso en particular
porque esta pareja de esposos fue asesinada con saña y sin piedad. Estamos en
presencia de unos malandros capaces de matar a sangre fría y grabar con sus
teléfonos, para colgar en las redes sociales, su fechoría. Cuando me hicieron
llegar la información completa sentí repulsión del vomitivo suceso porque,
además, las investigaciones arrojaron que a las muchachitas las dejan vivas
porque uno de los malandros alegó que no hablarían por el trauma que ellos les
ocasionaron. ¿Qué clase de sociedad es esta? ¿Este es el hombre nuevo del que
tanto habló Chávez? Las edades promedio de quienes integran estas patotas son
los niños de hace 17 años. Nacidos y crecidos en esta revolución. Ergo: ¡El
hombre nuevo del chavismo! ¿Acaso concebido a su imagen y semejanza? No sé, de pronto
me dio por recordar algo de lo que aparece en el Génesis de la Biblia. Estos
malandros que matan a diestro y siniestro nacieron en el chavismo o a lo sumo,
eran unos infantes cuando Chávez llegó al poder. Los integrantes de esas
megabandas, son aquellos muchachitos que crecieron oyendo a un presidente que
justificaba robar cuando se tenía hambre. Crecieron bajo el modelo chavista. El
hombre nuevo que quiso formar Chávez, no se parece para nada a lo que alguna
vez fuimos los venezolanos.
Otra noticia aberrante que, obligatoriamente tenemos que condenar, es
la vejación sufrida en Ramo Verde por Lilian Tintori delante de sus hijos
cuando fue a visitar a Leopoldo. ¿Qué clase de sádico, obedeciendo órdenes o
amparado por el cargo, obliga a una madre a desnudarse, para revisarle hasta la
toalla sanitaria? Esta humillante situación que vivieron Lilian Tintori, sus
hijos y su suegra es un ultraje avalado por el coronel que dirige el centro de
reclusión; pero que, en el fondo, no es sino otra demostración del odio,
ensañamiento y desprecio que sienten los trogloditas de este régimen por
quienes piensan o actúan distinto a ellos.
El doctor Ricardo Montiel –pediatra especialista en adolescentes-
comentaba este jueves en el segmento que tiene en nuestro programa Puntos de
Vista -a propósito de la machaca del gobierno en decir que la crisis que
vivimos es producto de la “Guerra Económica” y no del modelo que ellos insisten
en aplicar- que el Estado se está comportando como el adolescente que le
encanta someter a los demás. Se porta, según el Dr. Montiel, como el muchacho
que hace bulling y, al ser descubierto, pretende evadir sus
responsabilidades mintiendo. Con otro agravante: el Estado es el pater
familiade esa sociedad cuyos ciudadanos lo asumen como modelo a seguir. ¿Y
cuáles son los “atributos” que predominan en este pater familia? Basta con
dar un vistazo a los más recientes escándalos para saber que no estamos,
precisamente, ante unos niños de pecho, inocentes, honrados y castos. El que
menos puja, puja una novia teenager, implicada en el robo de unos cuantos
fajos de dólares y euros que se encontraban en el “modesto, pero lujoso” nidito
de amor playero, ese que compartía la pareja, bajo la buena pro de unos padres
felices y complacidos con el tremendo yerno generoso y poderoso que se
gastaban, sin importar las notorias diferencias de edades.
¿Cómo convences a los jóvenes de los estratos más desposeídos que
estudiando y trabajando honradamente se progresa y se obtiene una vida mejor,
cuando lo que abunda en nuestro país ahorita son los ejemplos de
enriquecimiento veloz gracias a la corrupción, el abuso de poder, el
narcotráfico, el sicariato o la petroprostitución? “¡A quién no le gusta el
poder!” recuerdo que me dijo una vez un conocido ex diputado. Y hoy, lamentablemente,
en Venezuela, el hampa y el gobierno, son los que mejor lo ostentan. Porque,
amparados por las armas o por los cargos o el billete, quienes hoy irrespetan,
vejan o matan, corren el riesgo de terminar pareciendo lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico